Mejor Amigo | BrightWin |

24

La mañana del miércoles era algo calurosa, pero no demasiado como para romper el abrazo con el que Win y su novio castaño habían amanecido.

Amaba despertar así. No le importaba lo más mínimo el tiempo en que pasaran las cosas, lo importante era amarse, justo como sus padres le dijeron y aconsejaron algún día.

Win tardó en decirles unos días después. Quería hacerlo personalmente porque quería ver sus reacciones. Y vaya que había válido la pena. La mujer prácticamente se echó a los brazos de Bright mientras lloraba, estaba más que feliz que su pequeños bebés al fin pudiesen ver y dejar ser el amor que se tenían.

El padre de Win también los felicitó como si aquello fuese el anuncio de una boda o algo así.

Es que esto terminará en una gran boda. — Había dicho su madre.

Sí. Todos eufóricos.

Dónde probablemente no les fue tan bien, era en la escuela. Algunas personas no veían de buena manera esa relación. No le veían futuro. Después de la fama que tenía Win de no ser estable sentimentalmente, era normal, su última relación había sido con Luke y no había resultado tan bien como todos bien sabían.

Y fue Win quien se encargó de callarles la boca a todos, mientras el plena cafetería ante algunos rumores en susurros sobre cómo se comía con la boca al castaño en la fiesta de Earth era solo por calentura. Tomó la mano de Bright y entrelazó sus dedos para andar con la cabeza en alto, orgulloso. Pero no era suficiente.

Él se daba cuenta como varios pares de ojos veían a su novio. ¿De qué se había perdido?

Detuvo su andar y Bright lo vio confuso, seguido de que su rostro era capturado por las suaves manos del pelinegro para darle uno de los mejores besos de su vida. Uno tierno que evolucionaba a uno lleno de pasión entre dos personas que se amaban.

Las reacciones fueron desde lo tierno hasta algún homofobico que arrugó la nariz y apartó la mirada.

Pero les daba igual, ellos se amaban.

Y aunque Bright no era de los que daba ese tipo de espectáculos en público, todo pasó a segundo plano cuando sus labios tocaron los de su chico, sus mano se fueron automáticamente a sus caderas y las presionó, se perdió y se dejó perder entre esa lengua caliente que tanto le gustaba.
Le gustaba lo feroz que era Win cuando alguien más le veía con otras intenciones. Le gustaba el Win celoso.

El castaño hablaría después con su novio para que esa parte de los comentarios no le afectaran, no debía.

Su relación era bonita, todo marchaba bien. Win a veces parecía un pequeño niño con pequeños berrinches sin sentido y eso enternecía al castaño. Luego había un Win calenturiento queriendo tener sexo en cualquier lugar que le pareciese cómodo, y aunque no, se las arreglaba para estarlo.

Aunque la mayoría de las veces eran interrumpidos. Y lejos de eso, era como si les incitaran a intentar hacerlo de nuevo.

Definitivamente una relación que valía la pena, porque ambos ponían de su parte para que floreciera.

Esa mañana, mientras iban de camino a la escuela, Bright le había dicho a Win que había una posibilidad de que estuviese fuera de la ciudad de nuevo. Era una gran oportunidad de trabajo y el pelinegro no era quien para negarse a que aceptara. Le gustaba mucho su novio tratando de salir adelante por sus propios medios.

Y si era el caso que se fuera, tenía un plan.

—¿Entonces después de la escuela irás a la agencia?