Evitar

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POV Wanda

- Hey... - Dije apareciendo en la sala; ella simplemente se limitó a esquivar mi mirada y parecía extrañada de que quien la recibiera fuese yo y no Dorothea, una señora un tanto mayor que nos ayudaba con los niños hace ya un par de años. - No tardan. - Le dije con cuidado y por fin caí en cuenta de cuánto había cambiado, ella se veía más ojerosa de lo normal, excesivamente más delgada y aún cuando seguía siendo hermosa, era solo la sombra de la mujer radiante que solía ser mi esposa.

- Esperaré afuera. - Dijo intentando evitarme y me dolió aquello. - Espera... - Le dije y ella por fin me miró. - Realmente, como puedes percibir Wanda, no tengo ánimos de hablar y menos de discutir. - Dijo y negué. - Yo tampoco quiero discutir, quería contarte que ya he tenido un par de sesiones con un psicólogo. - Le dije y ella simplemente asintió. Sabía que estaba sorprendida pero disimulaba mejor que yo. - Me da gusto por ti y por los niños, merecen estar bien. - Me dijo sinceramente y vi el grado de daño que había causado, ella ni siquiera por pretensión creía ser una razón por la que yo buscaría ayuda o alguna solución. - Natasha yo... - Iba a hablar pero apareció Dorothea con los niños y tuve que callarme.

Ese brillo que creía perdido y que ya no percibía cuando estaba solo conmigo y me miraba, lo vi aparecer con los niños y quise llorar. - Natasha... - Dije una vez más y ella negó, ahora era ella quien no quería nada conmigo. - Despídanse de mamá chicos, nos están esperando en casa del tío Steve. - Dijo sobre todo por Nathan ya que a Emma la tomó en brazos al igual que las cosas de ambos. - Gracias Dorothea. - Le dijo a ella y a mí me hizo un gesto antes de desaparecer.

¿Cómo me había nublado tanto y no había sido capaz de ver más allá de mi enojo y mi dolor? Cuando escuché su auto salir por completo de casa salí hasta el jardín. - Ella aún te ama. - Llegó Dorothea hasta mí y le sonreí porque evidentemente estaba intentando darme ánimo. - Y yo a ella. - Le respondí y ella sonrió pero yo ya no.

- Aunque justo ahora me preocupa más sentir que nunca más la voy a merecer otra vez, y que ella no debería estar con alguien que le hizo lo que le he hecho yo. - Asumí lo que realmente estaba sintiendo, pero ella negó. - Tal vez, en vez de lamentarte Wanda, deberías ir a por ella, puede que un papel no las avale más, pero aún se pertenecen y eso, ya es suficiente razón para intentarlo y no derrotarse. - Dijo con cuidado y asentí.

- ¿Sabes dónde vive? - Pregunté con vergüenza y ella asintió intentando disimular su decepción. - Era su esposa Dorothea, cómo me pudo importar tanto lo que yo sentía y todo lo que perdí, pero no ver todo lo que le ella perdió y le quité. - Cerré los ojos ante la necesidad de gritar y llorar por todo lo que había hecho mal. Podía recordar exactamente cada expresión de dolor, los ojos vacíos, la necesidad de perdón y cuánto había disfrutado de saber que ella sufría tanto o más que yo.

- El amor es complicado niña Wanda, ustedes por mucho lo hicieron lucir sencillo pero hasta las mejores parejas pasan por malas etapas. - Sonreí con tristeza, esto era más que una mala etapa, la había dañado, nos habíamos divorciado. - ¿Has visto lo delgada que está? - Le pregunté y ella asintió. - Muchas noches cuando llama a los niños antes de dormir sigue en la oficina, así que no me sorprende, pero sí me preocupa. - Dijo y asentí y suspiré.

Ella se había refugiado en el trabajo, lo sabía porque no solo aceptó la distancia que impuse entre nosotras, sino que había decidido distanciarse también de los suyos. Clint y Pietro habían estado muy tensos al respecto, mi cuñado no quería saber mucho de mí y no lo culpaba por ello.

***

Al otro día en cuanto Natasha llegó a casa de mis padres para dejarme ahí a los niños intenté acercarme pero no me dejó. - Natasha... - La llamé en cuanto la alcancé cerca de su auto y ella por fin se giró hacia mí. - ¿Quieres quedarte a comer? - Pregunté con cuidado y ella frunció de inmediato el ceño. - ¿A qué juegas Maximoff? - Preguntó bastante irritada y me sentí avergonzada y un poco intimidada por su reacción. Nunca en mi vida la había visto así, al menos no respecto a mí, ella parecía ser ahora quien no me toleraba.

- Solo estoy intentando hacer esto más cordial. - Dije sin saber qué decir y con mucha inseguridad. - Pues no la necesito Wanda, ni cordialidad y mucho menos pena. - Dijo y negué. - No siento pena por ti. - Refuté de inmediato y ella sonrió amargamente. - Rayos, es verdad, el problema no es ese. - Comenzó a hablar completamente enojada. - ¿Como fue que me dijiste hace unas semanas? Que era simplemente que no sentías nada por mí, bueno, nada bueno. - Dijo con la voz cargada de enojo y dolor, y quise lanzarme a sus brazos y rogarle que me perdonara.

- Debo irme Wanda. - Dijo dándose cuenta de cómo me estaba hablando y relajando su tono, pero entendí que no debía forzarla más, así que solo asentí. - ¿Dónde vas? - Pregunté con temor porque no quería conduzca así y ella suspiró. - No es tu asunto. - Respondió otra vez con molestia y se montó en su auto sin más. Cada vez que ella se iba sentía que la distancia entre nosotras crecía y no me refería a una distancia física.

- ¿Se fue? - Apareció Pietro preguntando lo evidente y negué. - No, yo la alejé y no tengo idea de qué hacer para hacerla volver. - Dije y él me rodeó con uno de sus brazos.

- Dale tiempo, Wanda. - Dijo y negué. - Tengo miedo Pietro, la conozco y Natasha me ama, pero si tuviese que elegir entre amarse a ella y amarme a mí, después de todo lo que he hecho, sé que no me va a elegir. - Lo miré y vi auténtica preocupación. - Así que si le doy tiempo ella solo va a dejarme atrás, solo seré un recuerdo y no sé si pueda vivir con ello. - Le dije y él pareció pensar. - ¿Por qué le pediste el divorcio entonces? - Me preguntó y abracé mi cuerpo una vez más. - Porque la quería lastimar. - Reconocí con vergüenza y él sonrió con tristeza.

- Ha ido al cementerio. - Me dijo unos segundos después y lo miré asombrada. - Se lo dijo a Clint hace un par de semanas. Todos los domingos después de dejar a los niños va a verlo también. Se queda un rato ahí, le cuenta sobre ustedes, sobre el embarazo, le lee o a veces solo se sienta ahí a observar y a esperar que sea la hora de marcharse. - Dijo y sentí mis ojos humedecerse. - La semana pasada fue con ella, por eso es que lo sé. - Concluyó y asentí controlando el ahogo que había comenzado a sentir a causa de las lágrimas que no dejaba correr.

- Pietro, ¿pueden cuidar a los niños por favor? - Le pregunté y él negó. - Eso sí que no, Wanda, ¿qué es lo que piensas hacer? - Me preguntó e inhalé antes de responder a fin de controlarme. - Voy a seguirla, he estado revolcándome en mi mierda y ella al parecer es la única que recuerda todo el tiempo que tenemos también otro hijo. - Le dije y él negó.

- No te voy a dejar ir. - Me dijo firme y negué. - No estoy pidiendo permiso, Pietro. Solo quiero que cuides a los niños, necesito sentir que por fin hago algo para solucionar esto y no sólo para arruinarlo. - Le dije, y él al notar realmente mi intención, asintió. Sin embargo, antes de que lo pensara o refutara, me monté en mi coche y comencé a conducir en dirección al cementerio.

No la podía culpar por haberse rendido, pero ella no iba a impedir yo pudiese arreglarnos. Bueno, ni ella ni nadie.

***

Quería publicar este capítulo más temprano pero pues, pasaron cosas. Jaja gracias por leer esta historia, espero les esté gustando aún cuando esta segunda parte está un poco más cargada de emociones difíciles de tratar entre este par.

Gracias por sus votos y comentarios también, me gusta saber que les gusta, pero también sus reacciones o posición frente a cómo han decidido proceder las dos.

Amor en Té - Scarletwidow / WandanatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora