5 de mayo de 50. Cerdeña, Italia
La noche anterior me dijeron que murió y yo hice que todos se fueran para poder despedirme de mi hija.
Ella era lo único que me quedaba, ahora que mi esposo Ettore había muerto en guerra, yo dirigía esta familia y aunque mi madre me aconseje que busque mi próximo esposo, yo solo quería estar con mi única hija.
Mi pequeña Sofía descansaba ya muerta entre mis brazos en su cama. Yo no paraba de llorar en silencio por un futuro sin mi querida Sofía.
—Haría lo que fuera para que vivieras —digo acariciando su mejilla.
El sonido de la ventana que se abre de un golpe me sobresalta. En el balcón se alcanzaba a ver una figura, aquella sombra se mostró y vi que era una anciana con cabello blanco, y llena de arrugas.
— ¿En serio? ¿Y qué estarías dispuesta a hacer por revivir a tu niña? —Me dice acercándose a un lado de la cama, pero se detiene por mi cara de horror sin borrársele la sonrisa siniestra en el rostro—. Tienes suerte, quiero proponerte un trato.
La mujer vestía una capa que le tapaba la mayor parte del cabello y un poco del vestido negro que traía abajo.
— ¿De qué habla? ¿Quién es usted? —Pregunto con miedo.
Se amplía aún más su sonrisa maliciosa.
—Después de que completes todo te diré mi nombre y para quien trabajo —Me levanto, dirigiendo mi mirada a la suya.
— ¿Quién eres? —Repito la pregunta, un poco nerviosa.
—Me enviaron para ayudarte sé que tu hija murió —Mira a Sofía, pero yo le bloqueo la vista para que no pueda ver a mi hija—. Yo puedo devolverla a la vida, sólo que no es gratis —articula seriamente.
— ¿A qué se refiere? —Ahora mi tono de voz contiene unas disimuladas gotas de ilusión.
—Nosotros queremos hacer una... —busca la palabra— prueba. Yo salvo a tu hija —continúa diciendo—, ella vivirá una larga vida como humana a cambio de que tú vivas eternamente con unas simples condiciones.
Miré a Sofía y supe que haría lo que sea para que ella viviese.
— ¿Qué tengo que hacer? —Me volteo y veo que sus ojos ahora son rojos.
Saca sus manos que estaban escondidas bajo la capa que lleva y veo que hay una copa de oro con una daga, ubica la copa en una mesa y con la daga se corta la muñeca de su mano izquierda.
—Pero... ¿Qué haces? —Digo sorprendida de lo que acababa de hacer—. Se morirá desangrada —Le exclamo a la anciana.
Lleva su mano ensangrentada a la boca y para limpiarla pasa su lengua sobre la herida. Asqueada, cerré los ojos, cuando los abro ella está frente a mí y me entrega la copa.
—Si quieres salvar a tu hija bebe todo, absolutamente todo —veo que su muñeca está completamente curada, y ni siquiera tiene cicatriz. Sin meditarlo dos veces me bebo toda la sangre.
—Ya lo hice, ahora salva a mi hija —Una idea se me pasa por la mente y me llena de ira—, pero si solo es un truco te juro que te mataré —añado amenazadoramente.
La anciana se sienta junto a Sofía y le toca la frente recitando un canto que no entiendo. Sofía abre los ojos y yo la abrazo los más fuerte que puedo.
—Mi pequeña niña, pensé que te perdería —Me salen lágrimas de felicidad. Veo a aquella mujer y le digo—. Gracias.
— ¿Crees que era todo? ¿Qué iba a ser tan fácil? —Suelta una carcajada y veo como la anciana se transforma en una mujer joven y bella.
Ahora la que creí que era una bruja vieja y decrépita, se convierte en una chica con cabello rojo como su propia sangre, ojos color esmeralda y lo que antes eran arrugas ahora es una piel perfecta. Cuando se ha quitado la capa veo un vestido ajustado negro que muestra su espléndida figura. Ahora su rostro refleja una falsa inocencia, tan engañosa como ella misma, pero también podías notar su maldad en sus rasgos.
—Ahora tienes que pagar tu deuda Caterina —Me coge del brazo haciendo que me separe de mi hija—; es hora de pagarle.
— ¿De quien hablas? —Digo tratando de liberarme de su agarre fallando en el intento.
—Le perteneces al mismísimo Satanás —suelta una carcajada que me hiela hasta las entrañas— le vendiste tu alma al diablo, mi dulce angelito —dice finalmente con ese toque perverso en la voz.
Sus palabras me retumban en la cabeza y me hacen entender el error acabo de cometer.
— ¿Qué me harás ahora? —Pregunto temerosa, veo que coge la daga y se acerca a mí.
—Lo único que necesito. —Me clava la daga en mi vientre y caigo junto a la cama mientras mi hija grita— Matarte.
Siento como mi corazón palpita más fuerte con el pensamiento de lo que he hecho, aun siento el frió del arma atravesando mi piel, el dolor intolerable que se siente la sangre emanar de mí. Tarde me enteré que no era sólo sangre, también mi vida, lentamente hasta que ya no sentí nada.
Y todo se volvió oscuro ya no había retorno no podría devolver el tiempo aunque quisiera ahora es que sé que he cometido uno de los mayores pecados conocidos por el hombre y debo pagarlo.
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LA ORIGINAL °SIN EDITAR°
VampireSiempre te han contado la misma historia de que Dracula es el primer vampiro. Pues ella siempre se encargo de que todo el mundo creyera en eso. Su verdadera historia la marcara todo la eternidad. Una decisión que la condeno a vagar por el mundo com...