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Amaris

Mi primer día se resumió en conocer a cada persona que me rodeaba, no tenia permitido pasar mucho tiempo sola y eso me gustaba, ya que me ayudaba a no pensar en muchas cosas.

Debía tener la mente fría de los malos pensamientos, no debía pensar en algo que pudiera perjudicar mi forma para avanzar.

En mi primer día había hecho una amiga.
Diana, ella era castaña, con ojos verdes, piel blanca y delicada y una que otra peca en su nariz.

Con ella pasaba el mayor tiempo posible, los días pasaban y con ella se hacían llevaderos, pero cada que estaba en mi habitación sola para irme a dormir, los pensamientos de mis autoleciones, la muerte de mis padres, la amenaza, mi ruptura con Damon, amenazaban con volver a perjudicarme.

Mi segundo día se resumió en ir a hablar con un psicólogo de mis problemas, su consejo era que hablar con los del círculo, que eso siempre ayudaba.

Resulte ser parte del círculo y como mi psicólogo dijo, eso ayudo bastante.
En nuestra hora de "descanso" nos tenían a todos en la cafetería.
Una persona de las que trabajaba aquí se asomo con dos hombres en cada lado, levantado una hoja.

Empezó a decir nombres y las personas correspondientes a estos se ponían de pie y se iba, máximo Cuatro.
Cuando llamaron por mi nombre y salimos de la cafetería no pude con la curiosidad.

— A dónde vamos? — dije mientras seguía caminando detrás de la mujer.

No respondió asi que no volví a preguntar.
Llegamos a una especie de laboratorio, donde estaba inyectando algo en la parte de la cadera.
Cuando lo hicieron conmigo no pude evitar escuchar a alguien decir.

— Chip activado — me levantaron y dieron la orden de que los dos tipos me llevarán de vuelta a la cafetería.

«Chips» quizás lo hacían para que si por alguien motivo a alguien se le daba por escapar, sabrían como encontrarnos fácilmente.
Pero dudo de que el abuelo y Paul estén enterados de esto.

Seguí con mi días muy normal.

Jueves por la tarde, estaba alistándome para ir a comprar mi vestido con Samantha, ella y Paul pasarían por mi, ya que si solo venía ella no me dejarían salir.

Así era como el abuelo había querido.

Por parte de el, prefirió quedarse en la oficina encargándose de los deberes de Paul, mientras nos acompañaba.

Cuando estuve en la recepción no pude evitar saltar a los brazos de Samantha, la hechaba mucho de menos al igual que Johan, Mael, Dante y azael.
Iba a tratar de verlos a todos hoy, pero lo dudaba.

— Ella vendrá después a dejarla aqui, tendré una reunión y no podré venir — dijo Paul señalando a Samantha.

— Tienen hora exacta? — preguntó la recepcionista.

— No, si la traen a las dos de la mañana, pues a las dos de la mañana la reciben, ¿De acuerdo? — Formuló Paul y la chica asintió — Muchas gracias, hasta pronto.

Paul nos dejó en la entrada del centro comercial y se fue, con la excusa de que tenía algo por hacer.

Cuando entramos las seis personas que estaba dentro me regalaron una hermosa y sincera sonrisa.
Excepto por Dante, parecía que lo hubieran obligado a venir, traía cara de querer comerse el mundo.

— Amaris! — Las dos pelirrojas que posaban al lado de Mael salieron corriendo en mi dirección.

Me agache y las recibí con los brazos abiertos, la dos se tiraron hasta donde estaba yo y fue tan fuerte el impacto que las tres terminamos en el piso.

Que bueno que había obtado por vaquero, si me hubiera puesto el vestido corto, se me habria visto hasta el apellido.

— Pequeñas como están! — dije muy alegre, ellas dos se habían ganado todo mi cariño.

— Nosotras muy bien, y tu? — pregunto Rebeka mirando de arriba abajo.

— Genia — Respondí y me puse de pie para saludar al resto, todos me dieron un abrazo y un beso en la frente o mejilla.

Excepto por Dante.

Comenzamos a charlar, comimos, nos reímos y después de un rato decidimos tomar caminos por separados para buscar nuestros vestuarios para la gala.

— Me fascina — dije mirando un vestido largo, color durazno con piedreria en la parte de arriba y abajo con una abertura que dejaba ver una de mis piernas.

No lo pensé dos veces para comprarlo, con unos tacones un tanto altos, tendría problemas ya que la abertura de ese vestido, dejaba ver mi pierna dónde en mi tobillo descansaba un tatuaje.

Luego de que Samantha se decidiera por el suyo, fuimos en busca de los demás, al encontrarlos nos fuimos a seguir disfrutando de mi salida.

Un golpe de desilución se pasó por mi pecho, sabía que Damon no vendría, pero como era masoquista la había querido ver con toda mi alma.
Damon no seria idiota y sabría a dónde vendría su hermano menor, pero al parecer no había hecho nada para seguirlo.

Seguimos charlando y disfrutando hasta que nos dieron las tres de la mañana.
Todos me acompañaron hasta el centro y nos quedamos mirando las paredes que ahora me retenían.

— Te extrañaremos — dicen las gemelas mientras me abrazan.

— Nos veremos pronto, se los prometo — dije dejando un beso un la coronilla de cada una.

Todos se despidieron de mi, incluído Dante lo cual me sorprendió.
Samantha me acompaño adentro dejándome a cargo de la recepcionista, yo a ella le dejé mi vestido, para así poder vestirme con tranquilidad en mi casa, sin la mirada extraña de todos.

Este día lo había disfrutado cada minuto, era el mejor día de esta semana.

Y pronto llegaría uno mejor, dónde pasaría toda la noche con ellos.

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Que capitulo.

No tengo nada por decirles, así que nos vemos en la siguiente actualización.

Nos olvidéis votar y comentar.

Os quiero.

Cuidaos!!!!

Mayra ♥️

Este si es mi cuento de hadas [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora