Capítulo X

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Tú eres Allan.

Artemis sabía que camino debía seguir para encontrarlos, ese era su mayor don, siempre que necesitaba encontrar a alguien solo seguía los susurros de las sombras y listo.

Encontró a los gemelos Weasley con Oliver Wood en una sala vacía, ambos gemelos tenían cara de susto y Oliver lagrimeaba.

La niña sacó los guantes rojos que Damián le había dado y se puso la capucha, entró a la sala y los tres chicos la vieron.


-¿Qué haces aquí Black? – Preguntó Oliver mientras limpiaba una lágrima.

-Yo no estuve aquí- fue la respuesta de Artemis antes de acercarse a ellos.

-¿Qué crees que vas a hacer? – Preguntó el que sabía era George por su sombra más ancha.

-Somos más que tú- Siguió Fred, su sombra era un pelo más alto.

-Son más huesos que quebrar-


Artemis sabía que no debía enojarse, ya los había hecho sufrir antes con sus dones.


-Muffliato- Murmuró lanzando un hechizo de silencio, debía controlarse.


Aún así comenzó a lanzar hechizos, muchos aprendidos por Damián, a los tres chicos, ninguno lograba esquivarlos porque venían de todos lados.


Al final, cuando estuvo satisfecha, paró y vio a los tres tendidos en el suelo, sangraban de unos lados, tenían moretones en otros y se tomaban con dolor algunas partes del cuerpo.

Los tres tenían algo en común aparte de eso, la veían con miedo.

Ella se acercó con una sonrisa de suficiencia mientras jugaba con su varita.

-Extiende el brazo- Le dijo a George, este lo hizo y con una patada se lo quebró mientras este gritaba- Ahora tú- Fred hizo lo mismo que su hermano y recibió el mismo golpe- Wood, la pierna-Oliver miró su pierna sana y luego la acercó al pie de Artemis que rápidamente la quebró.


Los tres gritaban de dolor mientras la niña había descubierto su pasión por romper huesos.


-¿Yo estuve aquí? – Preguntó.

-No- Dijeron de inmediato los tres aún con dolor.

-¿Me vieron cerca? –

-No-

-¿Qué les pasó? –

-Una broma con una bomba salió mal y volamos a la pared- Mintió Fred con rapidez.


Artemis sonrió y asintió al Pelirrojo.


-¿Van a volver a acercarse a alguno de los renegados o reyes? –

-Nunca-

-Bien… cuando me haya ido van a pedir ayuda y si dicen mi nombre o el de alguno de mis amigos no seré yo quien los busque, será mi cuervo-


Ella se retiró de la sala y se fue a la sala de estudios de Damián que estaba a la vuelta de la esquina, ahí tenía un cambio de ropa “Lección número 17, nunca olvides tener cambios de ropa por todo el castillo” eso le había dicho Damián.
Se cambió en el baño de ahí con rapidez, tomó unos documentos que tendrían que ver con Chris y volvió a la enfermería.

Dumbledore ya estaba ahí con Theo, el primero tenía mala cara y en segundo una media sonrisa por hacer que expulsarán a los Weasley.

Todos la vieron entrar y ella sonrió inocente antes de ir hacia Damián y Clarissa, ambos al lado de la cama de Chris.


-Aquí están los papeles que pediste D- Mintió entregando los papeles y Damián asintió – Tus padres ya vienen en camino- Aseguró.

-¿Lo hiciste? – Preguntó en un susurro Damián.

-Esta hecho-

-¿Qué hiciste Black? – Preguntó Clarissa en un murmullo.

-Nada tan malo-


En ese momento entró el profesor Snape con los señores Pierce, Deborah Pierce tenía cara de preocupación y lágrimas en los ojos, su esposo David vio a Damián y luego a Chris antes de abrazar a su esposa.


-¡¿Quién le hizo esto a mi hijo?! – Gritó la señora Pierce antes de correr junto a sus dos hijos- ¿Tú estás bien Damián? – El chico asintió con tristeza- ¿Cómo está mi pequeño Chris? –

Renegados [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora