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El clima afuera es tan extraño; las nubes no son densas, por lo que el son traspasa de ellas como si de una mica se trataran y crea una luz de un tono azul, no hace frio, pero es consciente que, en la más pequeña sombra, sí que estaría helado.

Suspira, voltea a ver hacia sus pies desnudos y mira a Blasty recostado en ambos, su peludo cuerpo calentando mejor que un par de pantuflas nuevas. Debido al invierno, su pequeño armiño produce un pelo especial para las bajas temperaturas y este suele ser más grueso y largo que el que posee en verano, una ventaja enorme, a decir verdad.

Aunque él no puede quejarse, le gusta mucho el frio.

Inclina su cuerpo hacia enfrente, tomando en manos el cuerpo súper flexible de su mascota y lo coloca sobre la cama, saliendo luego de esta para tomar un cambio limpio y dirigirse al baño que se encuentra sobre el pasillo. Necesita tomar una ducha antes de que Mina y Sero despierten, pues no quiere escucharlos tener sexo en la regadera pensando que no los va a escuchar.

Extraña tanto su casa, ya va a cumplir dos semanas fuera de esta debido a aquella carta tan aterradora. Es aceptable, ¿verdad? El no querer ir a donde seguramente alguien te hará daño no es huir, es... evitar el conflicto.

Al entrar al baño, cierra la puerta tras de sí y procede a abrir la llave de paso del agua caliente, la cual rápidamente llena el pequeño cuarto de un espeso vapor, por lo que se ve obligado a regular la temperatura abriendo la otra llave.

Mientras el agua corre hasta tomar una temperatura apropiada que no le hará salir con quemaduras de primer grado ni con una posible hipotermia, se desviste y, como siempre, se echa un vistazo a través del espejo. El reflejo le muestra un cuerpo sano y atlético, un abdomen marcado, piernas firmes y brazos claramente fuertes, sin embargo, al dar la espalda y ver sobre el hombro, puede ver lo que no le gusta.

Las lesiones de aquel par de caídas siguen visibles, sus delgados hombros y su espalda que, a pesar de mostrar los músculos tan bien trabajados, sigue siendo... muy femenina. Termina en una cintura marcada dando paso a unas caderas anchas y un culo visiblemente tonificado y redondo, es...

Suspira, subiendo la mirada a su rostro, el cual luce muy afeminado enmarcado por su cabello negro y largas pestañas, su pequeña nariz y grandes ojos, los cuales le observan con tristeza y pena, lo que le obliga a apartarlos del espejo y ver hacia el suelo.

— Nada masculino —murmura por lo bajo, caminando hacia la regadera con enfado y vergüenza, pues no puede creer lo débil que sigue siendo ante algo que va a cargar por toda su vida.

Al terminar de bañarse, sale del baño ya cambiado: pantalón negro cargo con bolsillos en los muslos y pantorrillas, adornados con cintas rojas; camisa lisa negra de manga larga y una cazadora tipo bomber doble vista, interior blanco y exterior rojo. Al ser miércoles, no se tiene porque preocupar, menos cuando su jefe Tamaki le ha dado el día libre debido al caos que fue la semana pasada.

Camina hasta llegar al cuarto de lavado, dejando su ropa sucia dentro del cesto y al salir, se encamina a la sala de estar, donde se encuentra con un Denki y Shinsou plácidamente dormidos, el primero encima del otro. Los entiende totalmente, ayer todos se desvelaron ante la hermosa sorpresa que el rubio compartió.

No puede evitar reírse al ver a Sero interpretando una de esas canciones que tanto adora alto, pues con dramatismo, se lanza a los pies de Mina y sigue cantando, cosa que hace a los presentes reír, incluso a Shinsou, quien después de tanto tiempo, puede pasar el rato con ellos sin recibir ninguna llamada.

Ya es tradición de ellos reunirse los martes a cenar, pasando el tiempo entre ellos cinco para liberar un poco el estrés de los trabajos y, más que nada, hacer la lista de la música que se presentaría en BL durante el fin de semana, aunque al ser septiembre la cosa se facilita mucho.

Un Omega Para Mí (BakuShima)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora