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Mineta junto con Iida observan desde lejos a Bakugo, pues a pesar que el primero es un beta y no es capaz de oler feromonas, sí que puede sentir el aura asesina que el rubio cenizo desprende de cuerpo a pesar de estar repasando información de Ochako Uraraka. El de lentes palmea la espalda del de menor estatura y vuelve a su trabajo, el otro da un ligero asentimiento y le sigue.

— ¿Está liberando muchas feromonas? —pregunta Mineta, sentándose en el escritorio de Iida, del cual toma un cubo de rubik.

— Tantas que es asfixiante —responde el de lentes, sentándose en su silla y se retira las gafas para poderse sobar el puente de la nariz—, hasta comienza a dolerme la cabeza.

— Vaya, ¿y cómo huele?

— ¿Perdón? —Iida voltea a ver a Mineta, quien se alza de hombros, restándole interés al asunto— Bakugo me mataría si te dijera, luego a ti porque eres tan idiota que vas hacer chistes de eso.

— Bien, no me digas, pero algún día lo sabré —se baja del escritorio, yéndose al propio— ¡Voy hacer llamadas, no me vayan a molestar!

Deku niega con la cabeza al escuchar a Mineta, el novato ha hecho uno buena decisión, pues lo mejor que podían hacer era alejarse de Bakugo por ahora, ya qué, su compañero parece estar de muy mal humor.

El detective Katsuki Bakugo, a pesar de estar ahí físicamente, su mente se encuentra ocupada descaradamente reviviendo los pasos del pelirrojo de BLΩ. Lo último que vio del joven fue colocarse sobre las rodillas en el escenario, paseando las manos por el pecho trabajado y tirando de aquel arnés de cuero...

¡¿Por qué lo recuerda tan bien?! ¡Odia hacerlo!

Deja caer su cabeza, golpeando su frente contra la madera de su escritorio. Aparte de estar molesto porque recuerda a detalle el trabajado cuerpo del pelirrojo, también es porque lo soñó y esa estúpida canción no deja sonar en su cabeza, ¡¿qué clase de mierda era esa?!

— Kacchan, si sigues así vas a espantar a todos —ladea un poco la cabeza, viendo de reojo a Midoriya quien luce unas ojeras ligeramente marcadas.

— ¿Seguir cómo?

— Gruñiste.

Frunce el ceño ante eso, no recuerda haber gruñido, pero si su compañero lo decía es porque era verdad.

Suspira, se endereza y vuelve a tomar la información de Uraraka. Necesita salir y distraerse, llenar tanto su cabeza de otras cosas que le sea imposible recordar al pelirrojo sin rostro. Recuerda el pecho ancho, el abdomen trabajado, las piernas fuertes y el culo, vaya que, si recuerda el culo, también vio por un momento la espalda, los hombros y los trabajados brazos, pero no distinguió bien los rasgos faciales debido a las luces.

Toma una hoja en donde yace escrita la dirección del estudio en donde Ochako Uraraka impartía clases de acrobacia aérea; según lo que le dijeron a Mineta, no se llevaba bien con sus compañeras, pero está seguro que ellas pudieron ver más de lo que alguna vez la castaña llegó a contar, pues a los enemigos es mejor mantenerlos cerca.

Se pone de pie, toma su chaqueta del respaldo de la silla y comienza andar hacia la salida, a él rápidamente se une Midoriya, quien se despide de los otros con un ademán de mano y una sonrisa suave como forma de disculpa, más tarde él tendrá que informarle al capitán Aizawa de sus movimientos del día.

El recorrido no tuvo que haber durado tanto, pero debido al tráfico, llegaron diez minutos más tarde de lo que tenían pensado. El estudio de acrobacia aérea luce por fuera como si de un gimnasio se tratara, sin embargo, el interior es algo totalmente diferente y eso ambos detectives lo notan: el aroma es completamente distinto, es neutral y agradable. El suelo está cubierto de tapetes de espuma negra, del techo (el cual calcula Midoriya que tiene una altura de siete metros) cuelgan telas de diferentes colores que llegan hasta el suelo.

Un Omega Para Mí (BakuShima)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora