Sigue un poco sorprendido por lo que Midoriya hizo, pero no piensa desperdiciar semejante oportunidad para aclarar algunas cosas, lamentablemente, su mente se encuentra un poco nublada debido a las escenas ocurridas durante el show y por el terrible sentimiento de posesión hacia Red Riot, ¡¿Por qué le estaba pasando eso?! Ha sido honesto consigo mismo referente a Kirishima, el muchacho le agrada.
La calidez, el sentimiento agradable de calma y tranquilidad están relacionados con ese chico pelinegro y le gusta, y no le resulta vergonzoso admitir que su cercanía no le molesta en lo más mínimo. Sin embargo, Red Riot es completamente diferente; posesividad, ira y puro deseo sexual calientan su sangre cada vez que ve al pelirrojo, el tenerlo cerca es peligroso, pero no verlo le mantiene en un enojo constante que solo se alivia al escuchar la voz reprimida de Eijiro.
Camina sigilosamente tras aquel demonio rojo, aquellas ropas le van de maravilla y le gusta mucho como el pantalón se ondea a cada paso que da, es increíble lo mal que le tiene. El diseño estilo militar es rudo y las botas añaden más a ese perfil, sin embargo, el top blanco... Lo agradece, sí, y le encanta, no hay duda alguna de eso, pero le hace recordar como Cellphone paso las manos por el abdomen desnudo.
Los celos que sintió en esos momentos no fueron nada sanos, lo que puede reconocer para sus adentros.
Enrolla el folder entre sus manos, le presiona hasta volverlo ligeramente liso y lo coloca entre su espalda y pantalón, y al asegurarse que no se caerá, acelera el paso.
Extiende la mano hasta alcanzar el hombro de Red Riot y sujetarlo con fuerza, y al sentir la dureza bajo su mano, frunce el ceño; no es como que no esperara eso, sino que el deseo por morder esa fuerte piel le ha recorrido de pies a cabeza y no es un sentimiento bienvenido en el momento.
Lo gira y usando su mano libre, le presiona el pecho con fuerza haciendo que la gran espalda choque contra la pared. El joven ve confundido a todos lados antes de centrar la afilada mirada hacia él, frunce el ceño e intenta zafarse del agarre, pero de nada sirve cuando él le sujeta con ambas manos el maldito y sexy top blanco, y vuelve a golpearle contra la pared, lográndole sacar un gruñido.
Bien, ahora sí tiene toda la atención del bailarín.
— Escucha bien lo que voy a decir, ¿de acuerdo? —gruñe amenazante, sujetando con la mano derecha el mentón de Red Riot, quien le mira con los ojos entrecerrados. No luce asustado, pero sí bastante extrañado— Vas abrir la boca y me vas a dejar meter mi mano en ella.
— ¿Estás loco? —la voz siempre le ha resultado contradictoria a su apariencia ruda, aunque le resulta agradable, pero extrañamente familiar y le es gracioso como los finos labios se han elevado un poco debido a su agarre— ¡Tu amigo está sangrando!
— No es nada grave —se alza de hombros—; ahora, abre la boca —en respuesta, el pelirrojo crea una fina línea con los labios al sellarlos fuertemente y si su meta era lucir amenazante, no lo ha logrado ¡Le resulta sumamente adorable! —. ¿Es en serio?
El bailarín desvía la mirada y eso, aunque sea vergonzoso y molesto admitirlo, le hace sonreír y liberar sus feromonas sin poder controlarlas. En los alfa no es extraño que en los enfrentamientos, riñas o discusiones verbales, incluso con una absurda discusión, la excitación pase de un normal "voy a romperte el rostro a puñetazos" a un descontrolado "te pienso penetrar tan duro que te partiré el culo en dos"; son problemas que un alfa debe de ir dominando con el paso del tiempo, el vivir esa experiencia desagradable muchas ocasiones, logra hacer que se vuelvan mejores para controlar el deseo y sepan diferenciar una de otra.
Para su familia no fue nada fácil lidiar con él, y solamente al canalizar toda esa rabia en detener criminales, hubo una gran mejora en su temperamento.
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Un Omega Para Mí (BakuShima)
FanficLos bajos barrios tienen su atractivo, ya sea por sus centros nocturnos o que en cada esquina puedes conseguir un poco de caricias a cambio de dinero. Sin embargo, nada de ahí es bien visto ni menos los omegas que de ahí vienen, pues los problemas s...