Amor en Té - Scarletwidow / Wandanat

Amigas

POV Wanda

- Bien, lo más importante, ¿qué edad tienes? - Pregunté y ella sonrió. - ¿No te había dicho que doce? - Cuestionó y la miré divertida. - Sé sería, Romanoff. - Le dije y asintió.

- Tengo veintisiete, ¿tú? - Preguntó y sonreí. - Veintinueve. - Dije y ella elevó sus cejas en un gesto que me agradó. - Joder, maestra y mayor. - Jugó y me comencé a reír. - Tú, ¿a qué te dedicas? - Pregunté otra vez y se le iluminó el rostro. - Bueno, es un poco enredado, trabajo en la gerencia de RS Industries. - Dijo y asentí. - Suena a algo importante para tener solo veintisiete eh. - Añadí pero ella negó.

- Estudié leyes pensando me dedicaría a algo más, pero es mi legado familiar y no lo quise evitar, además, veo mi carrera también, pero siempre hay más y tener qué hacer o desafíos por los que trabajar me hace sentir bien, creo que incluso mejor de lo que me hubiese hecho sentir el resolver algún caso y ya. - Agregó y entendí por qué la chispa en su mirada.

- ¿A ti te gusta mucho ser profesora? - Preguntó y asentí. - Mis padres querían vaya a la facultad de leyes y Pietro a la de arquitectura o ingeniería, pero ninguno tenía esa plan. - Le expliqué y ella parecía realmente interesada en que le contara más. - Él se reveló primero y no les fue difícil aceptar su elección porque al final papá Charles tenía, tiene el colegio, también era profesor y por ende, respetan mucho la profesión. - Dije y ella entrecerró los ojos. - Pero... - Dijo y sonreí.

- Pero yo tuve miedo, siempre he sido más quejica y menos arriesgada que mi hermano. - Admití. - Apliqué a ambas carreras y a ambas ingresé, Yale esperaba por mí para leyes. - La vi sonreír. - Y para magisterio nada más y nada menos que UPenn. - Concluí y ella hizo un gesto de homerun con sus manos. - Lo tuyo sí que era de Ivy League. - Bromeó pero no me quedó de otra que asentir.

- Pietro había sido aceptado en esa también, así que cuando llegó mi carta a casa, mis padres pensaron había sido un error de nombre, para ellos yo solo había aplicado a Yale y Harvard, el punto es que se enteraron que estuve dentro antes que yo así que cuando llegué a casa ese día ya habían comprado pasajes para los dos. - Dije con orgullo y ella parecía feliz por la resolución de mi historia. - Suena a que tienes padres geniales. - Asentí. - Los mejores, bueno, para mí lo son. - La vi tumbarse en su asiento con una ligera sonrisa.

- Hablar contigo es fácil, ¿te lo habían dicho? - Pregunté y ella negó. - Cariño, eres la primera. - Dijo y cogí mi copa de vino. - Ay por Dios, es imposible. - Respondí y justo llegaron los platos de comida. - Salvada por el mesero. - Le dije y fue ella quien tomó su copa de vino ahora. - Gracias. - Hablamos al unísono en cuanto el mesero se retiró.

- Tengo amistades de toda la vida y las que no, ya tienen muchos años, así que no es que sea excelente conversando con los demás o si quiera relacionándome. - Explicó. - ¿Tímida? - Pregunté sin creerlo y ella negó. - No lo soy, pero sí algo complicada y reservada. - Aclaró y me señalé. - ¿Qué hace diferente esto entonces? - Ella sonrió.

- Tú. - Dijo sin más y casi me atraganto por su automática respuesta. - Tus ojos y tu actitud tienen un no sé qué que hace me sienta cómoda. Tú no solo miras, realmente ves a la persona que tienes en frente y no tengo que fingir ser Natasha Romanoff, mujer de negocios y un muermo para ti, soy simplemente Natasha Romanoff la mujer que es una imbécil y eso parece tener más mérito contigo. - Explicó y no podía dejar de verla con emoción.

- ¡A eso voy! - Me señaló y me comencé a reír. - Eres hermosa Wanda y no me refiero a algo físico, porque está de más decir que eres excesivamente atractiva, eres hermosa por el cómo te percibes y el cómo tratas. Si hubieras sido mi profesora, créeme tendría un crush muy jodido contigo. - Dijo y sonreí ante la idea de una joven Natasha intentando hacer un movimiento hacia mí. - Gracias. - Respondí y ella levantó su copa. Parecía una imitación de Leo en El Gran Gatsby. - ¿Gatsby? - Pregunté y ella guiñó. Un gesto simple pero que me dejó como una boba a su alrededor.