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Mineta se pone de pie viendo con horror la pantalla de su celular, corre hacia la sala y no duda en lanzarse contra Hotaru, tirándola de espaldas al sillón de tres piezas, pero ambos caen al suelo de rodar debido a los cojines. La chica grita molesta, le golpea en el pecho, pero se cubre los oídos en cuanto los fuertes ruidos de impacto suenan contra las ventanas y los vidrios caen. Está asustada, tanto que comienza a llorar y se aferra a quien la protege, pero entra en shock al sentir liquido caliente fluyendo de la espalda del afro.

Solo bastaron diez minutos para que policías, peritos y paramédicos llegaran al lugar, acordonando un parámetro aceptable para poder recoger pruebas de la escena: casquillos, las marcas de las llantas que quedaron al derrapar y un celular con la pantalla rota.

Cuando se reúnen con el oficial a cargo de la operación, Midoriya sonríe al ver a su antiguo compañero. El alto y musculoso rubio sonríe al verlos acercarse, despide amablemente a entrevistadores y se encamina a ellos, estrechando la mano de cada uno como saludo.

— Bien dijo él que iban a venir —comenta, señalando hacia enfrente para que Midoriya y él le sigan, cosa que obviamente hacen.—. Por aquí, debo hablar con ustedes primero antes de que se reúnan con la víctima.

— ¿Victima? —pregunta con alarma el peliverde— ¿El agente Mineta se encuentra bien? —cuestiona Midoriya, colocándose al lado de su amigo rubio— Con él vive una joven castaña, Toru Hagakure, ¿cómo está ella?

— Ella se encuentra bien, va en camino a la clínica más cercana. Contó que el chico corrió hacia ella y la tumbó, al principio creyó que él estaba molestándola, pero cuando los disparos comenzaron a sonar, entendió que estaban en peligro —informa Mirio, caminando hacia una ambulancia—. Sigue en shock, por lo que no podrán acercarse a hablar con ella, pero su compañero sí que está dispuesto a hablar —se coloca tras la ambulancia, da dos golpes y la puerta se abre desde dentro, al ver quien es, Bakugou abre los ojos con sorpresa, justo como lo hace el pelinegro—. Hanta, ellos son a quienes esperábamos.

— Hmm —Hanta hace una mueca, ve sobre el hombro al paciente y suelta suspiro, dando un suave asentimiento al final—. Bien, pero que sea rápido.

El joven paramédico retrocede hasta llegar al otro lado de la camilla donde yace Mineta, él entrecierra los ojos al ver a su compañero de trabajo con una máscara de oxígeno y conectado a un monitor, luce pálido y las bolsas bajo los ojos deja en claro su mal estado.

Hanta Sero les indica que suban y cierren la puerta al hacerlo, dejando como guardia a Mirio. Es claro que están haciendo algo mal, pero él no está muy seguro del qué. Toma lugar en el pequeño banco y a su lado se coloca Midoriya, quien con manos temblorosas sostiene la mano izquierda de Mineta.

— Hey, ¿cómo estás? —pregunta en tono bajo Midoriya a Mineta, quien a duras penas puede abrir un ojo. Por otro lado, él ve de reojo hacia Sero, quien luce desinteresado del tema mientras llena una pequeña formula— ¿Qué sucedió?

— Me llamó —la voz de Mineta apenas es audible, suena como la de un hombre mayor luego de haber corrido un maratón y haber fumado toda su vida—. Él me llamó.

— ¿Quién?

— Tengan paciencia, perdió mucha sangre —informa Hanta, divisando el suero intravenoso que ha sido colocado—. Es un milagro que todavía no haya caído inconsciente.

— Me doy una idea de quién hablas, pero necesito saber qué fue lo que te dijo —habla con firmeza, llamando la atención del afro, quien asiente ante lo dicho.

— "Las quemaduras parecen no haber bastado" —recita el afro, un escalofrío haciéndole temblar— "Veamos si esto funciona" —cierra los ojos con fuerza, haciendo una mueca de dolor con los labios—, escuché que cortó cartucho y simplemente corrí en busca de Toru. No pensé que fuera a dejar mi casa como queso gruyere, creí que iba a entrar. Fue horrible pensar que Toru iba a vivir algo así.

Un Omega Para Mí (BakuShima)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora