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Al abrir los ojos y no encontrar nada familiar a su alrededor, se da cuenta que no está en su habitación ni siquiera en de BL, por lo que se obliga a recordar para saber dónde está. Hace una mueca, se incorpora lentamente apoyándose en los codos que ha deslizado un poco hacia atrás.

Bosteza largo y perezoso, se lleva una mano a la nuca y al sentir un brazo rodeando su cintura, arruga ligeramente la nariz. ¿Acaso Kirishima estaba dormido a su lado después de todo? No le gusta estar peleado con su mejor amigo, pero tampoco piensa tolerar los berrinches de este. Ya no al menos.

Voltea hacia su derecha y al ver el pecoso rostro, su cerebro sufre un corto circuito.

Es verdad, él entró en celo y Midoriya paso los días a su lado. Se apoya con sumo cuidado en su costado derecho, sus lentos movimientos se deben a que o quiere despertar al pecoso y también porque su espalda arde con cada esfuerzo que hace. Al terminar de acomodarse, coloca su mano en la cintura del peliverde y lo atrae contra él, sonriendo al escucharlo murmurar algo.

Midoriya arruga ligeramente la nariz, frota la punta de esta contra su pecho desnudo y la expresión vuelve a relajarse, la pesada respiración delatando que ha vuelto a quedar completamente dormido. Mira con atención las suaves facciones, las pecas que yacen en los pómulos no son las únicas que existen; desliza la mirada por los hombros desnudos, por el ante brazo y, si no mal recuerda, en los muslos también hay tiernas y pequeñas manchas.

Camina sin mirar atrás, las palabras que ha dicho Kirishima más aquella hiriente expresión lo han hecho sentir horrible, y es que sabe que su mejor amigo tiene razón, él tuvo que haberle advertido del plan hecho por Bakugo, pero no lo hizo porque Midoriya así lo pidió. ¿Solamente por eso? Sí, para él es suficiente con que el pecoso pida algo para hacerlo.

"- Creo que, al verme correr hacia él, te has dado cuenta ¿verdad? Keigo te lo explicó..."

Claro que Keigo le explicó, algo así, pero no piensa ceder. Su mejor amigo debería abrir los ojos y ver realmente quien está ahora a su lado, y es el detective. No él. Ese razonamiento lo hace frenar y frunce el ceño al sentir un cuerpo impactar contra su espalda, ve sobre el hombro y se encuentra con Midoriya, quien luce avergonzado por haber chocado contra él.

", eso fue a lo que se refería Kirishima, en pocas palabras: su mejor amigo le acaba de confesar que está enamorado del detective rubio y eso le duele muchísimo, no porque el amor que siente por este sea de esa misma forma, sino porque se ve que lo van a echar a un lado.

Aunque, por como se ve, él es quien se ha hecho a un lado.

¿Todoroki? —hace una mueca y vuelve su atención al frente, pero no da paso alguno. Sólo no quiere que Midoriya lo vea en ese estado— Tengo que mandar las placas y volver al trabajo.

Lo sé.

Sí, yo también lo sé —eso le hace fruncir el ceño, se gira hacia Midoriya y la expresión que este posee los hace ladear la cabeza—. No dije aquello para informártelo, lo dije porque me lo tenía que recordar; soy un detective y ahora mismo debo de cumplir mi trabajo, sin embargo, ¿cómo se supone que haga eso cuando lo que quiero hacer es quedarme contigo y asegurarme que estés bien?

Parpadea un par de veces y se obliga a no pellizcarse para asegurarse que aquello no se trata de un sueño, como lo haría un infante; no debería hacer ese tipo de actos si quiere convencer al detective que él no es un "niño". Endereza su cabeza, en ella las palabras de su papá se vuelven a repetir y al tener enfocado únicamente al pecoso que parece una adorable fresa con semejante sonrojo, el corazón se le acelera de golpe al lograr leer entre las líneas y acciones dichas.

Un Omega Para Mí (BakuShima)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora