Celos.
—Vamos, que no puede ser tan malo.
Le digo y ella murmura un juramento por lo bajo, se ha venido en el coche conmigo por que la he levanto temprano a las malas y no estaba de humor para usar su bicicleta. Lo cual agradezco, me gusta que pase tiempo conmigo, aunque eso signifique que duerma la mayor parte del trayecto.
—Me recuerdas de nuevo por qué es tan temprano.
—Por que jugaré hoy —la empujo por los hombros y ella prácticamente camina con los ojos cerrados. Como es temprano hay pocos estudiantes y lo agradezco —, te encantará verme hacerlo.
—Eso no vale mi sueño, Misael.
—Eso dices ahora, pero cambiarás de opinión eventualmente.
—Si, claro —bosteza arrastrando los pies y entonces se detiene de golpe —. Tengo hambre.
—Sabía que dirías eso —le sonrío y al ver el pasillo vacío me pongo a su lado para entrelazar sus dedos con los míos. Ella se sobresalta y me mira con los ojos bien abiertos, al menos esto la despertó —, te he traído un desayuno. ¿Vamos a que lo comas al aula?
Ella sonríe y asiente rápidamente, apretando sus dedos con los míos. Caminamos directo a este, y Avery tararea una melodía que me es desconocida, cuando entramos no hay nadie y buscamos los últimos asientos, donde nos sentamos.
—Es bueno que hayas pensado en esto —suelta mi mano una vez que le tiendo la pequeña caja y ella lo abre —. Se ve delicioso.
—Son sólo tostadas, queso y fruta. Traje el que es bajo en grasa y... —busco en mi mochila —, este té. Sin azúcar.
—Veo que pensaste en todo —ríe tomando una tostada y la muerde, me he tomado la paciencia de prepararla sin lo que ella no puede comer. Aunque me gustaría mucho que ella disfrutase frituras, y sé que nada le gustaría más que una enorme hamburguesa, aunque no haya comido una —. Para no tener mantequilla, sabe bastante bien.
—¿Verdad? Soy todo un maestro en las artes culinarias —digo y aparto una miga de su labio cuando la veo, ella se sonroja y sigue comiendo entusiasta —. Lamento haberte levantado tan temprano, es que tengo que ir a la cancha para calentar y prepararme con el equipo.
—¿Vas a estar ocupado?
—Un poco —me encojo de hombros mientras me recuesto en el asiento —, si ganamos tendré otro partido. Lo cual es bastante seguro.
—Ya veo...
—Pero tienes que verme, ¿recuerdas? Cuando sea mi entretiempo estaré a tu lado, así que no te apartes de mi campo visual. ¿Te parece?
Asiente y continúa comiendo. Me gusta cuando lo hace, cuando sus labios se mueven hacia la izquierda, mostrando cómo muerde todo. También la forma en la que sus mejillas se inflan sin que ella se percate, y cómo traga. Desvío mi mirada de su blanco cuello con un suspiro. ¿Qué es esta ansiedad?
—¡Gracias! —tomo la caja vacía y la guardo en lo que ella sopla para tomarse el té. Cuando lo hace suspira —. Estoy llena.
Se pone de pie estirándose, lleva puesto un calentador gris, y una camiseta blanca. Encima lleva el abrigo rojo con blanco del Instituto. Y por primera vez no parece un niño para mí, su cintura se sentía bastante fina anoche. Muevo mi pie nerviosamente y me levanto guardando todo en la maleta.
—Bien, ¿vamos a la cancha?
—Si. Pero dame la mochila —dice tendiendo sus manos.
—¿Qué? No —me niego —, no hay nada en ella. Sólo la caja de la comida, el termo del té y mi billetera.
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Mi hermana y yo |MHYY2|
Teen FictionMisael Ortega tiene la vida arreglada. Vive con su tío Joshua, al cual considera como su propio padre. Su tío lo cría junto a su esposa Madeleine, con la cual tiene una pequeña llamada Hillary. No conoció a sus padres, y el tío Joshua no le habla nu...