El hotel es perfecto para una fiesta del siglo XVIII, su estilo barroco me trajo de nuevo a esa época de extravagancias francesas, la opera, las fiestas, en especial a mi mejor amiga, María Antonieta.
Es fácil llamar la atención teniendo a Julieta como acompañante, y llegar unos minutos tarde.
Veo entre la multitud al hombre de preciosos ojos verdes, camina entre las personas hasta hacer una pomposa reverencia ante mí.
—Mi reina. Su belleza me deslumbra cada vez más, no importa la época.
—Agradezco su cumplido, señor Black —inclino la cabeza a modo de agradecimiento—, debo decir que usted no está nada mal esta noche.
—¿Me concedería el honor de ser su acompañante esta noche? —tiende su mano hacia mí, no dudo en tomarla.
—El honor es todo mío —engancho mi brazo al suyo.
—Quiero presentarte a todo el mundo como mi hermosa pareja —agrega rápidamente provocando una risita disimulada de mi parte—, claro, si estás de acuerdo.
—Por supuesto.
Me conduce a través de la multitud en la cual se perdió Julieta, y estoy más que segura que coqueteando con algún chico. Llegamos a un grupo de personas que se ríen de algún chiste que contó Robert Black. Al notar mi presencia, puedo sentir su sorpresa al verme aquí, pero no más que la mía al ver a la abuela de Aarón, la cual se le borra la sonrisa de la cara cuando me ve.
—¿Qué haces aquí? —pregunta horrorizada con mi presencia
—Familia, ella es Caterina Zanetti, mi novia —me presenta Aarón.
—No puede ser cierto —dice su abuela con evidente desagrado.
—Pero lo es y espero más respeto —espeta el nieto.
—Un placer volverte a ver, Octavia.
—Créeme, el placer no es mutuo —expresa con molestia.
—¿Qué pasa aquí? ¿Por qué actúas así mamá? —pregunta la rubia que creo que es la madre de Aarón.
—Si ¿Qué sucede? ¿No se suponía que los de tu clase tienen mejores modales?
—¿Qué pretendes viniendo aquí? —desafía con su cabeza en alto, tratando de ocultar el miedo que siente.
—Soy una invitada, como todos aquí.
—No eres como nosotros, tu eres un monstruo —su acusación me causa más risa que otra cosa.
—¿Qué eres tú entonces? Todos estos años me hice es pregunta. Llegue a la respuesta que, la diferencia entre los de la hermandad Helena y vampiros, es que nosotros no ocultamos nuestros crímenes, no nos ocultamos debajo de una falsa máscara, somos lo que somos y por eso nos catalogan como monstruos.
—No compares un demonio como tú, con un humano que se ha dedicado a proteger.
—Puede que tenga colmillos, pero tú eres mil veces peor que un demonio. ¿O quieres que te recuerde lo que paso hace años?
—Ni se te ocurra —su seguridad se esfuma.
Yo tenía el privilegio de ser la única conocedora viva del mayor secreto de Octavia Harrington. El crimen contra su primer esposo para quedarse con su amante. Lo condujo a una trampa donde quedaría acorralado por un grupo numeroso de vampiros novatos sin control alguno sobre sus instintos y donde recibió una muerte horrible, provocando una guerra abierta entre la hermandad y mi raza que al final termino con la mitad de ellos exterminados. Ella me otorgó el motivo para iniciar mi verdadera venganza contra los suyos.
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LA ORIGINAL °SIN EDITAR°
VampirSiempre te han contado la misma historia de que Dracula es el primer vampiro. Pues ella siempre se encargo de que todo el mundo creyera en eso. Su verdadera historia la marcara todo la eternidad. Una decisión que la condeno a vagar por el mundo com...