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Damon

La culpa de no contarle esto a Amaris me quema.
Me duele la cabeza de tanto pensar, verla anoche sentada en la orilla del mar con la cabeza en el hombro de Samantha era obvio que le estaba contando sobre la discusión.

No había dormido conmigo, supongo que había dormido en alguna de las habitaciones de arriba, me había dolido que no apareciera en toda la noche, pero no podía hacer nada, además si decirle que durmiera conmigo era condenarme a que preguntará de nuevo por la chica morena.

Los ruidos de la cocina, me sacan de mis pensamientos.
Me baño y me visto, no soy de que me ven como duermo.
Me pongo una bermuda y una camisilla, sabía que hoy iríamos al mar, así que no quería gastar ropa como jeans y camisetas.

Salí de la habitación en dirección a la cocina, la mayoría ya estaba desayunando, excepto por Amaris y Mael, quien era el que está sirviendo.

- De que hablaban? - Pregunto mientras me sirve un plato de solo fruta.

- Amm del matrimonio - Dios, ese era un tema del que casi no hablaba.

- Oh - dije.

- Y entonces Amaris, a ti dónde te gustaría casarte - dijo Mael acercándole un plato con pan tostado con su corteza.

- Oh, mael a mí no... - La interrumpí.

- No le digas, ya se lo quito yo - tome las tostadas y comencé a quitarles la corteza.

- Ok.... Y que decías amaris - todos me miraban extraños mientras yo seguía concentrado en mi tarea.

- Mi sueño siempre a Sido casarme en París - dijo ella y yo solo solté una pequeña risa.

- Porque? - Pregunto Azael hechandose un bocado de comida a la boca.

- Sus padres nacieron, se enamoraron y se casaron allá - Respondió Samantha mientras Amaris recibía el plato que le largue.

- Y lo quieres hacer por ellos - pregunté.

- No solo por ellos, es mi sueño - soltó.

- Y piensas tener hijos - dijo Mael.

Golpe bajo.

Los recuerdos de Vanessa diciéndome, colocando mi mano es su vientre vuelven a atormentarme.

- Damon que te pasa? - Me pregunta Amaris con rostro de preocupación.

Al ver que todos están mirándome se que la pregunta de Mael me ha puesto pálido y no por miedo, si no por rabia.

- Nada, lo siento debo hacer una llamada - me levanto y camino fuera de la casa.

Debo controlarme, amaris debe pasar un fin de semana sensacional, no preocupándose porque mi.
Saco mi teléfono y llamo a Ángela.

Ella sabrá que hacer.

- Joven Damon - Saluda.

- Angela, tengo que pedirte algo así como un consejo - Dije.

- Dime -

- He estado pensando en una cosa que me atormenta porque no se lo puedo contar a amaris y me está afectando en todo el sentido de la palabra.

- No puede contárselo o no quiere - pregunto.

- Es más no querer, le dolería demasiado - Solté.

- Joven no sabría que decirle, es grave?.

- Bastante.

- Por cuánto.

Este si es mi cuento de hadas [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora