Capítulo 2

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Niños.

[Pasado...]

*Edades:
Naruto cuatro años
Iruka dieciséis.

Los días habían transcurrido con mayor tranquilidad luego de haber vencido al Kyubi y haberlo encerrado en el cuerpo de un recién nacido.

Cuatro años después Iruka avanzaba por las calles del centro de Konoha observando el paisaje de un pequeño festejo; habían lámparas de papel alumbrando todas las calles del centro, además de mucha gente paseando entre platicas alegres a lo largo del lugar, algunos conocidos avanzaban junto a sus familiares deteniendo su andar para saludarlo desde la lejanía, e Iruka trataba de mostrar su mejor sonrisa elevando la palma en respuesta.

— ¡Oí, maldito mocoso, aléjate de aquí!

Aún ante el sentimiento festivo, él sabía perfectamente a quién trataban constantemente como una plaga en toda aquella villa; su ceño se frunció en desprecio hacia aquel chico culpable de la muerte de sus padres, pero la escena delante de sus ojos no pudo evitar preocuparlo... El niño cayó al suelo con tal brusquedad mientras el hombre del negocio maldecía la máscara que el pequeño había tomado, y de un movimiento brusco la lanzaba directamente al rostro del pequeño... La sangre fluyó de la herida abierta del pequeño, e Iruka hizo esfuerzos sobre humanos por no ir en su ayuda y curarlo.

Luego de dolerse aferrándose el rostro dirigió su mirada azul por sobre toda la multitud que lo miraba con desprecio susurrando palabras horribles que lo hacian retroceder en el suelo; Iruka sintió el corazón encogerse al mirar el miedo y la confusión en el rostro del pequeño, y nuevamente hizo esfuerzos sobre humanos por no ir en su ayuda, pero entonces Naruto tomó la máscara y les mostró la lengua para reír e irse a toda prisa de aquel lugar. La incomodidad llenó a Iruka quién agachaba la mirada manteniendo presión sobre su pecho y estómago para detenerse mientras su mente repetía las mismas cosas de siempre: ese niño era un monstruo, un demonio, tenía dentro un demonio, pero... Sus pensamientos se veían detenidos, y tragando grueso volvía la mirada hacia una voz que surgía detrás suyo.

— ¿Paseando Iruka? —cuestiona una dulce voz.

Al volver la mirada se encontró con dos mayores bien conocidos, sus sentidos en tensión lo obligaron a dar una reverencia ante ambos.

—Asuma San, Kurenai San.

— ¡No nos digas así! —pide avergonzada.

El chico ríe mirando a su compañera y volviendo la mirada al chico — ¿Que ocurrió aquí? Vimos que había mucha gente reunida así que veníamos a ver...

Baja la mirada con duda y desgana —Naruto...

Ambos jóvenes se miran y vuelven la mirada sobre la escena percatándose de la sangre en el suelo, al verlo la joven chica cubre su boca con pena aferrándose al brazo de su compañero.

— ¿Qué le pasó? —cuestiona preocupada.

—El señor de la tienda le arrojó una máscara a la cara, es una... —mantiene la mirada baja —Herida leve en la frente.

— ¿¡Y no hiciste nada!? —expresa con enfado — ¡Es un niño indefenso!

— ¡Él es...! —retiene sus palabras apretando la mandíbula.

Asuma suspira y se acerca al oído de su amiga para susurrarle algo que la sorprende e incomoda un poco, Kurenai retrocede tragando grueso y se aferra al brazo del chico a su lado nuevamente.

—Bueno, como sea... Debemos irnos Asuma.

—Nos vemos luego Iruka... —avanza deteniendo sus pasos al segundo —Y... —observa de reojo al chico —te veías frustrado, si querías actuar, simplemente debiste hacerlo.

Padres adoptivosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora