June lleva años enamorada de su mejor amigo Mason, pero él es el típico hombre que solo está con las mujeres por sexo y ella lo sabe, por eso ha mantenido sus sentimientos ocultos ante él. Un día, cansada de sufrir en silencio por ese amor no corres...
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Me desperté bostezando y estirando mi cuerpo. Mi cabeza dolía, a tal punto que sentía como si me dieran con un martillo. Me senté sobre la cama, y entonces abrí los ojos sorprendida, al ver que llevaba puesta una camisa blanca. Observé a mi alrededor percatándome de que me encontraba en la habitación de Mason; la verdad era que no recordaba cómo había llegado aquí. Jesús. Pasé ambas manos por mi cabello, y sentí que mi corazón se detuvo cuando Mason salió del baño con una toalla enrollada en su cadera.
Yo estaba en una especie de trance. Oh, por Dios. Por mi mente pasaba la idea de que tuve sexo con él. Mordí mi labio sin saber cómo actuar cuando su mirada se posó sobre mí.
—Buenos días, June. ¿Qué tal dormiste? —Preguntó buscando ropa en su armario.
—Bien. ¿Por qué tengo puesta tu camisa? —Él sonrió negando, y caminó hasta sentarse a mi lado.
—¿No recuerdas nada?
—No. ¿Qué debería recordar? —Tragué saliva, sintiendo un nudo en mi garganta. Por más que forzaba a mi cerebro a que recordara los acontecimientos de la noche anterior, no podía. Solo había algo en blanco.
—¿Qué es lo que recuerdas? —Me miró a los ojos, acariciando mi mejilla.
—Que estábamos en la fiesta y Ayden se subió en una mesa a quitarse la camisa. —Pasé una mano por mi cabello. —De ahí no recuerdo nada más.
—Bebiste mucho. Cuando llegamos aquí me pediste un beso de buenas noches, y me vomitaste. —Parpadeé repetidas veces sin poder creerlo. Qué vergüenza. Trágame tierra. —Da gracias a que tenía ropa interior tuya guardada de una vez que te quedaste aquí, y con eso te diste una ducha. Y bueno, te dije que podías usar mi camisa para que no durmieras casi semidesnuda.
—Ok. Ya entendí. Lo siento, lo siento. —Desvié la mirada hacia mis manos que descansaban en mi regazo.
—No te preocupes. —Se colocó de pie dirigiéndose al baño para cambiarse.
Imaginé lo peor. Yo pensé que había tenido sexo con Mason. Solté el aire en los pulmones dejándome caer de espaldas sobre la cama. Busqué rápidamente mi teléfono y vi que estaba descargado, necesitaba comunicarme con Harper. Le dije a Mason que me prestara su teléfono, y cuando lo desbloqueé encontré varias llamadas perdidas de Hannah. Ojalá que Harper se encuentre bien, lo último que recordaba era a Donovan irse después de golpear a Ayden.
—Hola. ¿Qué quieres?
—Harper, soy June. —Dije, colocándome de pie.
—¿Estás con Mason?
—Sí. —La escuché bufar.
—Ok. Yo me cansé de llamarte, pero tu teléfono sonaba apagado. Me tenías muy preocupada.
