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Día 3 de octubre...

Levanta la mirada de su celular cuando en el reloj de este ve que ya marca las dos de la mañana, clava la mirada en las puertas del llamativo local y sonríe de lado al verla abrir, pues éstas dan paso al pelirrojo de llamativa sonrisa. Cuando Eijiro lo localiza, alza ambos brazos y saluda enérgicamente, antes de girarse y decir algo a Shoji.

Maldición, su omega es tan perfecto que incluso en la noche parece brillar.

Eijiro no se detiene hasta que lo abraza, lo cual le obliga a apoyarse en el auto y así poder corresponder el abrazo, disfrutando el aroma que desprende el pelirrojo. Sabe que acaba de bailar, cantar y hacer unas cosas muy impresionantes en el tubo, por lo cual, es obvio que sudó y no le podría importar menos, ¡huele increíble!

— ¿Cómo te fue? —pregunta cuando por fin el pelirrojo se separa un poco, permitiéndole así poderle ver el rostro.

— Bien.

— ¿En serio? —arquea una ceja, pues esa respuesta ha tenido una tenue tristeza en el tono.

— Sí.

— ¿Te siguen ignorando? —Eijiro hace una mueca, dándole así la respuesta— ¿Hablaste con ellos?

— ¿Cómo hacerlo? Actúan como sordos cuando me acerco a hablarles —eso le hace suspirar, acariciando de arriba abajo la espalda baja del chico—. Quise hablar primero con Sero, ya que, bueno, siempre lo consideré como un buen mediador y alguien tranquilo, pero cuando me acerqué, solamente me vio desde arriba y me pasó de largo. Luego fui con Mina, porque ella es muy emocional y aunque me fuera a gritar, no me importaba, solo quería que me hablara, sin embargo, ni me volteo a ver.

— Lo siento mucho.

— No es tu culpa, fui yo quien les llamó estando en celo... Todavía no lo recuerdo, pero si ellos dicen que así pasó, entonces lo hizo, creo.

— Durante estos días no has dejado de sonrojarte o golpearme de repente por recordar lo que hicimos durante esos cinco días, ¿no es extraño que no recuerdes esas llamadas?

— Sí, para mí también es raro —al verlo alzarse de hombros, sonríe y acerca los labios a la mejilla derecha, dando una suave mordida a la mejilla del chico— ¿Por qué ha sido eso?

— Te has visto muy lindo.

— ¿Y era necesario morderme? —el sonrojo que va hasta las orejas de Kirishima lo hacen sonreír orgulloso, y duda mucho que algún día se vaya a cansar de eso—. Ya deja de verme así —pide el pelirrojo, colocando una mano en su mejilla para girarle el rostro, pero no lo hace con mucha fuerza, por lo que aquello lo puede considerar como un adorable juego de parejas—, me harás sonrojar más.

— ¿Y eso está mal? —Kirishima pone los ojos en blanco, baja la mano y comienza a jugar con el cuello de tortuga de la camisa que trae puesta, cosa le resulta muy tierno de parte del pelirrojo, sin embargo, el ceño ligeramente fruncido del chico le hace ladear la cabeza, es claro que hay algo más— ¿Qué pasó cuando quisiste hablar con Denki? Porque lo intentaste, ¿verdad? —el pelirrojo asiente lentamente con la cabeza— ¿Y qué pasó?

— Me cerró la puerta en la cara, casi me reinicia el Windows.

Eso le hace reír, niega con la cabeza y le atrae de vuelta al abrazo, pues a pesar de que el chico ha hecho una broma y sonreído durante, ha podido ver la tristeza que quiere ocultar. Es claro que algo así iba a herir a Eijiro, es alguien que ha estado muy unido a aquel trio de bailarines desde hace mucho tiempo y, bueno, también está el caso de Shoto.

Un Omega Para Mí (BakuShima)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora