Mi hermana y yo |MHYY2|

Capítulo 10

¿A&M?

Abro los ojos cuando siento que algo me impide respirar y me encuentro con la cara de Avery cerca de la mía, sus dedos sobre mi nariz y sonríe cuando la aparto riendo.

—¿Qué haces?

—No despiertas. Y yo estoy aburrida.

—¿No estabas con los abuelos?

Asiente pero luego me empuja y se hace un lugar a mi lado. Y entonces los dos estamos acostados mirando la nada, quisiera volverme y abrazar a Avery pero por alguna razón no puedo hacerlo. Ha encendido la luz de la habitación y sin mirar por la ventana sé que ya ha oscurecido. Ella se vuelve y pasa su brazo por mi cintura haciendo que se me encoja el pecho, ella tiene esa habilidad de hacer las cosas sin pensarlas. No como yo.

—Los abuelos hablan de lo mucho que me parezco a mamá. Eso me molesta —resopla y luego se acurruca a mi lado —. Pero son agradables. Pensé que serían los típicos abuelos que te odian por ser adolecente.

—No. Ellos no son así, al menos no contigo.

—¿Contigo sí?

Suelta y aprieto los labios negando. Ella quita su cabeza de mi pecho y levanta la mirada hasta que nuestros ojos se encuentran. Y sonrío.

—Quise decir que nadie podría odiarte.

—¿Estás bien?

—Claro. ¿Porqué?

Ella infla las mejillas y se levanta rápidamente yendo a la puerta, me siento con la duda en mi rostro y mi pecho se encoge cuando ella cierra la puerta y pone el cerrojo. Ella no se vuelve pero veo como sus hombros se tensan y aclaro mi garganta. Entonces ella se vuelve y me mira con el ceño fruncido.

—¿Estás molesto conmigo?

—¿Qué? No —niego mientras me levanto de la cama y avanzo un par de pasos —. ¿Porqué estaría molesto?

—¿No crees que eso deberías contestarlo tú?

—Sólo estaba cansado. Y tú estabas compartiendo con ellos, ¿querías que estuviera ahí? Si lo hubieras dicho...

—Querías salir de ahí. No quería que te quedaras sólo porque yo lo pidiera.

Ella no se mueve de la puerta pero parece sumamente molesta y eso hace que también me enoje. ¿No la estaba pasando bien? Yo no parecía hacerle falta y ahora me echaba la culpa.

—¿Sabes que la gente tiene que hablar si así lo desea? ¿No eras tú la de la frase de hacer las cosas cuando las quieres? Si no querías que me fuera debiste decirlo.

—Me siento sola si no estás —dice mirándome finalmente, sus ojos serios —. Y sólo quiero que me abraces justo ahora.

Mis defensas caen entonces, y ya he acabado con la distancia entre nosotros. La rodeo fuertemente. Pegándola a mí. Y cierro mis ojos queriendo perderme unos instantes en ella.

—Es sólo... —me detengo. ¿Qué le diría? ¿Que odiaba el lugar y que hubiera preferido que la rechazaran como a mí para no sentirme diferente? No podía. Porque Avery sí era especial y yo solamente era un estorbo. Pero... Ella me quería y si lo hacía no había razón para sentirme de lado —.  Quiero quedarme así.

—Misael... ¿Qué va mal?

—Nada va mal.

Silencio. Ella pega su mejilla contra mi hombro y suspira sonoramente. ¿Cansada de mí? ¿Cansada de lidiar con el idiota que no sabe qué hacer a su lado? Ella me aprieta más a su lado y entonces susurra.