Capitulo 42: "I'm BACK"

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Capítulo 42
Dio un largo suspiro al percatarse de que realmente tenía un día para disfrutar de la compañía de sus amigos, y que luego los dejaría de ver tres meses. Se sintió tonto, tampoco debería haberlos apartado tan bruscamente de su vida durante los últimos tres meses. Pero tampoco se sentía bien para estar con nadie. Quería estar solo, pero necesitaba hacer un esfuerzo y disfrutar antes de hacer su viaje. Tomó su celular, que prácticamente lo usaba solo para algo realmente necesario, y marcó el número de Finn.
-¿Sam? –Preguntó un poco confuso -¿pasa algo?
-¿Estás ocupado? –preguntó el.
-En realidad no, o sea planeaba salir con los chicos, pero eso –dijo Finn un tanto confundido, hace mucho que Sam no lo llamaba.
-Yo quería saber si podríamos salir los cinco, hacer algo interesante... ya sabes, mañana me marcho a Londres y desearía estar con ustedes... -musitó Sam. Se mordió el labio
-¿Enserio? –Finn se sorprendió, Sam prácticamente se había esfumado de su grupo de amigos, claramente todos entendían el porqué, pero le alegraba también que quisiera estar con ellos –llamaré a los chicos para organizar algo, y te llamo.
-Claro –dijo Sam –y... gracias.
-Por nada hermano.
Sam miró el techo de su habitación. Esas ganas de llorar volvían otra vez. Día a día se decía que lo superaría, fingía frente a su familia y se encerraba en la habitación, si no estudiaba, lloraba o hacía algo sin importancia. Su vida era una rutina, una poderosa y consumidora rutina. Odiaba en lo que se estaba convirtiendo, pero realmente necesitaba de Quinn para salir del hoyo en el que estaba. Su teléfono comenzó a sonar.
-¿Finn?
-En media hora en casa de Artie ¿sí? –preguntó algo desconfiado Finn. Quizás Sam terminaría por arrepentirse.
-Allí estaré –prometió.
Fue al baño a mirarse al espejo. No lucía del todo bien, había estado llorando. Suspiró, se lavó la cara. Lucía relativamente mejor. Fue hasta su habitación, revisó sus bolsillos en busca de sus documentos, y entonces de su billetera, se cayó una foto. La recogió y ese nudo en la garganta volvió de forma inmediata. Era la foto de ella. Sonreía, y esa alegría que transmitía también llegaba a sus ojos. Dolía, que fuera tan linda y dolía que la extrañara tanto. La guardó, sin antes darle otro vistazo.
-Supéralo Sam, hazlo –se dijo a sí mismo. Se sentó en la cama, con las manos en la cabeza. ¿Desde cuándo para él había sido tan difícil superar a una chica? La respuesta siempre era la misma, desde que conoció a Quinn y se enamoró de ella.
Pasó un tiempo, y se dispuso a ir a la casa de Artie. Lucía mejor cuando se vio en el espejo. Tomó el auto y manejó hasta la casa de Artie. Se bajó y tocó el timbre.
-¡Sam! –Puck le sonrió y le dio un corto abrazo al verlo. Sam sonrió, realmente los extrañaba. –ven, estamos en el patio trasero.
Caminaron hasta allí, y estaban sus amigos reunidos riéndose y charlando. La nostalgia lo invadió y se sintió totalmente idiota al haber dejado a sus amigos, al fin y al cabo, ellos eran uno de sus mayores apoyos ahora.
-¡Llegó mi novio! –Finn se levantó a abrazarlo divertido. Se rieron.
-Hudson, aquí no. –ambos se rieron.
-Hola Sam–dijo Artie también dándole un abrazo corto. Ryder también lo saludó sonriente, ellos también extrañaban a su mejor amigo. Se sentó y Puck le ofreció una cerveza, aceptó con una sonrisa.
-Artie y yo apostábamos –comentó Ryder –le aseguré que no resiste una semana sin sexo, y él dice lo mismo de mí.
-¿Y cómo sabrán si están o no teniendo sexo? –preguntó Sam frunciendo el ceño.
-Se irá a quedar una semana a mi casa, y estaremos juntos en todas partes –dijo Ryder orgulloso.
-¿El premio es...? –preguntó Sam arqueando una ceja.
-Si yo gano, Ryder lavará mi ropa sucia todos los viernes hasta que tú vuelvas de Londres –dijo Artie orgulloso de sí mismo.
-Si yo gano, el enano tendrá que limpiar mi habitación una vez a la semana hasta que tu vuelvas –dijo Ryder sonriendo.
-Son unos idiotas –dijo Sam divertido –las apuestas no son sanas.
-Y lo dice uno con experiencia –agregó Puck. Sam lo fulminó con la mirada, y Puck miró hacia otro lado.
-¡Sam, eres un cínico! –Dijo Finn -¡tú apostaste con Puck a que te tirabas a la maestra de matemáticas! –dijo Finn. Los otros cuatro lo miraron fijamente, pues todos habían entendido desde un principio a lo que se refería Puck.
-Oh sí Finn, eres un genio, descubriste América. –dijo Sam rodando los ojos.
-No, ese fue Colón ¿cierto? Christopher Colón. –dijo sonriente.
-Eh Finn, se llamaba Cristóbal –musitó Ryder.
-Es casi lo mismo –dijo Finn rodando los ojos –bueno, el tipo ese.
-Y Sam luego fue tan honesto que no aceptó el premio –dijo Artie burlón.
-Siempre he sido honesto querido duende –dijo Sam palmeándole el hombro.
-Sí, pero le convenía más a Puck, pues no puede vivir sin su moto, y Sam terminó tirándose a Smith como cinco veces –se burló Finn. Sam le dio un manotazo.
-Siempre le gustaron mayores –susurró Ryder, que también recibió un manotazo de parte de Sam.
-En fin ¿cambio de tema? –dijo Sam exasperado, pasándose la mano por el cabello mientras miraba al suelo.
-Bueno, ¿a qué hora tienes que estar en el aeropuerto mañana? –preguntó el castaño, Sam suspiró, agradecido de que no fuera el mismo tema anterior, o algún tema que se acercara al nombre de Quinn.
-El avión parte a las 8 am. Debo estar a las siete –dijo frunciendo el ceño –así que, hoy es la despedida...
-¡Ay, él bebe se nos va! –dijo Puck divertido –bueno, te irás a Londres, te divertirás, harás muchas idioteces, lo sé.
-Nos contarás como son las inglesas ¿cierto? –preguntó Artie haciendo un pucherito.
-Arthur, le contaré a Brittany acerca de esto –dijo Ryder con una gran y burlona sonrisa de suficiencia.
-Lo haces, y le cuento a Kitty que le miraste el trasero a su mejor amiga –dijo el rubio con tono amenazante.
-¡Pero si tenía bonito trasero! Tú también se lo miraste- dijo enfadado.
-Pero no es la mejor amiga de mi novia –dijo Artie divertido. Ryder frunció el ceño.
-Pero el de Kitty es mejor –dijo Ryder finalmente. Todos se rieron. Sam casi ni había tomado de su cerveza, así que tomó un sorbo mientras los miraba divertido. Pero pese a todo, se sentía mal. Los chicos hablaban de sus novias, mientras él pensaba en su ex, rogando que regresara. Quizás Londres lo ayudaría un poco con el tema, quizás necesitaba cambiar de aire. Pero no, el destino otra vez le jugaría una mala pasada. Se despidió de sus amigos con un emotivo abrazo cuando se hizo tarde, había reído y la había pasado como hace mucho tiempo no lo hacía. Todos los chicos le dijeron que necesitaba cambiar de ambiente, y también lo abrazaron fuerte, sin dejar de decirle que se cuidara y se portara mal. Sam sonrió, extrañaría a esos idiotas.
Pero Londres finalmente le haría cambiar de ambiente, pero no como él creía.

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