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Las yemas de sus dedos exploraban con delicadeza la piel blanca y fresca de Win. Su dedo índice recorrió lentamente su espina dorsal desde el cuello hasta llegar a sus glúteos, haciendo una leve presión justo ahí.

Los gemidos eran reprimidos dentro de un beso tan profundo que les mostraba el universo y todos sus secretos.

Un beso que iba más allá del deseo, un beso lleno de amor.

Win se inclinó un poco hacia atrás para que Bright pudiera sentarse. Quedó a horcajadas sobre él y el castaño atacó su cuello y sus clavículas con pequeñas mordidas.
Win se aferraba a los brazos de su amor, esos que tantas veces fueron su refugio en cualquier situación, y que justo ahora lo llevarían más allá que eso.

—Winnie...— Habló el castaño con voz ronca mientras Win besaba su cuello y mordía el lóbulo de su oreja. — Tal vez no debería preguntar esto, pero... ¿Estás seguro de que quieres hacerlo..?

Era estúpido, sabía que con esa pregunta era probable que Win saliera corriendo de ahí, volviendo a revivir sus inseguridades que parecían haberse escondido al menos en ese momento. Pero tenía que hacerlo, tenía que estar seguro si Win también quería lo que él.

—S-Si, mucho, quiero hacerlo mucho... es decir, estoy muy seguro. — Sus palabras atropelladas excitaban más al castaño.

Y Win amaba estar estar completamente seguro de lo que haría, esta vez no había absolutamente nada que impidiera entregarse a Bright.

Así que con delicadeza, subió la playera de Bright hasta quitarla de su cuerpo, admiró un poco ese cuerpo que más de una vez aparecía en sus sueños haciéndolo delirar.

Sus dedos acariciaron su torso y llegaron hasta el broche de su pantalón, logrando abrirlo, y por fin sacar ese miembro que comenzaba a estorbarle debajo suyo, no por otra cosa, sino por no tenerlo a su alcance.

Bright lo veía expectante, acariciaba el rostro de Win con ternura. Sus mejillas rojas le resultaban unas de las cosas más hermosas del planeta Tierra.

No pudo resistirse más y tomó su rostro y volvió a besarlo con intensidad, mientras Win se encargaba de sus erecciones, esas que ya comenzaban a doler.

Unos gemidos se chocaron dentro de ese beso.

El castaño se separó un poco para ver cómo su chico lo tocaba con encanto, Win tenía los dos miembros juntos rodeados con su mano mientras subía y bajaba sus movimientos apretados para satisfacción de ambos.

El placer era de otro mundo, Bright sentía que el tacto de Win sobre él podría ser todo lo que necesitaba en esta vida. Por fin volvía a sentirse pleno teniendo a su amor de esa manera, sumándole que ahora sabía que lo amaba.

Win comenzó a gimotear y miró intensamente a Bright, le sonrió travieso y luego besó sus labios hinchados que le suplicaban que los atendiera.

Al castaño le hubiese gustado estar más tiempo así, toda una vida de ser posible, pero quería disfrutar a su chico de todas las maneras posibles en el sexo ahora que podía.

Así que lo levantó en sus brazos sin romper el beso y lo recostó sobre su cama, se dio prisa a desvestirse completamente y cuando lo consiguió se dio el tiempo de admirar a semejante chico que tenía frente a él.

Win era una obra de arte.

En un acto seductor y digno de su personalidad, comenzó a llamar con el dedo índice a Bright con una sonrisa tan tierna y seductora a la vez.

Bright llevó su mano a su miembro y comenzó a acariciarlo.

— ¿Qué me darás si voy? — Preguntó, iniciando un pequeño juego.

Mejor Amigo | BrightWin |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora