Ya había transcurrido dos días desde que Erzsébet apareció y también desde que Sebastián cayó en una especie de coma. Saint Germain dice que la daga que lo apuñalo, está diseñada de tal manera para adsorber la magia del cuerpo hasta dejarlo completamente seco. Es mucho más accesible que una estaca y más acertada, ya que no necesita atravesar el corazón para traer consecuencias. Si no fuera porque intervine rápido, el estaría muerto.
—¿Ahora eres su enfermera personal? Cuando esté a punto de morir, te pediré que utilices un disfraz de enfermera sexy. Tienes que estar en el papel, así moriré feliz —no faltaba el comentario de parte de Dominic a la hora de visitar a su hermano, sé que está preocupado por Sebastián pero no quería admitirlo, así que pone como excusa que es para verme a mí.
—Podrías por favor pasarme del refrigerador una bolsa de sangre —omito su aporte anterior, tratando de cambiar de tema.
Hace lo que le sigo sin cuestionar, trayendo consigo un AB-, de la colección especial de los hermanos oscuros. Cambio la bolsa de sangre vacía por la nueva, conectándole a una intravenosa, como si fuera suero.
—No presenta cambios ¿Verdad? —podía sentir su temor a pesar de ocultarlo en su tradicional cara de póker.
Sebastián yacía en su cama, se veía tan calmado que incluso pareciera como si tonara una siesta. Se encontraba postrado en la ornamental cama expuesto de la cintura para arriba, dejando expuesta una herida bajo la costilla derecha.
—Germain dice que podría despertar en cualquier momento. Intente una cosa esta mañana. Sé que es loco pero tenía que probarlo —mordí mi muñeca y deje que cayera en su boca un poco del liquido rojo intenso.
—¿Que se supone que es tan alentador para justificar tu emoción?
—Bebe de mi sangre. Y escucha sus latido —espere unos minutos para que siguiera mis instrucciones—, sus latido mejoran cuando bebe de mí. Como si se recuperan. Toma la magia de mi sangre para restaurar la que le arrebataron a él.
—Fascinante. ¿Además de enfermera? Tus dones son infinitos Caterina — oculta en su sarcasmo su verdadero alivio ante la recuperación de su hermano—, bueno, te dejo mi preciosa señora.
Abandona la habitación dejándome otra vez sola con Sebastián. Desde aquella noche lo había cuidado, no me había separado de él ni un solo momento. Tenía miedo que se le diera a Báthory por aparecer y terminara su propósito. Jamás me lo perdonaría si algo le pasara.
Tomo una bolsa de sangre O- y lleno mi copa para vino con ese liquido vital. Me acomodo en un sillón junto a la cama y empiezo a revisar los pendientes importantes en mi teléfono.
Tenía tanto que atender que me estaba volviendo loca, tenia incluso llamadas perdidas de Aarón.
Hecho hacia atrás la cabeza, permitiéndome un respiro, relajarme un poco de tanto estrés.
—Espero ser yo el causante de esos suspiros tuyos —escucho la hermosa y ronca voz de Sebastián.
—Dios —exclamo emocionada. Despejo mis manos dejando mi teléfono y la copa en la mesa de noche y prácticamente me lanzo a abrazarlo—, creí que te había perdido —las lagrimas atascaban las palabras en mi garganta.
—No lo harás jamás, mi Caterina —contesta envolviéndome en sus brazos.
—Es mi culpa. No debí involucrarte con Báthory desde un principio. Casi te mata y todo gracias mi. No es justo.
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LA ORIGINAL °SIN EDITAR°
VampireSiempre te han contado la misma historia de que Dracula es el primer vampiro. Pues ella siempre se encargo de que todo el mundo creyera en eso. Su verdadera historia la marcara todo la eternidad. Una decisión que la condeno a vagar por el mundo com...