28

563 89 3
                                    


Hola, les regalo un mini maratón :3

1/2

* * *

—Maldita sea, Win. Te juro que si nos atrapan y vamos a la cárcel, te obligaré a ser mi esclavo por toda la penitencia.

—¡Shhh! Si nos atrapan será tu culpa, cállate. Solo tenemos conseguir las pruebas y largarnos de aquí.

—Sería más fácil si le dices la verdad a Bright.

Win detuvo su caminar y Tay casi choca con su espalda.

Estaban en el pasillo que daba a la oficina de Marissa.
Ir a su empresa para amenazarla de la misma manera en que lo hizo con Win había sido idea de Tay, solo que Win había añadido el grabarla confesando todo y así tener pruebas cuando le dijera a Bright, porque claro que le diría, pero no ahora.

Win se volteó, quedando de frente a su amigo.

—Cuando te llamé te dije que no necesitaba que me presionaras Tay. Necesito tu apoyo, solo eso...

—Me estás haciendo cómplice de un asesinato futuro.

Win suspiró cansado, tanto que que junto con su semblante cualquiera podría adivinar que no la estaba pasando bien.

—Bien, puedes irte si quieres. Haré esto yo solo.

Y siguió caminando. Cuando llegó a recepción no había nadie. Era algún tipo de ventaja, pues no tendría que anticiparse con Marissa. Tomó su celular y en un hábil movimiento comenzó una grabación de audio y escondió su celular en la bolsa de su sudadera.

Tomó demasiada fuerza de voluntad y abrió la puerta. Iba a hablar haciéndose notar seguro, pero sorprendió no ver a nadie. Dio un par de pasos y miró a todos lados.

Habían algunos documentos en el escritorio, folders abiertos y la computadora prendida, pero de la directora de la empresa nada.

—¿Hola? —Preguntó temeroso, al confirmar que no había nadie. —Ahora que mierda hago.

Caminó un poco después de cerrar la puerta detrás de él. Se sentía frustrado. ¿Ahora que hacía? ¿Saldría con las manos vacías?

Tal vez era una tontería, pero en las películas que veía él y Bright, siempre se encontraba algo buscando entre las cosas de los villanos. Y vaya que Marissa era una de ellos.

Se sentó en la silla detrás del escritorio y comenzó a ojear esos documentos sin moverlos mucho de su lugar original. Todos eran al parecer, ingresos de capital a su empresa, no entendía mucho pero eso asumió con tantos números en dinero. Nada que pudiese meterla en problemas.

Suspiró de nuevo. Si tan solo pudiese ser claro con Bright se ahorraría muchos problemas, pero tampoco quería dañarlo y lo cierto era que le aterraba el solo pensar que Bright le creyera a su madre y no a él.

Ni siquiera recordaba nada de lo que pasó, pero habían fotos y eso era prueba suficiente en su contra.

Se levantó de la silla, dispuesto a salir y en el trayecto miró el monitor sobre el escritorio. En la pantalla de aquella computadora se veía el correo personal de Marissa. En específico, se veía un correo con asunto urgente, dirigido a ella. El remitente era un hospital psiquiátrico en el extranjero.

Hospital de la salud mental Leganés.
Galicia, España.

Era el remitente que acompañaba ese correo. Win arrugó la frente y se atrevió a tocar el mouse para bajar la pantalla y seguir leyendo. Estaba lleno de curiosidad, pues Marissa ocultaba más de lo que aparentaba.

Mejor Amigo | BrightWin |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora