Capitulo XXXIV

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Estábamos abordando el vuelo hacia Ushuaia la ciudad más austral del mundo, es muy temprano por lo tanto estoy decidida a dormir todo el viaje .
Cuándo llegamos nos instalamos en un hotel frente al puerto.
Con Admes salimos a caminar por las calles llenas de nieve , la secretaria se quedó con Jerry en el hotel porque hace mucho frío.
En una esquina se me ocurrió tirarle una bola de nieve.

-Sos peligrosa siempre atacas cuando menos te lo esperas- me dijo Admes haciendo una bola de nieve -Estás cera la venganza, por todo lo que me tiras cuando estoy distraído- me dijo mientras empezaba a tirarme nieve, es tan veloz que no me da tiempo a contra atacar.

-Bueno está bien, me rindo- le dije riendo -¿ Y si hacemos un muñeco de nieve?-

Con Evenson hicimos la forma del muñeco porque no teníamos con que decorarlo, seguimos caminando y encontramos una casa de regalos y compramos algunos souvenirs para la familia.

-Esto es para tí -me dijo entregándome una bolsa.    -Para que no se te enfríen las ideas- agregó riendo.
Evenson me regalo un gorro que dice Ushuaia y tiene un pingüino.

-Gracias ojitos y despreocúpate que se te van a enfriar a vos primero, mi cabello largo las mantendrá bien- le agregue riendo.

Regresamos al hotel, la secretaria Williams nos estaba esperando completamente abrigada, incluso tiene una manta para ella y otra para Jerry.
Una camioneta nos recogió, para llevarnos a realizar un tour.
Cuando llegamos al puerto abordamos un catamaran. Decidimos ir adentro porque hace demasiado frío.

Empezamos a navegar por el canal de Beagle, donde podemos apreciar las montañas que emergen del mar, un paisaje que va a ser imposible olvidar por lo hermoso que es, además Admes lo viene capturando todo con su cámara. Pasamos por la isla de los lobos marinos y luego por la de los pájaros.
Estamos llegando al faro del fin del mundo, es muy bello ver sus colores rojos mezclados con el frío paisaje de invierno.
Luego de ese recorrido fuimos a almorzar a una estancia donde nos sorprendieron con el famoso cordero patagónico, a mi me pareció muy rico, pero a la secretaria Williams no le agradó en absoluto.

El tour sigue por vía terrestre, pasamos por ríos y lagunas congeladas, estos paisajes me hacen recordar las películas de navidad.
Después de estar un rato caminando llegamos a la pinguinera, dónde descendimos a conocerlos, según me había contado Maria, Evenson siempre soñó con ver a los pingüinos en su habitad natural.
Empezamos a caminar entre las criaturas, repentinamente la secretaria nos dijo, señalando a dos pingüinos.

-Estos animales tiene una forma única de encontrar pareja, cuando el macho elige con quien quiere estar, agarra una piedrita y se la tira, si la hembra la toma, significa que acepta estar con él, cómo están haciendo esos dos pingüinos de halla.Siempre van a ser fieles a su amor, no van a estar con nadie más y pase el tiempo que pase siempre van a volver a buscarlas y la van a encontrar. Pero este tema ya es muy romántico y no me gustan estos animales, aparte hace mucho frío y mi Jerry está temblando, yo me voy-

Con Evenson nos quedamos mirando y ver si aceptaba la piedra o no.

-Le dijo que si- anuncie con emoción en el momento que la tomó.

-No va haber animales tan fieles como estos- me dijo todavía observándolos.

Repentinamente Admes se paró frente a mí, se agachó y tomó una piedrita.

-Qué haces ojitos?- le pregunté riendo.

Como respuesta me lanzo la piedrita, riendo me di media vuelta sin tomarla y me fui caminando imitando el caminar de los pingüinos.

Una vez finalizado el tour, volvimos a la ciudad de Ushuaia y fuimos a un restaurante en el cuál teníamos una reservación para comer el famoso plato de merluza negra, hasta ahora todo lo que probé en Argentina me pareció muy rico, la secretaria Williams acompañó el plato con un vaso de coñac porque hace demasiado frío.

Luego de la cena fuimos al cerro Castor para ver la inauguración de la temporada de nieve, en la cual esquiadores profesionales bajan del cerro con antorchas en la mano.
Estamos en la cafetería, nos sentamos en una mesa que da a la ventana, tenemos una vista perfecta para ver el espectáculo.
Cómo en la cena no comimos postre, decidimos pedir fondue de chocolate y frutas.
Al final terminamos pidiendo una segunda vuelta porque a la secretaria Williams a diferencia del cordero esto le encantó y le indico al camarero que nos trajera otro.
Fue hermoso ver a los esquiadores descender con las antorchas en las manos, la imagen de ellos así, me hizo recordar que a veces cuando piensas que todo está perdido, que ya no hay vuelta atrás, que tu mundo se derrumba, una leve luz puede guiar tu camino y no debes tener miedo, porque cuando desciendes por una montaña llena de nieve en la oscuridad, solo te queda seguir tu camino siéndole fiel a tu instinto y conocimiento.

Ya regresamos al hotel, está completamente oscuro, parece que son las doce de la noche, pero recién son las siete. La señorita Williams nos mandó a que compráramos alimento para Jerry.

-Esa señora nos tiene como sirvientes- protestó Evenson.

-Pobre Jerry, no vamos a dejar que se muera de hambre- le dije mientras seguíamos caminado por las desoladas calles de Ushuaia.

-Lo dices porque a tí te quiere, a mi me odia, ya intento más de una vez morderme-

-Con ese carácter tiene motivos el pobre perro para odiarte-

-Muy graciosa Miss mandona-

-Ves, tu sarcasmo hace que Jerry te odie-

Cuando llegamos a la veterinaria compramos el mejor alimento que había por órdenes de la dueña.
Cuando tomamos el camino para regresar, por culpa de mi torpeza y la nieve se me dobló el tobillo y casi me caigo.

-Estás bien?- me preguntó Admes atajándome de la caída.

-Si estoy bien, ¿cuántas veces piensas salvarme de mis caídas ?- le pregunté todavía entre sus brazos.

-Esto ya es algo de nosotros, somos como los de las películas, tú caes y el atleta la atrapa-

-No te agrandes- le respondí intentando reincorporarme, pero un fuerte dolor en el tobillo me lo impidió.
Evenson no lo dudo dos veces y me tomó entre sus brazos.

-Qué haces?, bájame-

-Y dejarte renguear hasta el hotel?, ni loco- me respondió mientras seguía caminando.

-Gracias ojitos- le respondí rodeando su cuello con mis brazos.

-Despreocúpate yo seré tu príncipe azul-

Literalmente Juntos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora