Capítulo 3

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Hijos

[Pasado...]

*Edades:
Kakashi veintiuno
Sasuke cinco años
Iruka diecisiete años.

Los años pasaron sobre la villa y con todo mejor cimentado solo existía un inconveniente que preocupaba al consejo del lugar, y al hokage especialmente.

Para cuando todo terminó solo existía un superviviente y estaba traumatizado después de lo que había visto aquella noche. El joven no había emitido palabra después de haber visto la masacre de su clan, y simplemente había accedido a aceptar la ayuda del Hokage para mantener una vida semitranquila, además de claro, por dos pequeños defectos...

— ¡Oye! —corre animado manteniendo las manos en la tierra y las piernas al aire — ¿¡Vas a tu misión especial, Kakashi!?

—Ey... —eleva la palma con calma —Gai.

El joven de cejas pobladas rie en una fuerte y profunda carcajada que logra hacer que el Hatake cubra sus oídos del dolor.

—Entonces... ¿A dónde te diriges?

—Oh, —desvía la mirada rascando su mejilla —tuviste razón, estoy en camino a mi misión especial.

— ¿Cómo te va con ese pequeño chico?

—Sinceramente... —sonríe agachando un poco la mirada —me sorprende un poco su fortaleza, es alguien muy maduro para apenas tener cinco años... —rasca su mejilla elevando la mirada —fue un golpe duro lo que ocurrió, de verdad me sorprende mucho que él siga tan tranquilo.

—No creo que deba sorprenderte en absoluto, es decir... Tú eras así de maduro, y... Fuiste capaz de sobrellevarlo de la misma forma.

Eleva la comisura izquierda en una leve sonrisa —Lo sé. Ahora debo irme. —avanza — ¿Nos vemos más tarde para una ronda de bebidas?

— ¡El perdedor pagará la cuenta del otro!

— ¡Muy bien! —eleva la mano en despedida.

Al acercarse a la casa Kakashi sube a un árbol cercano para mantener vigilado al pequeño Uchiha, desde ahí puede ver al pequeño niño preparando algo de comida... Tomates. Exhalando un suspiro toma asiento descansando el cuerpo del tronco.

La noche llegaba sobre la villa, el sol anaranjado pintaba el cielo del mismo color y Kakashi se detenía entrecerrando los ojos al notar, adelante del pequeño Uchiha, a un chico muy conocido por todos. El recorrido del niño Uchiha siempre era el mismo, pero en ese mismo instante todo parecía cambiar... Delante de él había dos niños que se miraban de frente, atentamente, casi retandose con las miradas como si fueran rivales de años, o quizá...

— ¡Oí! —eleva la mano con entusiasmo — ¿Qué hay Kakashi?

—Oh, —vuelve la atención a la joven debajo suyo —Kurenai, hola ¿Hoy no te acompaña Asuma?

—No, tal parece se irá a una misión que lo mantendrá fuera de la villa por un tiempo... —frunce los labios para encogerse de hombros —unos meses quizá... —analiza el camino — ¿Estás siguiendo a tu misión?

—Si, es un chico muy tranquilo que acostumbra a seguir la misma rutina todos los días... —vuelve la vista sobre el niño —no habla casi con nadie así que normalmente se encuentra en su casa hasta esta hora que es cuando sale a entrenar.

—No habla con nadie, es lindo... —eleva dos dedos —le gusta leer y lucir genial a la puesta del sol. —riendo vuelve la mirada a la copa del árbol —básicamente eres tú de pequeño.

El Hatake sonríe y simplemente se despide para volver a su trabajo siguiendo al niño que sigue su camino. Al día siguiente la rutina es casi lo mismo, de vez en cuando llega un relevó para que el Hatake tome un descanso y vuelva más descansado a seguirle la pista al chico. Los días siguen su curso y nada extraño sucede con el muchacho, no hay visitas por parte de su hermano y sorpresivamente... El pequeño Uchiha parecía tener un intenso odio por su hermano mayor, cosa creíble al saber lo que había ocurrido en la masacre de su clan.

Padres adoptivosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora