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Al girar sobre la cama sonríe al sentir que lo fuerzan a volver a su posición anterior, no puede quedarse más tiempo porque si lo descubren, el teatro de ambos se les cae encima, pero a pesar de ser consciente de eso, permite a Kirishima abrazarse a su pecho y hundir la cara en este, escuchándolo suspirar al final.

Ayer solamente venía a provocarlo un poco, pero cuando le empezó a bailar y tocar frente a todos, le ganó. No pudo contra su maldita sensualidad y dejando de lado que ambos son tercos, terminaron en una habitación teniendo sexo como malditos conejos. Se lo cogió hasta contra la pared y arriba de dos muebles, no piensa dejar de lado lo que hicieron en el suelo. Está orgulloso de su resistencia y muy, muy sorprendido con el aguante que tiene Eijiro.

Suspira, girándolos poco a poco hasta quedar encima de él y sonríe al escucharlo quejarse, pero no deja de molestarlo, pues pasa a mordisquearle la piel del cuello que ha dejado moteada debido a los chupetones. No se ha atrevido a morderle, ya que eso puede provocar una reacción agresiva en los Alfas, está seguro de que eso no lo sabe Kirishima, pues en su primer encuentro le mordió muy fuerte, pero él no reaccionó de forma agresiva.

Tal vez porque estaba muy excitado o porque no sintió amenaza alguna, sin embargo, no puede confiar en que con Eijiro será igual.

— Me tengo que ir —murmura contra la caliente piel, haciendo temblar al chico—. ¿Vienes conmigo?

— Hoy sí tengo trabajo en BL —responde soñoliento Eijiro, acariciándole el cabello—, vas a tener que devolverme a las diez de la noche ¿entendido?

— Con eso tengo —busca las piernas del chico, haciéndolo enrollarlas en su cadera y sonríe al escucharlo gemir, pues le ha rozado con su verga la propia—, hasta me sobra tiempo.

— No, por favor. Ya no —Eijiro ríe bajo, empujándole suavemente del pecho—. Mi culo pide clemencia.

— Ah, qué débil.

— ¿Perdón? —Kirishima alza una ceja, viéndole con seriedad— Un culo que recibe tremenda verga, no puede ser considerado débil —eso le hace reír, bajando las manos por el ras de la piel de las piernas hasta llegar a las nalgas duras del chico—. Bakugo, por favor, sé profesional.

— Por días estuve despertando contigo bailando en mi cabeza y con una dolorosa erección, ¿crees que voy a pasar esta oportunidad?

— ¿Sí?

— No, claro que no.

Y después de tontear un poco más, logra su objetivo. Penetrar el cuerpo de Eijiro, hacerlo suyo de una forma silenciosa para no despertar a quien sea que este fuera de la habitación y se siente bien, el tenerlo bajo suyo arqueando la espalda en cada ola de placer se siente maravilloso; ver con la poca luz del amanecer la firme figura marcada con sus besos y sus manos, es una imagen que piensa quemarse al rojo vivo en la piel y el corazón.

Al terminar, besa la espalda del chico y cuando este se gira para encararlo, baja a besarle ambos muslos, dando uno más sobre la pelvis. Quiere adorarlo. Kirishima extiende los brazos a él, luce tan agotado y sexy, sonríe contra la piel del abdomen, se endereza poco a poco y gatea hasta que Eijiro le toma entre brazos. La sensación de ser abrazado con tanta adoración se siente muy bien.

Ambos se visten entre risas y par de nalgadas, todas dadas por él porque es fan de ese culo. No importa si alguien llega a decir que tiene el mejor o más ejercitado, no le importa, él solo tiene ojos para ese par de glúteos bien trabajados y redondos.

Se coloca la chamarra negra que vestía ayer, colocándose la capucha para ocultar su destacado cabello y deja que sea Eijiro quien los guíe fuera de la habitación, sin embargo, lo frena al ver al final del pasillo a un sujeto de cabello negro y ojos turques, el cual los observa detenidamente con expresión sorprendida, una que cambia rápidamente.

Un Omega Para Mí (BakuShima)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora