30

736 102 36
                                    

Bright entró a su departamento y lo primero que vio fue a Tay abrazando a su novio de manera cariñosa mientras le acariciaba la espalda. Su frente se arrugó en automático y aclaró su garganta de la manera menos casual.

Win al escucharlo se apartó bastante entusiasmado y le sonrió. Era una sonrisa melancólica y llena de amor que logró quitarle la seriedad que llevaba.

Win era su calma y medicina del alma.

-¡Amigo! ¡Compañero! ¡Hermano! -gritó Tay mientras se levantaba del sofá y abría sus brazos de nuevo para ir a recibir a Bright.

El castaño hizo una mueca y lo imitó, dándole un abrazo fraternal que realmente necesitaba.

-Gracias por hacerle compañía a mi novio. -Hizo énfasis en las últimas palabras. Tay comenzó a reír y vio de reojo a Win, el pelinegro se sonrojó levemente mientras se acercaba también. -Siempre eres bienvenido en casa.

-Lo sé. -dijo, mientras le daba una palmada en el hombro. -Bueno, ya que estás aquí, debo irme y buscar un lugar donde tomar clases de ukelele.

-Me alegra saber eso. -respondió Win desde atrás.

Bright los miró algo curioso y decidió ir por algo de beber. Su amigo se despidió y se fue, dejándolos solos en un ambiente en el que se podía palpar la tensión. Claramente Win moría por escuchar lo que sea que pasó con su madre.

-¿Y... cómo te fue? -preguntó Win, acercándose a la barra de la cocina.

Bright dejó de tomar su jugo y caminó hasta Win. Su celular comenzó a sonar, pudo ver el la pantalla que se trataba de su tío Máx, pero por el momento, hablar con Win era su prioridad. Lo dejó a un lado en la barra y se concentró en su novio, en sus ojos llenos de culpa y melancolía.

Win no era consciente de todo lo que pedía con esa mirada. Y Bright le daría su vida entera si la pidiera también.

-Eres inocente de toda culpa, mi amor. -Besó su nariz. -Ella estaba jugando con tu estabilidad mental... -Acarició su mejilla y los ojos de Win se cerraron, al tiempo que una lágrima salía. -No, no, no, Win, no llores. Todo está bien amor. Nada es culpa tuya... Marissa es una mujer sin escrúpulos... tu eres tan diferente... no eres culpable de nada...

Win comenzó a sollozar y Bright le abrazó con tanta delicadeza. Parecía abrazar a un cristal con miedo de romperlo.

Porque eso era Win en esos momentos. Alguien roto, en mil pedazos, y creía que jamás podría volver a unir sus piezas, no sin Bright a su lado.

-Bright... no sabes todo lo que pasó por mi cabeza... yo pensé que... de verdad pensé... -habló despacio mientras se aferraba más al cuerpo de su novio.

-Perdóname por darte una suegra así de malvada... por dejarte solo y no estar para ti cuando me necesitabas...

Bright trataba de hacer sentir mejor a Win, necesitaba verlo sonreír de nuevo.

Y Win sonrió sólo un poco.

-Perdóname por ser tan débil. -dijo con culpa.

-Perdóname por no alejarme lo suficiente de ella cuando pude.

-Perdóname por no decirte antes lo de... ya sabes...

-Oh, mi amor... -reposó su frente en la de su novio. -puedo imaginar tu dolor y no sabes cuanto me odio... por favor perdóname por amarte tanto y querer meterte en una cajita donde nadie nunca pueda tocarte ni herirte ni una sola vez más.

Win volvió a sollozar y a limpiar sus lágrimas.

-Perdonado. -dijo más tranquilo, y llevó sus labios a los de su novio y comenzó a besarlo tiernamente.

Mejor Amigo | BrightWin |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora