Maratón|Parte I
Sus labios habían sido cálidos, ligeramente ásperos y apretados. Pero esa sensación había erizado todos los vellos de mi piel, me había tomado tan desprevenido que no había podido reaccionar hasta que su pequeño cuerpo cayó al suelo, frente a mí.
—¡Dan! —me arrodillé y tomé su cabeza con mi mano derecha, ¿porqué estaba temblando? —. ¿Dan? Oye, despierta. Abre los ojos Dan.
Temblaba, sus labios morados. Cuando me acerqué pude ver lo agrietados que estaban, y las ojeras que había bajo sus ojos. Su respiración era agitada, la levanté en mis brazos, pero ella ya no se movía, su piel estaba helada.
—¿Dan? Oye... —sacudí su cuerpo pero ella no se movió, mi respiración se aceleró —. Dan... Tranquila. Tranquila yo... Te llevaré al hospital lo más pronto, por favor, mantente consciente, ¿si? ¿Me oyes?
Aclaré mi garganta tratando de que el nudo en mi garganta desapareciera. Y entonces una gota cayó en su rostro, mi cabeza ya no goteaba, yo... ¿estaba llorando?
—Oye, estaba llamando a tu... ¡Avery! —papá abrió la puerta y entró antes de que me diera cuenta, Hillary estaba en sus brazos, totalmente dormida. Madeleine se cubrió los labios con la mano, asombrada. Se acercaron rápidamente —. ¡¿Qué ha pasado?!
—Ella... Yo...
«Avery está helada, no se mueve. ¡¿Porqué no se mueve?!»
—¡Misael!
Lo aparté y tomé las llaves de la mesa junto a la puerta, donde las había dejado. Y corrí fuera de la casa a pesar de que estaba lloviendo, metí a Avery en el asiento del copiloto tratando de recostar el asiento y me apresuré a entrar al lado del conductor.
—¡Misael espera!
Papá apareció con una sombrilla junto a la puerta cuando ya pude encender el auto, lo miré de reojo.
—Lle... Llevaré a Dan al hospital central.
—Oye, escucha. Tenemos que hablar con...
—¡No tengo tiempo para esto!
Arranqué el auto. Y fue como si el tiempo pasara lentamente, como si pudiera mirarme hablando con Avery, tratando de que ella me mire mientras conducía por la carretera lluviosa. Lo único que deseaba, más que nada, era llegar al hospital.
—¡Por favor ayúdeme!
Entré con Avery en mis brazos en la sección de emergencia, extrañamente, estaba vacía. Me acerqué a la recepcionista goteando por completo, el parqueadero estaba lejos de la puerta. Y había logrado cubrir a Avery con el abrigo de deportes que tenía en el auto. La chica me miró de pies a cabeza y movió su cabello de manera lenta.
—Hola, ¿puedo ayudarte?
—Necesito que la atiendan, ¡ella se desmayó!
Ella asintió poniéndose de pie y caminó frente a mí hacia una puerta, ¿es que no podía caminar más de prisa?
—Recuéstala en la camilla. Llamaré a la doctora.
—Gracias.
Solté de mala gana cuando salió, y recosté a Avery en la pequeña cama esquinera. Ella respiraba lentamente, y sus labios estaban resecos y morados. Apreté mis labios al verla recostada sin moverse.
—Oí que a los chicos guapos les gusta estar sin camisa, pero, wow. Eres más que guapo.
Había venido tan apurado que no me había puesto la camisa. Me volví a la enfermera que me miraba desde la puerta, dejé de mirarla molesto, ¿es que no sabía que era el peor momento para coquetear conmigo? Miré el rostro inexpresivo de Avery y deseé poder perderme en sus ojos, quería que los abriera.
ESTÁS LEYENDO
Mi hermana y yo |MHYY2|
Teen FictionMisael Ortega tiene la vida arreglada. Vive con su tío Joshua, al cual considera como su propio padre. Su tío lo cría junto a su esposa Madeleine, con la cual tiene una pequeña llamada Hillary. No conoció a sus padres, y el tío Joshua no le habla nu...