HOLA CATHERINA

3.2K 225 11
                                    

Estoy en la habitación de Julieta. Ella duerme profundamente, me acerco.

—Julieta, despierta —Le muevo el hombro.

—Sabes lo difícil que es dormir cuando tu oído escucha absolutamente todo y lo peor es que no tengo sueño, no estoy cansada, aunque quiera dormir —Se levanta frustrada.

—Sí, si se dé que estás hablando por que yo soy como tú. Por eso necesito que te levantes y recojas tus cosas. Nos vamos hoy mismo.

— ¿Que quieres decir con que nos vamos? —Ella se levanta de un salto.

—Mate a nuestra madre en un ataque de rabia —Su horror se hace visible, pero jure que siempre le diría la verdad, a pesar de ser horrible—. No quiero que te pase a ti.

— ¿Por qué lo has hecho Caterina? —grita.

—Así como tu mataste a Acerina. Sólo que lo mío fue rabia, quería hacerle daño a Sofía.

Ella se queda mirándome. Sabia que aceptaría, ella fue la ultima hija antes que mi padre muriese por la misma enfermedad que le costo la vida a mi hija, ella fue la que le toco soportar el dolor de mi madre, sus desprecios, su temperamentos y la constantes acusaciones sobre que era culpa de ella que nuestro hermano murió. era yo la que consolaba a Julieta después de alguna humillación de parte de nuestra madre.

—Está bien, me iré contigo —responde. 

—Siempre juntas.

—Hasta el final, hermana —Me da un fuerte abrazo.

Me separo de ella para mirarla a los ojos.

—Bueno lo primero que hay que hacer es llevar lo esencial: ropa, dinero y algunas de las joyas guardadas en la bodega.

—Está bien, pero ¿qué pasara con Isaac? —Ella es una niña todavía, no entiende que ese chico sólo es un adolecente que le susurra cosas lindas, pronto lo superara.

—Nada, solo despídete con una nota donde diga que te vas —Ella baja la cabeza, pero yo se la levantó devuelvo—. Sé que es duro y lo siento por meterte en esto, pero no lo podemos cambiar. Pero si te quedas alguien se enterará y será muy peligroso.

—Tendremos que estar huyendo, ¿no es así? Ya sabes, eso que me contaste de que nunca envejecemos.

—Es cierto, pero trata de verle el lado positivo, ¿cuántos pueden ser inmortales? —Trato de subirle el ánimo, pero lo digo más para mí.

—Bueno, hay que emprender ahora si queremos irnos antes de que amanezca —dice Julieta.

------------------------o-----------------------------

18 de marzo de 1069. Roma, Italia.

—No entiendo que hacemos aquí, si tenemos que estar escondidas de Marcius —Se queja Julieta al entrar al palacio—. No en el palacio de su hermano y donde vive.

—Hoy habra una reunión del gobierno aquí y se discutirá sobre Cerdeña.

—No me digas, Marcius quieres destruirla para que tú te presentes ante él.

—hace años que no se presenta en público, desde hace 40 años que nadie lo ve.

—Le dio depresión —Ignoro ese estúpido comentario y me dirijo a al cuarto de Marcuis.

Abro la puerta doble y me sorprende ver que no hay nadie, me adentro más en la habitación.

—Hola Caterina —Le parte el cuello a Julieta— . Así podremos hablar más tranquilos.

Este no es Marcuis. El debería ser un anciano no un chico de menos de 30 años.

— ¿Cuántos años tienes? —Disimulo el horror que siento.

—Los mismo que tú, ¿recuerdas? Tenemos la misma edad: 53 años —se acerca a mí, mientras habla.

—Quiero decir, ¿cuántos años tenías cuando te convirtieron? —Me alejo de él con cada paso que da hacia mí.

—28 años —Lo dice con orgullo—. Busque por todas partes un vampiro que para convertirme y... Al fin lo encontré.

Algo en él cambio. Su sangre que antes era pura no tiene el mismo olor de antes, sus ojos son amarillos y sus caninos crecieron.

—Después de que me dejaste tuve que buscar por mi cuenta alguien que me transformara para ser inmortal y estar contigo —Exiende sus brazos.

—Jamás estaré contigo. Primero me arranco los ojos con mis propias manos —Levanto mis manos—; antes que pasar una eternidad unida a ti —Me dirijo hacia Julieta.

—Ni siquiera... por tu propia hija —Esas seis palabras me dejan en shock.

— ¿Qué le has hecho? —Mis colmillos se anchan y mis ojos toman una tonalidad roja.

—Tu pueblo que antes era libre gracias mi, ahora ya no lo es y como tributo esta la hermosa Sofía  —Sus labios se curvan en una sonrisa—. Creo que deberías apurarte porque en menos de una hora será desfilada con cadenas de oro por toda la cuidad detrás del carruaje de Claudio y junto a él estaré yo.

—Te matare si le haces algo a mi hija —Lo tomó del cuello.

—Claudio y yo hicimos un trato cuando él muera yo seré el nuevo emperador y seré eterno —Me quiebra la muñeca para quitar mi agarre de su garganta—. Tú, por supuesto, puedes unirte a mi —Me rodea la cintura aprisionándome contra él.

—Quiero que te vayas del país, te olvides de mi y de mi hija —Lo miro a los ojos para poder hipnotizarlo. El suelta una gran carcajada.

—Tengo un medallón hecho por una bruja que me protege de los malos espíritus y con eso me refiero a ti —Saca de colgante circular con laberintos que llevan hasta una gema violeta —. A excepción de mí, claro.

Siento como Julieta se despierta y le envió un mensaje mental. Al instante Marcuis se retuerce de dolor, llevando sus manos a la cabeza dándome oportunidad de alejarme de él.

—Se me olvido decirte que algunos vampiros tienen poderes especiales y que solamente yo los puedo otorgar. Mi hermana tiene el poder de la mente: Puede leer tus pensamientos, transmitir los de ella o hacer que los vasos de tu cerebro se revienten uno a uno. Algo que sería letal para un humano, pero tú no eres un humano —Llego al lado de Julieta y continuo—. Y yo tengo el poder de controlar los elementos de la naturaleza.

Tiro de su cabello para hacer que su cabeza se eleve dejando a la vista su cuello, luego arranco el colgante y lo elevo. Intento destruirlo pero es imposible tratando de hacerlo añicos con la mano.

—Magia negra —comenta Julieta.

Tomo un pedazo de tela y envuelvo el colgante ahí. Asiento hacia Julieta y Marcuis deja de gritar.

— ¿Dónde está tu hermano? —Tengo un plan y tendré ayuda de alguien con verdadero poder.

— ¿Crees que te lo diré? —Saca toda la rabia que siente. Eso le hace ganar otro dolor de cabeza dado por mi hermana.

—Lo repetiré de nuevo, ¿dónde está el gran emperador? —Me acerco y me inclino para quedar a la misma altura.

—En su habitación organizándose para la ceremonia —No es capaz de mirarme a los ojos. Le tomo la barbilla y levanto su rostro para mirarlo.

—Te iras de país, no dejaras que nadie descubra lo que eres. ¿Entendido? —Asiente la cabeza como la respuesta. Me acerco y le doy un beso en los labios—. Adiós Marcuis. Nos volveremos a encontrar.

Me levanto y me dirijo hacia los aposentos de Claudio.



LA ORIGINAL °SIN EDITAR°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora