Capítulo 10

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Confianza

[Pasado...]


La confianza de cualquier persona es importante, si tú quieres obtener la confianza de alguien debes estar dispuesto a demostrar cuán confiable eres, eso fue claro para Iruka desde la pérdida de sus padres. De ahí nació esa necesidad suya, esa necesidad de ser alguien de confianza, de ser alguien en quién la gente pudiera recargarse... Alguien como quién una vez necesito y nunca llegó en su auxilió.

El día que obtuvo la confianza de aquel niño pudo sentir por primera vez algo en su interior que se llenaba de una manera cálida y grata, alguien confiaba plenamente en él y le contaba tantas cosas... Por primera vez alguien dependía de él. Su cometido... Lo había logrado.

—I... Iruka San.

Al volver la mirada hacia el llamado se encontró con la tierna imagen del pequeño Uchiha cargando con una bolsa de mandando que parecía pesar, le sonrió al acercarse y amablemente tomó la bolsa en busca de ayudarle.


—Puedo ver qué te gusta mucho el tomate, Sasuke. —cierra la bolsa pensativo — ¿Alguna vez has hecho sopa de tomates con verdura? Yo puedo hacerla a la perfección.

— ¿De verdad? ¿Y creé que podría prepararla para mí?

—Claro, pero... La verdad he estado yendo a tomar la cena en casa de Naruto últimamente, creo que necesito decirle antes de solo ir a tu casa.

— ¿Naruto? —baja la mirada con desánimo.

—Sabes qué... —sonríe —mejor vayamos juntos, si me encuentro a Kakashi por el camino le pediré que cene con Naruto.

— ¿De verdad? —eleva la mirada.

—De verdad.

Ante la amplia sonrisa del Umino, Sasuke solo sonrió siguiendo sus pasos. La confianza de un niño era la más sincera y pura de todas, él debía tomar esa confianza y hacer todo lo posible por ellos. Luego de comprar algunas cosas extras salieron juntos para dirigirse a la casa del pequeño.

— ¿Normalmente como transcurren tus días? Debo decir que me han contado que tú eres mucho más organizado que la mayoría de los niños, no lo digo para presionarte a qué seas de ese modo... Los niños también necesitan ser un poco rebeldes —ríe —pero de verdad quisiera saber si es cierto.

— ¿Le impresiona mucho que sea así?

Ríe avergonzado —Debo decir que si... —frotando su nuca desvía levemente la mirada —Cuando tenía tú edad yo no era muy organizado, pero creo que las enseñanzas de mi madre finalmente me hicieron entender qué tener todo en orden era bueno.

Ante su mirada la sonrisa del mayor se tornaba suavemente triste logrando que un pensamiento atacará su mente, podría ser verdad que sus situaciones fuesen más similares de lo que parecían; desde el último día que la pasaron juntos el pequeño niño se había decidido a investigar un poco sobre ambos hombres mayores, la información del Hatake llegó a sus manos con mucha rapidez, no podía negar que sentía curiosidad sobre aquel hombre que lo había sorprendido al mostrarse terriblemente preocupado por su persona, o de aquel que caminaba a su lado con una sonrisa amable en cara y la amabilidad rebosando de cada poro de su piel, esa persona le volvía loco de felicidad.

Padres adoptivosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora