Capítulo 32

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Horas más tarde, nos encontrábamos en la sala

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Horas más tarde, nos encontrábamos en la sala. Papá me platicaba de cómo funcionaba la empresa que tenía, era pequeña pero les estaba generando ingresos en gran manera, y eso era bueno.

Yo, no les había comentado la situación por la que estaba pasando, y en realidad tampoco planeaba hacerlo, lo único que quería era alejarme de todo eso, y no volver a mencionarlo, siquiera recordarlo. Lo que buscaba era paz mental.

—Y dime, hija, ¿por qué estás aquí? —Papá apagó la laptop entregándosela a mamá para que la guardara.

—Sólo quería un cambio de ambiente por unos días.

—Comprendo. Sabes que puedes quedarte el tiempo que desees, eres nuestra hija.

—Tu padre tiene razón. Y si necesitas algo, no dudes en decirnos. Si quieres hablar lo que te pasa, cualquier cosa, aquí estamos. Somos tus padres y te amamos, siempre vamos a querer lo mejor para ti. —Mamá me dio un leve apretón en la mano.

—Gracias. —Dije sincera.

—¿A quién escucho por ahí? —Me puse de pie, y corrí a abrazar a la abuela. Las veces que la vi era cuando llegaba en vacaciones porque en ese entonces vivía en otro estado. Ella siempre me mandaba ropa y juguetes cuando era niña. Recuerdo que una vez fui a visitarla, mis primas no estaban muy felices con mi estadía allá, pues, la abuela tenía preferencia conmigo.

—¿Vives con mis padres? —Pregunté separándome de ella. Su cabello estaba más blanco, y a pesar de ser una señora de edad, se mantenía bien cuidada.

—Sí, hace unas semanas, ya me cansé de vivir en Rusia. Y tu padre me dijo que podía quedarme acá el tiempo que quisiera. —Hizo una pausa y se sentó en el sofá cruzando las piernas. —Además, quiero morir en el país donde nací.

—No menciones nada de morir. —La reprendió mamá, lanzándole una mirada de desaprobación.

—No te preocupes, querida, aún falta mucho para que esta vieja parta de este mundo. Por el momento, disfrutaré de mi soltería.

—¿Soltería? ¿Qué pasó con Vladirmir?

—Ese hombre aburrido. —Rodó los ojos. —Nunca quería ir a ninguna parte, y tampoco le gustaba que saliera.

—Mamá vive encontrando el amor de su vida todos los años. —Me reí ante el comentario de Anne.

—Tonterías. El amor de vida se llamaba George Morgan. —El abuelo falleció cuando yo tenía quince años, los médicos dijeron que fue un ataque al corazón. Años después, la abuela se mudó a Rusia, y allá conoció a Vladimir. —El primer amor nunca se olvida, por lo menos yo nunca lo olvidé. —Me sonrió con melancolía. —Tu abuelo que en paz descanse, era un amor, jamás conocí a otra persona igual a él.

...

El silencio de la noche, fue mi enemigo durante los primeros días, porque parece que podía escuchar los pensamientos más ocultos en mi cabeza. Muchas veces salía al patio trasero de la casa a observar el invernadero, que era muy hermoso, con distintas especies de plantas y flores.

Viviendo un amor entre letras |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora