TIC TAC, EL TIEMPO SE ACABO

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Después de asegurarnos que el fuego acabó con las pruebas de mi atroz crimen, Julieta me condujo al hogar de dos mujeres en las que confiaba lo suficiente para ocultar mí secreto.

Después de 2 golpes en la puerta, salió una chica de unos 20 años de edad, con cabello rubio recogido en una trenza, ojos marrones, piel blanca como leche y su rostro marcado con suaves pecas. Detrás de ella se encontraba lo que parecía ser su madre porque eran casi idénticas lo único que las diferenciaba es la edad.

—Mi señora —dice la mujer mayor con una inclinación de cabeza. Noto la sorpresa en el rostro de ambas.

—No te preocupes, Acerina —Julieta añade—, venimos por una razón de extrema urgencia.

—Para lo que usted ordene señora —dice Acerina— ¿Qué necesita de nosotras?

—Como sabes, todos creen que mi hermana está muerta —Yo me quito la capa que me prestó Julieta para que nadie me reconociera—, eso tiene que seguir así.

Ellas se sorprenden al verme, pero acceden a dejarme quedar en su casa y que una de las pequeñas; Carmela, sea mi doncella personal mientras este en esta casa.

Me llevaron a un cuarto donde era grande, pero todo era muy de campesina: la cama, un tocador, un espejo grande y nada más, no es que me de asco, solo que no estoy acostumbrada. Me es difícil aceptar que mi antigua vida halla desaparecido.

Me paro frente al espejo y veo a una nueva persona, aún tengo en el exterior mi belleza: cabello oscuro, ojos oscuros y expresivos, labios rojos, nariz respingada, un rostro en forma de corazón, la elegancia que me caracterizó durante mi vida. Me fijo en el vestido que llevo desde ayer y veo unas curvas destacar bajo la fina tela.

Ya había pasado toda una semana desde que me había alimentado por que no quería hacerle daño a nadie. Mi hermana había traído unas cosas para que me sintiera cómoda como: ropa de cama, algo de comida, mis objetos personales, algunos vestidos y 2 capas por si decidía salir. Porque esa era única condición, no podía permitir que me reconociera, debía cubrirme si deseaba salir de mi encierro y a la vez mantener el hecho que estoy con vida en secreto. 

Julieta estaba guardando unas cosas en el tocador hasta que en un movimiento brusco el espejo cayó, haciendo que se cortara en la palma de la mano. Yo percibí el olor de la sangre y en ese momento se me hace agua la boca.

Siento como el olor de la sangre que cubría la palma de su mano me atraía hacia ella. No resistí mas así que me lancé contra mi propia hermana, le mordí el cuello y succioné toda la sangre que pude. Sentía que la sangre se volvía cada vez más casta y sus latidos más débiles y supe que debía detenerme, me vino a la cabeza cuando ayude a la niña de la que me alimente por primera vez, Lo único que tenía que hacer es evitar que Julieta muera y esperar que mi sangre se vaya de su organismo, así podre evita que se convierta en lo que soy ahora.

Terminé de darle mi sangre, quite la muñeca y entonces vi lo que más temor me daba. Ver odio y repulsión en los ojos de la persona con la que había crecido.

— ¿Cómo me pudiste hacerme eso a mí? —Se apartó bruscamente de mí.

—Lo siento, no me pude controlar. Te cortaste y no me había alimentado en una semana, el hambre fue más un instinto. El deseo me dómino por completo, no pensé en nada más que en tu sangre —Traté de acercarme a ella, pero se alejaba más.

—Fué un error ayudarte, pronto asesinarás —salió corriendo y yo con la rapidez sobrenatural la alcancé antes de que saliera de la habitación.

—Sé que soy un monstruo y no lo puedo controlar cuando tengo hambre —Le cogí las manos—. Pero eres mi hermana y te quiero, lo juro.

Veo en sus ojos indecisión pero se acerca a mí para abrazarme.

—Te quiero, Julieta —Le beso el cabello.

—Y yo a ti —Me mira los ojos—. Siempre estaré contigo...

—Hasta el final —Termino la frase—, quédate esta noche. Quiero asegurarme de que estarás bien.

—Pero ¿qué le diré a mama? —Frunce el ceño—. Mañana iniciarán la búsqueda de tu cuerpo.

—Qué tal si le damos a la chica del bosque, la que asesino Lilith —recordé que dejamos las cenizas cerca del rio.

—Si es buena idea y podría encontrarla yo para explicar la ausencia de por qué no me quede en casa —Me asombro del cerebrito de mi hermana

"Madre, he estado buscando el cuerpo de mi hermana todos estos días y anoche vagando por el bosque, encontré su cuerpo incinerado"

—Das miedo —Con una sonrisa irónica le digo a Julieta.

—Mira quien lo dice, la que casi me mata —Ella dice, pero se arruina el momento porque sabe que eso me dolió—, lo siento.

—No importa es la verdad —Cierro los ojos con fuerza—. Pero ahora es tarde así que a dormir —añado.

Estaba cubierta de sangre en medio del bosque y al alzar la vista veo a Lilith que me levanta la barbilla obligándome a verla a los ojos.

—Tu tiempo se acabó, si no creas más como tú, yo lo haré —Se le dibuja una sonrisa perversa.

Me despierto sobresaltada con un sudor frio que me recorre el cuerpo, busco a Julieta y no la veo en la cama. En vez de estar dormida está atrapada por Lilith que le tapa la boca.

—Tic tac, se acabó tu tiempo —dice y le rompe el cuello a Julieta. 

LA ORIGINAL °SIN EDITAR°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora