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La mañana estaba muy tranquila. Demasiado tranquila.

Win bostezó y se estiró desde su cama. Volteó a ver su reloj, eran las 7 de la mañana. Era extraño. Bright normalmente hacía una revolución en la cocina con el desayuno, pero hoy era la excepción. Todo estaba en silencio.

No lo pensó demasiado, seguramente Bright vendría a despertarlo un poco más tarde, como era costumbre. Así que volvió a recostarse.

Bright abrió la puerta principal con mucho esfuerzo, llevaba varias bolsas de compras. Su tío lo había llamado la noche anterior, le daría el dinero como cada fin de mes.

Claro, aparte de sus gastos personales, Bright siempre trataba de comprar cosas de más, porque Win siempre olvidaba hacer las compras. Esta vez, había salido muy temprano para tener tiempo suficiente y hacer todo lo necesario, antes de ir a la universidad.

Abrió la alacena y acomodó algunas cosas. Después siguió con el frigorífico. Tomó las cajitas de leche chocolatada, eran las favoritas de Win. Las colocó en una fila bastante perfecta.

Comenzó a abrir bolsas de espaguetis, cajitas de condimentos, picaba verduras, a la vez, también cantaba algunas canciones, prendía la licuadora. Bright realmente era ruidoso al cocinar.

Desde su habitación, Win esbozó una sonrisa que no quiso detener, aún estaba adormilado. Lentamente abrió los ojos, aún con la sonrisa en sus labios. Ahora si estaba todo en orden, con Bright en casa, haciendo más ruido de lo normal. Win se levantó al baño y una vez se aseó salió hasta la cocina.

Ahí estaba ese chico castaño, con un delantal amarillo manchado de salsa de tomate. Sonriente, radiante frente a los rayos del sol que se colaban por la gran ventana y llegaban directo a su cara.

Bright cantaba algo que Win no conocía, a lo mejor era una de esas bandas nuevas que descubre cada día.

Cuando Bright volteó a ver a su espectador, sonrió con más ganas. Sin decir nada, hizo un ademán para que Win tomara asiento en el comedor. Win obedeció, también tenía una enorme sonrisa. Siempre era bueno ver a Bright mientras lo consentía.

— El desayuno está listo. — Bright dejó sobre la mesa un plato de fideos que se veían exquisitos. — Espero te guste.

— Todo lo que cocinas es delicioso, Bright. — Win agarró sin ninguna espera un tenedor y comenzó a comer. — Gracias.

Bright se sentó junto a él, comenzó a comer también. Platicaron un poco sobre el inicio del día, algunas cosas demás. Hasta que ambos quedaron en un silencio bastante cómodo, solo se miraban y sonreían.

Win tenía unos "estúpidos pensamientos", según los llamaba él.

Desde aquella noche en la fiesta de Tay, Win se había cuestionado mucho en dejar que sus sentimientos fluyeran o no hacerlo. Sus dudas habían crecido más de lo que le hubiese gustado.

Sin pensarlo mucho, comenzó una plática poco común entre ellos.

— Bright... — Habló el chico pelinegro con algo de confusión. Bright lo miró fijamente con dudas. — ¿Cómo sabes si estas enamorado de verdad...?

Bright casi escupe su jugo. Las palabras de Win lo habían tomado por sorpresa.

— ¿Qué? ¿Por qué preguntas eso? Acaso tú...

— ¿Estás enamorado aún del idiota que no te corresponde? — Volvió a Preguntar Win.

Bright comenzó a ponerse nervioso, no sabía que responder exactamente.

— N-no lo sé... Tal vez... — Por fin respondió aún nervioso. Tenía miedo de lo que iba a decir, pero tenía más miedo de la respuesta de lo que iba a preguntar, conocía tan bien a Win que podría deducir el por qué de su repentina curiosidad. — Win... ¿Tú... te enamoraste de alguien? ¿Te enamoraste de verdad?

Mejor Amigo | BrightWin |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora