El principito.
El camino es largo, y la carretera está limpia, el auto avanza sin prisa y Avery se ha quedado dormida desde que terminé de comer las galletas, sus pestañas son largas cuando las miro mientras me detengo en un desvío. Suspiro mientras miro al frente de vuelta, sintiéndome ansioso de pronto, cuando Avery dijo que vendríamos a la casa que ella compartía con su padre quise negarme de inmediato, pero ella se veía emocionada, no podía arruinar eso con ella. Mi móvil vibra un par de veces en el bolsillo de mi pantalón pero lo ignoro centrándome en el camino.
No dejo de pensar en la forma en la que se tornaron las cosas, he arruinado mi relación con prácticamente todas las personas que eran cercanas a mí, y ahora sólo tengo a Avery, por extraño que parezca, me siento más lleno que antes. Renunciar a Avery era un castigo que me había impuesto por mis malas acciones, sin embargo, ella me trajo de vuelta a su lado, y no iba a reprocharle, quiero estar a su lado, y si ella me deja hacerlo, ¿por qué habría de renunciar?
—...¡eres un bastardo mal agradecido!
—Para Joshua.
—Papá sabe que no eres nadie y aún así te ha dado un techo, ¡¿cómo puedes tocarla?! ¡¿Cómo te atreviste a hacerla tu...?!
Sacudo mi cabeza, incómodo, queriendo ignorar la fea sensación que deja aquel recuerdo en mi pecho, había momentos como ese, puedo recordarlos, momentos en los que el tío Joshua me acusa de algo, como si hablara de alguien más. No lo comprendo del todo.
Cuando entramos en la ciudad me tomo mi tiempo, Avery no deja de fruncir los labios y hablar de comida en sus sueños, sonrío cuando me detengo junto a una tienda, tengo que comprar un par de cosas si quiero que las cosas vayan un poco a mi ritmo, si lo dejo todo a manos de Avery, terminaré sintiéndome inútil.
Guardo las cosas en la parte trasera mientras reviso la lista en el móvil. Y cuando entro ella se estira, sus ojos se ven bastante pequeños.
—¿A dónde fuiste? Pensé que... —no puede contener un bostezo largo y río —...ya habíamos llegado.
—De hecho no falta nada, sólo me detuve a comprar un par de cosas, que no sé si tienes allá en tu casa.
—Estoy segura que hay de todo, la tía Valentine pasa ahí los fines de semana porque descansa de su trabajo ahí. Pero este dijo que lo pasaría en casa de una amiga —levanta los brazos cuando enciendo y arranco el auto, ella entonces toma mi mano y la entrelaza con la suya mientras se acurruca en el asiento, volviendo a cerras sus ojos —, ¿por qué me soltaste? Me gusta dormir tomando tu mano.
—Tú me la soltaste —digo mientras la miro de reojo, sus labios están resecos de nuevo —, creo que te picaba la cara o algo.
—No te creo nada, esta vez no me dormiré del todo para que no la sueltes.
—No puedes controlar eso, con lo fácil que te duermes —ella chasquea la lengua en respuesta pero sonríe —, llegaremos pronto, podrás dormir en casa.
—No, no lo haré, por eso aproveché en dormir en el auto —susurra —, porque cuando lleguemos a casa no podré dormir.
—¿Qué? —pregunto mientras le doy una rápida mirada —, ¿por qué no podrías?
—Porque tengo que hacerte un tour —dice luego de un par de segundos, sonando un poco más despierta —, la casa no es enorme, pero si tiene un par de cosas interesantes.
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Mi hermana y yo |MHYY2|
Teen FictionMisael Ortega tiene la vida arreglada. Vive con su tío Joshua, al cual considera como su propio padre. Su tío lo cría junto a su esposa Madeleine, con la cual tiene una pequeña llamada Hillary. No conoció a sus padres, y el tío Joshua no le habla nu...