Capítulo 30

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Su beso es desesperado.

Misael, detente.

Mis manos buscan su estrecha cintura, y mi cuerpo acorrala el suyo contra la pared, intensifico el beso. Lo necesito.

Misael, esto no está bien.

Ella pone sus manos en mis hombros mientras aprieta mi camisa, ella se aleja un poco.

—No puedo respirar... —ríe mientras pego mis labios a su mejilla.

Debes detenerte.

—No quiero... No quiero que nadie más te toque... —bajo mis labios a su cuello y abro mi boca para que mis labios rodeen parte de su cuello, mis hombros se tensan.

Tengo que detenerme.

—Lo siento tanto, Misael... —niego mientras subo mi rostro al suyo, uniendo nuestros labios en un beso —. Si tan sólo Agus no hubiera...

—Céntrate en mí, Avery —bajo mis manos a su cintura y la rodeo, es tan pequeña que casi la rodeo toda con mis manos —. Si lo nombras otra vez no podré detenerme...

—Misael.

—Querré marcarte, querré encerrarte y no dejar que nadie más siquiera te mire, así que no digas más —ella agarra mi cara con sus frías manos y sonríe —. No hagas eso, Avery.

—Estoy feliz porque me estás abrazando, y besando... —ella pega sus labios a los míos otra vez, los mantiene y subo mi mano a su cuello para poder profundizar el beso, aunque sé que debo apartarla, me separo tomando algo de compostura, el alcohol en mi sistema no me ayuda —. Misael...

—Fue mi culpa —digo mientras respiro agitado, pegando mi frente a la suya —. Yo te dejé sola a pesar de...

—Detente —ella me rodea con sus brazos, pongo mis manos en la pared, intentando controlar mis deseos de sujetarla y poseerla sin más —. Ya estamos bien, ¿verdad? Ya no vas a alejarme, ¿no es así? El Misael que me aparta para estar con otra mujer va a irse, ¿no? Dime que vamos a estar bien, dime que no vas a alejarme.

Deberías acabar con tu vida.

El sonido de nuestras respiraciones inunda el lugar cuando no puedo responder de inmediato, cierro los ojos —No puedo.

Ella me aparta por los hombros mientras frunce el ceño, parpadea mirando hacia abajo, confundida.

—¿Por qué? —sus ojos se humedecen, sus labios tiemblan un poco —, es por el beso... No vas a perdonarme, ¿verdad?

Sus manos aprietan mis hombros, ella intenta apartarme pero pongo mis manos en la pared a ambos lados de su cabeza.

—El beso... Ese beso... —llevo mi mano a su cara y toco sus labios, rosados e hinchados, me acerco un poco y meto su labio inferior entre los míos, cerrando los ojos un instante —. Ese beso no...

Acaricio su labio con mi pulgar una vez que me separo apenas un milímetro.

Violador.

Paso mi dedo por su labio, húmedo y rosado, tembloroso, uno que pide a gritos ser tomado por mi boca.

Si la deseas, debes morir.

—Entonces por qué no puedes prometer que estarás conmigo... —ella solloza, sorbe su nariz y traga, entonces levanta su mirada, no es la misma de antes, esta intenta descubrir todos mis pensamientos, el corazón se me encoge —. ¿Pasó algo, verdad? Aquel día...

Oigo pasos y me vuelvo rápidamente al pasillo, me aparto para tomar su mano y nos adentro en mi habitación, cierro la puerta y arrimo su espalda a esta.

Mi hermana y yo |MHYY2| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora