Capítulo 38- Ama de llaves inteligente y Dirty Dancing.

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Punto de vista de Harry

Norah no contestó mi primera llamada. Ni la segunda. Ni la tercera.

Para la una del mediodía ya estaba deambulando intranquilo delante de los ventanales de mi apartamento con el teléfono en la mano, contestando llamadas del trabajo cuando tenía que hacerlo y pasando el resto del tiempo intentando controlar mi enfado que también podría haberse descrito como necesidad.

La señora Jennifer se acercó a mí sobre las dos del mediodía con una sonrisa amable que sólo enseñaba los sábados.

-Hola, señor Styles. ¿Cómo está?

-Bien. -Le dije con un mal tono.

-No sea tan maleducado. ¿Qué le ha tenido tan ocupado últimamente? Prácticamente no ha comido.

Fruncí el ceño mientras la observé con sus mejillas brillantes y su cabello gris delante de mí, con un gesto tan tintado de preocupación que estuve a punto de decirle que se fuera. Era la misma expresión que tenía Norah cuando me fui del partido de fútbol y me arregló el pelo.

-La fusión no está yendo tan bien como esperaba. -Respondí. Era verdad, la otra compañía no estaba cediendo en las negociaciones tan rápido como esperaba. Pero el asunto trataba, más bien, del descaro con el que Norah ignoraba mis llamadas.

-¿Y por qué no, querido? -La miré con una mirada de regaño por el término cariñoso.

-Porque son idiotas. De todas maneras su compañía se va a la mierda. Podrían al menos hundirse con un poco de dignidad.

-¿Y por qué estás aquí paseándote con el teléfono en la mano en vez de gritándoles, eh?

-Porque ya les grité por teléfono anoche. -Dije con un suspiro antes de darle un beso en la mejilla y salir de la habitación al largo pasillo para evitar más preguntas. Mi despacho me dio la bienvenida con una vista de los rascacielos de la ciudad, una pila de papeles que seguramente tenían que ser revisados y la llamativa chaqueta que Norah se había dejado aquí hacía unos días.

Suspiré y me senté en la silla de cuero antes de empezar a leer papeles. Inversiones, políticas de empresa y negociaciones fueron las únicas cosas que ocuparon mi mente durante las siguientes tres horas, al menos hasta que la señora Jennifer tocó la puerta con cuidado. En ese momento mi mente volvió a centrarse en Norah, exactamente lo que no quería.

-Pasa. -Dije con fuerza. Entró con un plato lleno de comida en las manos. -Puedes dejarlo en mi escritorio. Gracias.

El ama de llaves lo dejó allí con cuidado y de inmediato me di cuenta de que era una tostada con mantequilla de cacahuete y mermelada que siempre me preparaba cuando estaba estresado. Antes de salir de la habitación con una sonrisa se giró hacia mí.

-Llámela. -Me ordenó girando ligeramente la cabeza. Mi corazón comenzó a latir tan rápido que estaba seguro de poder oírlo.

-No me va a contestar.

-¿Y piensa rendirse? Eso es muy impropio de usted, señor Styles.

Tras eso, se marchó y no me molesté en preguntarle cómo lo sabía, porque la señora Jennifer básicamente se dedicaba a acercarse a mí y decir mierda que ni yo mismo entendía. La última vez que lo hizo, entró en mi oficina después de que Norah se fuera, me señaló con el dedo indicé y dijo: "Esa chica le importa, señor Styles".

Acusación que negué vehemente, hasta el punto de que la eché de mi oficina para no escuchar sus delirios más. Tres días después le envié las flores a Norah, le prometí intentarlo e intenté ignorar las molestas miradas de "se lo dije" de mi ama de llaves cuando se enteró de lo que había hecho.

Suit and Tie [Harry Styles] (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora