Capitulo 4: 'El peor dia'

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Sam abrió los ojos y sintió un horrible dolor de cabeza. Miró a su alrededor, y se encontraba en una pieza rosada. ¿Dónde rayos se había metido? Entonces, sintió una respiración que no era la suya. Miró a su lado, vio un delgado cuerpo tapado hasta la mitad de la espalda con la manta, y el cabello negro sobre la almohada. Recordó entonces a Bree. Otra vez se había acostado con ella.
En silencio, buscó su ropa y se vistió. Salió callado de la habitación, sin despertarla. Buscó sus llaves y encendió su auto. El día estaba nuboso, especial para su estado de ánimo. Repentinamente, a su mente llegaron las imágenes de Quinn y Brody besándose. Ahora no era el dolor de cabeza, era el dolor en el pecho, ese vacío en el corazón. Golpeó el volante del auto, y las lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas.
-¡La odio! –se dijo a si mismo –la odio por hacerme amarla.
Ni siquiera un revolcón con Bree lo podía hacer olvidar el beso que su amiga le dio a ese imbécil. ¿Qué tenía ese estúpido? Nada, era un completo *******. Sam bruscamente se limpió las lágrimas de las mejillas. No quería seguir llorando por ella, quizás no valía la pena.
-A quien engaño, ella vale todo –susurró para si mismo –pero tengo que resignarme, ella no es para mí.
Suspiró y manejó hasta su casa, pasando frente a la casa de ella. La ventana de su dormitorio estaba abierta, probablemente estuviese haciendo los deberes o algo así.
Pero Quinn estaba sentada, leyendo un libro. Aunque la concentración no era demasiada, recordando el sabor de los labios de Brody. Sonrió, era un chico agradable, simpático, y muy tierno. Le gustaba, y eso que hace mucho no le gustaba un chico. Brody era ideal. Aunque seguía enfadada pues Sam la había dejado, aunque se fuese con Brody, ni siquiera le preguntó. Se había ido a revolcar con la hueca de Bree. Sam, no tenía solución, pensaba ella. Esperaba que algún día se enamorara de alguna chica, pero lo dudaba, dudaba que el amor tocara la puerta de la casa de Sam, porque él no lo permitía. El espantaba a las chicas buenas, por ser un maldito casanova. Rodó los ojos, solo esperaba que no terminara pegándose el Sida.
El lunes siguiente, ella terminó de arreglarse el cabello. Se había tardado más de la cuenta, quizás el motivo era que vería a Brody en la escuela, y le emocionaba, tenía que verse hermosa, o bueno, lo que pudiese.
Tocaron el timbre de su casa, miró la hora, era tardísimo. Probablemente Sam viniera a buscarla. Bajó corriendo las escaleras, tomó su bolso, se despidió de sus padres y su hermana, pero su sorpresa fue mucha cuando unos ojos verdes la miraron, y no eran los de Sam.
-¡Brody! –susurró emocionada.
-Quise pasar a buscarte ¿no te molesta? –preguntó el con dulzura. Ella negó. Así que subió al auto con Brody y se marchó a la escuela.
Mientras tanto, Sam salía de su casa, preguntándose porque no lo había ido a apurar como cada día. Al salir de su casa, caminó un poco y la vio subiéndose a otro auto. Cuando vio al propietario del auto sonreír ampliamente. Era él, Brody.
-¿Y ese qué se cree? –preguntó enrabiado. Tuvo que caminar solo para irse a la escuela, iba demasiado enfadado, la rabia lo cegaba. Pateó tres piedras, una tan fuerte que golpeó a un pobre perro, víctima de su ira. Intentaba no llorar, sería patético llegar llorando, su reputación caería bruscamente. Entró al colegio, y se encontró con Ryder, uno de sus mejores amigos.
-Hola Sam –saludó Ryder sonriente.
-Hola –dijo Sam algo desanimado.
-¿Pasa algo hermano? –preguntó Ryder preocupado.
-No, no pasa nada –dijo Sam –solo que dormí mal, eso es todo.

Caminaron hasta el salón, pues les tocaba la clase juntos. Se sentaron en sus asientos, mientras esperaban a que el profesor llegara.
-Así que Quinn ahora tiene novio –comentó Ryder. Sam se preguntó si no había alguna otra persona de la que hablar que no fuera ella o el imbécil con el que estaba.
-Creo, no sé. –dijo Sam
-Espero que sea un buen tipo, Quinn lo merece, es una chica genial –dijo Ryder. Sam asintió, sí, ella era perfecta.
-Espero –dijo Sam.
-¿Y ya cumpliste la apuesta con Puck? –Sam recordó entonces la apuesta, necesitaba tirarse a la profesora.
-No, hoy comienza el plan de conquista –dijo Sam curvando sus labios en una sonrisa.
-Ten cuidado, o ella se quedará sin trabajo por tirarse a uno de sus alumnos –dijo Ryder divertido.
-Lo disfrutará –dijo Sam seguro de si mismo. Ryder asintió divertido, mientras Sam no prestó atención a la clase de Literatura. Pensaba en ella… aún, en como sin siquiera avisarle, se había ido con otro a la escuela. Quizás las cosas comenzarían a cambiar desde ahora, debería acostumbrarse.
En el almuerzo, dio una mirada a la mesa donde usualmente estaba Quinn y Rachel, pero solo estaba Rachel sola, comiendo algo distraída. Miró a su alrededor y en otra mesa estaba ella con él, divertidos charlando, riéndose, coqueteando y tomados de la mano. Ese apretón en el pecho vino otra vez.
-Hola Sam –una aguda voz lo sobresaltó. Bree le besó la mejilla.
-Hola –dijo algo brusco.
-Hola Sam –la voz de una de las porristas del equipo, lo distrajo. Evelyn lo miró coqueta, también se había acostado con ella.
-Hola –fingió una sonrisa. Estaba distraído de las superficiales conversaciones de las chicas, Puck jugaba con Ryder, mientras Artie también estaba sumido en sus pensamientos. Sam suspiró, viéndola como se acercaba a él coquetamente.
El día había sido un fiasco, estaba harto. Pero llegó la hora de matemática, lo que había esperado

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