🍂7🍂

1.9K 215 33
                                    

La espalda bajo suyo, cubierta de una capa ligera de sudor, se mueve trabajosamente y eso lo insta a sujetar el largo cabello rojo y tirar de él hacia atrás, el gemido ronco que se escapa de la garganta del bailarín lo hacen enorgullecerse. Baja y besa la boca que no deja de decir su nombre tan descaradamente, en un tono necesitado y urgente.

Corta el beso para sujetar las caderas del chico y de esta forma, manejar con mayor firmeza y rudeza las estocadas, el sonoro chapoteo deja en claro las tantas veces que se ha corrido dentro de aquel caliente agujero que lo sigue succionando a pesar de los múltiples orgasmos.

El calor sube, aumenta y cuando explota, él no puede controlarse más. Se inclina, su espalda encorvándose hasta llegar a la parte trasera del cuello del bailarín y lo muerde.

Lo marca como suyo.

Suyo y de nadie más.

Bakugo abre los ojos con cansancio, gruñe molesto y se apoya en sus codos, su mirada deteniéndose en la mancha que ahora yace en su sabana anaranjada. Vuelve a colocar su espalda contra el colchón, baja su diestra y la filtra bajo la sabana en busca de su miembro, debe bajar esa erección rápido y luego tomar una ducha.

Para el detective Bakugo, despertar con una erección es normal después de haber conocido a Red Riot, al principio lo odio con todas sus fuerzas, pero la suma de todas ellas dio cero cuando entendió que solo así iba a estar cerca del bailarín, del de sus sueños, obvio.

Aunque debido a los días que ha pasado sin verlo, en sus sueños solo lo ve de espalda o su sonrisa, su radiante sonrisa...

Se sienta de golpe en la cama al pensar en eso, pues ahora recuerda que los dientes de ese bailarín son como los de un tiburón y obviamente es un alfa, pero ¿qué tal si solo era como material de teatro? Utilería, ¿y qué tal si no lo era?

Espera, ¡era su mejor maldita oportunidad de volver a verlo!

Cuando termina de arreglarse luego de bañarse, sirve la porción correcta de alimento para Punk, quien con gruñidos bajos no deja de masticar. Bakugo sacude suavemente la bolsa de alimento, ya no pesa casi nada y eso lo hace soltar suspiro, hacer las compras es una actividad demasiado aburrida para su gusto, dejando de lado que las mujeres mayores suelen ser muy agresivas a la hora de rebajas.

Sale de su apartamento, cierra tras de sí y en el camino a su trabajo, el grupo Imagine Dragons es quien lo acompaña esta vez. El fuerte bajo, la voz del cantante, el tempo de la batería y guitarras es increíble; al principio no era de su agrado ya que donde va y hace ejercicio lo ponen siempre, y eso le hartó, pero ahora no le molesta para nada.

En su mente Red Riot hace unas coreografías increíbles con cada canción y el pensar en él cantando es...

Sacude la cabeza, deshaciéndose de pensamientos que obviamente no le harán bien alguno. Menos cuando ya se ha masturbado. No es ningún adolescente cachondo como para pasarse el tiempo libre dándose amor propio.

Al llegar a la estación y subir al piso correspondiente, camina hasta su escritorio para dejar sus llaves y vuelve sobre sus pasos cambiando un poco se dirección para dirigirse a la cafetera del lugar, usando un vaso desechable para servirse. Si la pareja de su capitán lo viera, le daría el sermón ecológico más largo del mundo y el que ya se sabe de memoria.

— Kacchan, buenos días —el saludo de Midoriya le hace gruñir bajo, pues era obvio que tres o cuatro lo habían escuchado—. ¿Y tu termo?

— Se quedó en la cafetería donde me atacaron.

— Oh, es cierto, pero ¿por qué no has ido? —el peliverde le extiende una cuchara metálica, Bakugo suspira y la acepta, removiendo así su bebida amarga con la leche, sin azúcar— Mineta fue ayer, él pudo haber...

Un Omega Para Mí (BakuShima)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora