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Tranquilidad.
Era el sentimiento perfecto para describir mi estado actual. Estaba tranquila. Era como estar flotando en mitad del inmenso océano y simplemente dejarse llevar por las suaves aguas. No sentí dolor, el sufrimiento ya no estaba, ya nada malo me podría pasar. No si estaba en los brazos de Sebastián.
—¿Ya te he dicho lo hermosa que te ves? —susurró cerca de mi oído provocándome un escalofrió.
—Creo que si, como un millón de veces —reí bajito por el cosquilleo de su boca en mi cuello.
—Entonces no son suficientes. Tú mereces que te lo diga cada mañana y cada noche por toda nuestra eternidad.
—Me gusta cómo suena aquello. Nuestra eternidad —pronuncié aquellas palabras con adoración.
—La eternidad es nuestras, ahora y siempre, mi bella Caterina —Sebastián me estrecho más en sus brazos—, tú nunca volverás a estar sola, a donde quiera que valla iré contigo, si peleas yo peleare a tu lado, y si por alguna extraña razón tu mueres antes que yo iré tras de ti. Lo juro Caterina.
Sus palabras llenaron mi alma de una inmensa felicidad. El beso que las siguieron fue magnifico, era como si sellara su pacto con aquel roce de labios pero cuando se separaron me di cuenta de algo.
—Mi vida está llena de riesgos, tengo enemigos por todas partes tan poderosos como yo. No deberías prometer eso —por mi mejilla rodo una lagrima que demostraba el dolor que surgía dentro de mí.
—No debería pero lo hice y no romperé mi juramento.
—Pues no lo acepto —me levanté de la cama y coloqué distancia entre ambos para evitar que su tacto me hiciera cambiar de opinión—, no quiero tu juramento.
—Tendrás que hacerlo —dijo mientras me seguía al balcón.
—Esto es un error. Jamás debí haberte conocido. Nunca debí involúcrate en mi vida. Pero sobre todo no debí enamorarme de ti —dije molesta.
—¿Por qué? —preguntó dolido ante mis palabras.
—Porque todos se enterarán de lo que siento por ti y vendrán —me acerque a él lo suficiente para hacer que nuestras respiraciones se chocaran—, y no dudes ni por un segundo que te escogeré por encima de todo. Tú eres mi debilidad Sebastián y te utilizarán en mi contra. El amarme es peligroso.
—Correré el riesgo —sus brazos rodean mi cintura y me aproxima a él.
—No permitiré que lo hagas. Sabes que hasta yo puedo morir, mi inmortalidad es solo una ilusión —intente sin ganas liberarme de su abrazo.
—Comprende que me niego a dejarte ir.
—Entonces comprenderás lo que me viste obligada a hacer —dije mirándolo a los ojos.
—No lo harás —intento alejarse pero ahora fui yo la que se lo impidió tomándolo a ambos extremos del rostro.
—Olvidarás esta noche —dije ahogándome en lágrimas—, y todas las anteriores que compartimos juntos.
Vi como los parpados de Sebastián empezaban a cerrarse cayendo en la inconciencia. Abrace su cuerpo y lo conduje a la cama.
No pude contener las lágrimas, el perderlo me rompía el corazón, pero sabía que no había otra opción si quería mantenerlo a salvo.
—Es trágico ver como dos amantes son separados, eso demuestras el mal que existe en el mundo —pronunció una voz desde las sombras.
—Vuelve al infierno Lilith —dije sin apartar mi mirada del amor de mi vida.
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LA ORIGINAL °SIN EDITAR°
VampireSiempre te han contado la misma historia de que Dracula es el primer vampiro. Pues ella siempre se encargo de que todo el mundo creyera en eso. Su verdadera historia la marcara todo la eternidad. Una decisión que la condeno a vagar por el mundo com...