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⚠temas delicados, escenas violentas, lectura de 9000 palabras y una narración que mezcla con sobremanera el pasado y el presente⚠

Deja con sumo cuidado ambos galones color rojo en el medio de la sala, ahora se encuentran vacíos igual que los otros seis y eso le hace sonreír de lado, pues la imagen que se crea en su cabeza, como posible resultado, es verdaderamente llamativa. Las altas llamaradas parecerán acariciar el cielo nocturno, el intenso fuego comerá hasta la última astilla en cada madera y de fondo, sirviendo como una melodía para acompañar, los gritos de su hermano y de Eijiro.

Sí, suena realmente increíble.

Se muerde el labio inferior con fuerza, tanta que incluso lo perfora un poco y la sangre brota, pero no importa. ¿Cómo iba hacerlo? Los latidos de su corazón son tan altos que los puede escuchar y siente la cara arderle de la emoción, realmente sí que valió todo el tiempo que espero para llegar a ese momento. A pesar de las altas y bajas que ha habido gracias a un par de detectives, logró deshacerse de ellos y lo único que tuvo qué hacer fue ser paciente.

Respira hondo, el olor a madera vieja, basura y gasolina le logran calmar, incluso lo marean un poco. Suelta una risilla baja y vuelve a la recamara, tarareando la canción de The Days Grace: i hate everything about you.

Al entrar, toma asiento tranquilamente en la cama que, con los años y falta de cuidados, ha terminado desgastada y con los resortes a la vista en algunas partes. Suspira y se pasa la mano derecha por el cabello, sonriendo al ver quienes yacen todavía dormidos sobre el sucio suelo.

Él realmente no puede creer que el gran día ha llegado.

Sonríe al ver a su madre besar la pequeña y regordeta mejilla de Natsuo, quien se remueve un poco entre sueños. Él, por otro lado, lleva a Fuyumi sentada a su lado derecho, y en el izquierdo viene Keigo, el cual yace dormido con la cabeza apoyada en el respaldo del asiento trasero del auto. Se ve muy gracioso.

Van de camino al parque de los "gatos", al menos es así como él lo identifica. Ve por la ventana del auto, los árboles son tan grandes que él puede jurar que dentro de unos años aquellas ramas tocaran el cielo. Vuelve su mirada al frente y se enfoca en su padre, luce cansado y, si no mal recuerda, apenas hace una hora llegó de un largo viaje.

Es alguien increíble, como un héroe ¿verdad? Muchos amigos de mamá dicen cosas así, que, si un hombre logra encontrar un tiempo para su esposa e hijos, es alguien de admirar. Y él admira a los héroes, ¿está bien que lo relacione como uno?

Al llegar al lugar, la gran maleza muerta les da la bienvenida, pero eso no lo desanima, pues sabe que cerca del carrusel es donde yace oculta la magia del lugar. Un enorme árbol que, a pesar del descuido, sigue brotando aquellas lindas flores lilas. Fuyumi se suelta de su agarre al ver un gato regordete y él no duda en ir tras de ella a pesar de que sus padres gritan para que se detengan, ¿cómo iba a hacerles caso? ¡Debe de cuidar a su pequeña hermana! Ella sólo tiene cuatro años... Bueno, tener un año más no lo hace un chico grande, sin embargo, es más maduro que ella.

Según Keigo.

El regordete gato salta a unos arbustos altos, ocultándose de la vista de ambos, Fuyumi frena de golpe y él desacelera poco a poco, suspirando aliviado al poderla haber alcanzado, sin embargo, ambos se quedan totalmente quietos al escuchar un gruñido. Sí, como el de un león, similar al de Mufasa cuando pelea contra las hienas.

Los dos voltean a ver hacia arriba, más allá de los arbustos, y ven una larga melena negra, un gruñido surge de ella y él no duda en tomar la mano de Fuyumi y salir corriendo por donde vinieron, encontrándose a su padre más rápido de lo esperado.

Un Omega Para Mí (BakuShima)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora