Capítulo 21

1.2K 198 69
                                    

—Huh... ¿De verdad quieres eso? —Pregunté un tanto asqueado.

—¡Katsuki, por dios solo es un pastelillo de fresa! —Me reclamaste, apuntando al postre.

—No solo es eso, es una bomba crea caries, te aseguro que en esa cosa hay tanta azúcar, que te dará diabetes con una sola mordida.

Te dije mirando el pastelillo, era de fresa, tenía crema nata de rellano, arriba crema de mantequilla, chocolate derretido y chispas de colores; era más que obvio que si te comías esa cosa te iba a doler el estómago.

—¡Vamos deja de ser aguafiestas y pagame el dulce! —Me pediste entre lloriqueos, jalando la manga de mi suéter.

—Como te oiga quejarte de que te duele el estómago —Me acerque a tu cara amenazante— Te explotarse ese lindo culo que te cargas.

—¡De acuerdo! —Dijiste animada, sin tomar en cuenta mi amenaza.

Suspiré y mire el postre con desagrado, ¿No podías escoger uno menos empalagoso? Aparentemente no. Luego de pagar el estúpido dulce, salimos en dirección a un pequeño parque que estaba solo, aun que mirándolo mejor, siempre que sueño contigo muy poca veces veo a otras personas; no me molestaba, era mejor así, solo me era raro.

—Katsuki —Me llamaste.

—¿Si?

—¿Por qué siempre que sacan una canción y esta se vuelve popular la escuchas hasta que te hartas? —Me miraste reojo con una pequeña sonrisa.

—¿De que mierda hablas mujer?

—Hace un un mes era Saturno, hace dos semanas 2D y ahora... Son las tres de la mañana y estoy en tu ventana —Cantaste divertida.

—(T/N)... —Te reclame y solo reíste.

—¡Es que es gracioso! —Afirmaste— Es lindo saber que cantas esa canción siempre cuando te bañas.

—¡¿Como demonios sabes eso?!

—Katsuki soy parte de tu conciencia, técnicamente yo lo sé todo —dijiste como si fuera lo más obvio.

—Pues tiene sentido.

—Claro que lo tiene, por cierto, no seas tan brusco con Mitsuki-San.

—¿Que? —Besaste la comisura de mis labios y me miraste.

—Solo haz lo que te digo, nos vemos más tarde.

Y sin dejarme despedirme de ti, mis ojos se cerraron con pesadez, mi respiración se volvió más calmada y deje de sentir esa sensación de calidez que me transmitía el estar tan cerca de ti.

[...]

El rubio despertó un poco desorientado, alguien lo había estado moviendo por algunos minutos; cuando sus ojos se acostumbraron a la luz, su ceño se frunció y sus ganas de soltar improperios se hicieron presentes, allí estaba su madre junto al psicólogo, el cuál le miraba con una pequeña sonrisa.

—¿Que hacen ustedes aquí? —Preguntó reacio, apartando sutilmente a su madre— Este es un viaje escolar, por ende ninguno de ustedes debe de estar aquí.

—Bueno —Comenzó el pelinegro— Estamos aquí, porque tu madre quería verte, además de que sólo estaremos por hoy luego nos iremos.

—Que bien —Respondió desganado mirando el balcón, «¿Será que si me tiro de allí podré escapar?» pensó sin prestar atención a los dos adultos.

La dueña de mi sonrisa (Bakugou X lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora