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—Creo que ese definitivamente no.— Mix hizo una mueca graciosa al ver al Peter Pan en el que se había convertido Win.— Se ven tus marcas en el cuello. —Dijo divertido.

De último momento, lo había convencido de que asistiera a la fiesta de la que todo el mundo hablaba.

—Cállate Mix... —Se ruborizó. — ¿No puedo ir sólo cómo Win?

—¡Por dios! Es una fiesta de disfraces, ¡dah!— Miró a la chica que tenía más prendas de ropa en las mamos y tomó unas cuantas.

—Creo que mejor paso, no quiero hacer el ridículo con ésto.— Dio un vistazo a uno de los enormes espejos frente a él.

— Toma, este seguramente será de tu agrado... demasiado atrevido.

Win resopló, se dio la vuelta y tomó lo que Mix le daba. Entró de nuevo a los vestidores y volvió a hablar.

—¿Por qué es necesario que vaya? Preferiría quedarme en casa a descansar...— Desnudo, admiró un poco su cuerpo aun rojizo, pasando sus dedos por las marcas de su pecho, sintiendo un leve cosquilleo al recordar cómo se las había hecho su novio.

Juraría que en ese momento volvía a sentir el calor de Bright, abrazándolo, amándolo. Habían pasado toda la noche abrazados y parte de su mañana también. Mientras de daban besos y cariños, demasiado melosos para el gusto de Win si se tratara de alguien más.

Pero era Bright, y con él todo era mágico. Todo estaba bien si era con el castaño, quien en este momento aunque no estuviese con él, sentía su cercanía, su amor.

—¿Tan cansado te dejó Bright? — Mix preguntó burlón.

Win agradeció tanto que hubiese una puerta de por medio, de lo contrario Mix se daría cuenta como se ruborizó y tensó de la vergüenza al sentirse expuesto.

—¡Mix!

—¿Qué? Es normal, tranquilo. —Respondió divertido.

Win simplemente se cambió a su ropa con la que llegó.

Un extravagante suéter con cuello de tortuga. Tenía que tratar esconder esas marcas.

—A menos que no haya sido él quien las hizo. — Su amigo abrió los ojos escandalizado. — ¿Fue Bright? Dime que fue Bright.

El pelinegro abrió la puerta y le extendió el disfraz que ni siquiera se probó.

—Sí. — Le devolvió el disfraz de mala gana. — Fue Bright, mi novio.

Lo último lo dijo con orgullo, mientras sentía el rubor de nuevo en sus mejillas. Mix abrió los ojos mientras en sus labios se dibuja una sonrisa triunfante. Soltó las ropas e hizo una reverencia hacia Win.

—Maestro. — Se inclinó y Win no hizo más que comenzar a reír.

Mix se incorporó y lo sujetó de los hombros, exigiendo que le dijera como había sucedido. Win no quería dar muchos detalles, así que le resumió la historia lo más que pudo.

—Ni creas que voy a conformarme con eso... Necesito los detalles amigo...

Y con lo necio que era Mix, el pobre chico terminó contándole cosas que tal vez no debía, porque era su intimidad y porque su rostro parecía querer con ganas ser un tomate de verdad.

Así pasaron un rato más, escogiendo otros disfraces para los demás, caminando por la tienda hasta que Mix paró en seco cerca de los últimos estantes.

—¡Por dios! —Su grito hizo que Win también brincara un poco. — Ese... —Su dedo apuntó a una vitrina donde habían más disfraces. —Ese es perfecto para ti...

Mejor Amigo | BrightWin |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora