Yo lo seguí deseando saber que tramaba Lillith.
Me pareció un millón de pasillos los recorridos para llegar a las oscuras catacumbas y una eternidad llegar a la reja de ese viejo poso donde debería haber permanecido encerrada la condesa.
—¿Que hacemos aquí? —pregunté inquieta a la demonio.
—¿Quien dijo eso? —Ettore estaba sorprendido por algo que escucho.
—No escuché nada —dije después de un momento de espera para ver si se producía un sonido.
Sin decir una palabra mí esposo cayó de rodillas al suelo con la cara deformada por el dolor y con sangre saliendo por su boca. Alarmada ante tal imagen me incliné junto a él esperando que se me ocurriera alguna cosa para parar aquella tortura.
—¿Que le estás haciendo? —estaba asustada por él, desesperada por saber que le sucedía, aunque algo me decía que Lillith era la causante de eso.
—Él debería estar muerto, igual que el cuerpo que posee —respondió con su típica respuesta en código sin sentido alguno.
—Detén esto, le estás haciendo daño.
—Él también te lo hizo a ti, ¿Por qué debería detenerme justo ahora que puedes vengarte?
—¡Solo para! —grité con una determinación que era difícil de sacar ante la madre de los demonios—, Lillith déjalo —supliqué a aquellos traviesos ojos que me miraban con fascinación.
Esta se inclinó a mi lado y pasó su dedo por la sangre en el suelo. Con su índice manchado de un rojo intenso lo llevo al sitio en la pared donde ante reposaba la cerradura. Un escalofrió recorrió mi cuerpo entero en aviso que algo se aproximaba. Algo muy poderoso.
La antigua oscuridad que gobernaba el lugar fue sustituida por la luz del fuego. Las llamas azules nos rodearon, pero jamás nos tocaron, estaba en un estado tal de conmoción que no me había dado cuenta estaba rodeando con los brazos de modo protector a el que alguna vez fue mi esposo. Su voz fue lo que me saco de aquel estado.
—Caterina —la sorpresa estaba impregnada en todo de él.
—Su sangre es anormal para la naturaleza porque está poseyendo un cuerpo que no le pertenece. Es un ladrón de un cadáver —las llamas iluminaban el rostro de Lillith de un modo aterrador—, por lo que tiene un gran poder.
El sonido de lanzas contra escudos era ensordecedor, eran millones de ese sonido repitiéndose una y otra vez. Las azules llamas nos cubrieron sin causarnos daño alguno. Entre aquellos sonidos de guerra escuché murmullos sin escuchar algo coherente, posiblemente en un idioma desconocido para los hombres o demonios.
Un dolor en el pecho convoco un desgarrador grito de mi parte, la cabeza me martillaba por luchar contra aquel intruso que trata de leer mis pensamientos. Sentía que aquel ultraje a mis más privados pensamientos me estaba matando desde adentro.
Justo antes de que se detuviera los murmullos empezaron a tener sentido, en diferentes idiomas susurraban en forma desordenada cosas como "se condenó desde antes que naciera" " la hija de la infidelidad a nuestro creador" "su amor egoísta la hizo lo que es" "todos a su alrededor están condenado" "su creación merece ser exterminada para siempre. Iniciando su creadora"
Fui liberada por las voces para ser recibida por un olor a lavanda, mis ojos percibieron la intensa luz del sol que calentaba los amplios campos.
—¿Dónde estamos? —en ese momento sentí la presión de los brazos de Ettore. Ambos estábamos tan cerca del otro y fue incomodo darnos cuenta de ellos.
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LA ORIGINAL °SIN EDITAR°
VampireSiempre te han contado la misma historia de que Dracula es el primer vampiro. Pues ella siempre se encargo de que todo el mundo creyera en eso. Su verdadera historia la marcara todo la eternidad. Una decisión que la condeno a vagar por el mundo com...