36. Para que tu me lo quites.

2.6K 150 99
                                    

ENTREGA

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

ENTREGA.

Harry suspira algo frustrado mientras cierra la puerta del garage, no podía sacarse de la cabeza la voz de su prometida emocionada por empezar su búsqueda de vestido. Dios, no quería pensar en que tendría que romperle las esperanzas a la mujer de que sea suyo por siempre, pero no podía estar atado a alguien siendo que existía la castaña que invadía su mente cada minuto de cada hora de cada día desde hace meses, se acomoda los pantalones mientras mete las llaves en la puerta listo para meterse bajo las frazadas y ahogarse en la angustia... pero todo se detiene.

Las luces del hogar estaban apagadas pero una luz de tonos naranjos se dejaba ver desde el pasillo, haciendo que se acerque con una ceja en alto, era un mañoso de mierda y siempre apagaba cada luz antes de salir, asique no tiene sentido que haya dejado alguna habitación así.

Había silencio absoluto, al parecer no había nadie, entonces camina hasta su habitación lentamente a ver si por las dudas escuchaba algo y necesitaba sacar el taser de su auto.

Bueno, no sería necesario aquél aparato porque una electricidad lo recorre de pies a cabeza al ver a Finlay al pie de la cama, de pie al lado de una mesa preparada con velas artificiales y pétalos de flores amarillas.

—Hola—sonríe la castaña con un calor apoderándose de la superficie de su piel, viendo cómo su azul pasaba sus ojos por el lugar para luego parar en ella.

—Carajo, ¿Desde qué hora me esperas, preciosa?—suena casi rogando perdón, eran las doce ya y no estaba en casa desde la tarde, pero siente que mejor debería rogar al señor ya que su vista se ve deleitada por su azul vestida en... Dios, ella lo quería ver en el suelo, sin duda alguna.

Finlay se cubre apenas con lencería de encaje de color blanco mientras reposaba en sus hombros el saco de un traje que él no recordaba haber usado aún, era uno que apenas se había probado hace poco pero no vestido, del color de los ojos que lo perdían sin piedad, dejándolo sin aliento y sin pensamiento alguno que no desemboque en sentir aquél cuerpo bajo sus dedos, razón por la cual en pasos lentos, inconcientes y errantes termina frente a ella.

—No te preocupes por eso, ya estás aquí—la voz de la joven se oye como la representación auditiva del terciopelo mientras cuelga sus manos suavemente del cuello tenso y siente el delirio en su rostro cuando sus narices rozan y las manos pesadas del hombre se cuelan por su vientre, se escabullen hasta el punto más estrecho de su cintura, la cual se contrae buscando lucirse más tonificada, Harry se pierde sintiendo la piel cálida en contacto con las yemas de sus dedos—Conmigo—sonríe con ilusión y su corazón galopa con fuerza cuando se da cuenta de que todo esto sólo anticipa algo nuevo.

—No quiero sonar como un baboso pero te ves tan hermosa—mete su pulgar por los tirantes de las bragas blancas de encaje y los sube, dejando que impacten con su piel y piquen de una forma agradable.

drivers license › harry styles.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora