Los rayos del ardiente sol se colaban por la ventana de la habitación de Sam. El ambiente era silencioso, solo las respiraciones de dos personas rompían el silencio. El muchacho comenzaba a despertar, abrió los ojos y luego los cerró sin poder acostumbrarse a la luz. Pestañeó varias veces y por fin pudo ver claramente. Una respiración tranquila, que no era la suya, lo distrajo. Entonces recordó la maravillosa noche que habían tenido. Sonrió satisfecho, le parecía realmente genial que las cosas fueran tan perfectas, era como sí alguien hubiese escuchado todos sus deseos y los estuviese haciendo realidad.
Por su parte, la muchacha había despertado casi al mismo tiempo, pero prefería quedarse descansando sobre el pecho de su novio, escuchando sus latidos y su respiración tranquila. Le había parecido que todo era perfecto cuando estaba con él, todo cambiaba, hasta ella. Se transformaba en una nueva Quinn. Sonrió, al sentir los dedos de Sam hacer círculos en su espalda desnuda. Suspiró largamente mientras buscaba la mano de su novio para tomarla. Solo hasta que entrelazó sus dedos con los de Sam, el se percató de que ella había despertado.
-Buenos días princesa –susurró Sam. Ella se incorporó y lo miró. Esos ojos verdes que tanto amaba, la miraban con ternura y cariño.
-Buenos días mi vida –susurró dándole un beso corto en los labios.
-¿Dormiste bien? –preguntó el mientras observaba cada una de sus facciones.
-Claro que sí, tuve la mejor noche de mi vida –dijo sonriendo –y el mejor regalo de cumpleaños. –ambos se sonrieron y por un momento, el tiempo se paró. Sam la abrazó mientras ambos reían. Lucían felices, completos.
-Me pondré la ropa para dormir, no quiero que tu madre se encuentre con ambos sin ropa aquí –dijo ella con una coqueta sonrisa. Se levantó, algo tímida frente a la mirada de Sam, que recorría su cuerpo. Ese maravilloso cuerpo que ahora era de él, y de nadie más. Sonrió por inercia. Ella se puso una camiseta de Sam, que le llegaba hasta los muslos. Sam sonrió, se veía extremadamente sensual así. Luego de eso, se puso su ropa interior y un short deportivo de la hermana de Sam. Sam mientras tanto se puso sus bóxers. Ella se lanzó sobre Sam, sentada sobre él.
-Con que sigas ahí arriba, no respondo –ella lo miró confundida –estás jodidamente sensual y sentada sobre mi amiguito.
-¡Lo siento! –dijo ella sentándose más cerca de su estómago. Se sonrieron otra vez.
-Podría violarte ahora mismo, pero mamá aparecerá en cualquier momento para decir buenos días –ella sonrió mordiéndose el labio. Sam pasó sus manos por los muslos de la muchacha, ella sintió escalofríos ante los toques de las suaves manos de Sam.
-Creo que no opondría resistencia –dijo ella sensualmente. Sam suspiró y se rio, entonces tocaron la puerta. Ella se bajo de Sam y se sentó con las piernas cruzadas, mientras Sam decía "pase".
-¡Buenos días chicos! –dijo Mary animada -¿durmieron bien?
-Claro –dijo Sam sonriendo, mientras disimuladamente le daba un pellizco a Quinn, quien evitó sonreír.
-¡Que bien! –exclamó Mary –el desayuno está listo, así que bajen, no importa que lleven pijama –dijo guiñándoles un ojos. Ambos asintieron con una enorme sonrisa. Se tomaron de la mano y bajaron, allí estaba Mary y Dan charlando animados. Sam le corrió la silla a Quinn caballeroso, para que se sentara. Ella le sonrió. Tomaron desayuno, mientras hablaban de lo que harían.
-Ese tipo supo golpearte, al parecer tendré que darte clases de boxeo –dijo Dan divertido. Sam rio. En su rostro aparecían mas claramente los indicios de la golpiza. Su ojo comenzaba a tomar un color morado oscuro, sus labios tenían dos cortes, y su frente lucía zonas rojizas e inflamadas.
-Amor, hoy deberé ponerte hielo otra vez –dijo mirándole la frente.
-Pasará, no te preocupes –dijo Sam besándole la frente.
Terminaron de comer, Sam se dio una rápida ducha y se vistió, para luego acompañar a Quinn a su casa a cambiarse. Ella se duchó rápido y salió, ni siquiera vio a su madre, probablemente se olvidara de su cumpleaños. Sam la llevó a tomar un helado primero, luego se juntaron con Rachel y Finn quienes le cantaron cumpleaños en la calle, mientras sus mejillas mostraban un intenso color rojo. Luego de eso, fueron todos a casa de Rachel porque ella había olvidado el regalo de Quinn. Se rieron todo el camino por las bromas de Finn, quien le juraba amor a Sam y le tomaba la mano, avergonzándolo en la calle.
En casa de Rachel, estaban todos los chicos y sus novias, algo así como una reunión sorpresa. La felicitaron y le dieron regalos, ella se sentía plena y llena, prefería estar con sus amigos y disfrutar la velada, a pensar en su madre y en su *beep* novio, quien no le daba muy buena espina. Las razones eran esas miradas misteriosas que le lanzaba, como si la desnudara con la mirada, la ponían nerviosa y le daba miedo. No había querido comentarle a Sam, no quería preocuparlo, pero realmente estaba un poco asustada.
-¿Te gusto la sorpresa cariño? –preguntó su novio cuando la acorraló contra la pared. Ella sonrió coqueta.
-Por supuesto mi amor –susurró ella sobre sus labios –eres el mejor novio del mundo, te amo –se abrazaron con fuerza. En la mesa, Puck y Ryder observaban la escena, miraban felices a su mejor amigo, quien se veía tan feliz.
-Le ha hecho genial esa chica –comentó Puck
-Claro, Sam está enamorado de ella, se nota mucho –dijo Ryder. Kitty, su novia, se acercó a él y lo rodeó con sus brazos, sentándose sobre sus piernas.
-No los miren tanto, metiches –dijo bromeando.
-Solo charlábamos acerca de lo feliz que se ve Sam. –comentó Puck
-Ella lo ha cambiado, y eso que llevan poquísimo. –dijo sonriendo.
-A todo esto... ¿qué rayos le sucedió a Sam en la cara? –preguntó Ryder arqueando una ceja.
-Tuvieron una pelea con Brody, lo golpeó duro –dijo Puck
-Si lo encuentro por la calle, le romperé su bocota –musitó Ryder frunciendo el ceño.
-Eres un rudo sensual –le susurró Kitty al oído. El sonrió coqueto y atrapó los labios de la chica mientras ella ponía su mano en el pecho del muchacho.
-Santana amor, ven acá, estos me dan envidia –dijo Puck divertido. Santana se acercó a él y también se sentó en sus piernas y le dio un beso. Ella sonrió al igual que Puck.
-¿Dónde está el elfo? –preguntó Finn mientras se acercaba de la mano con Rachel.
-No lo sé, quizás se encerró en una habitación con Brittany –dijo Ryder. Todos rieron.
La tarde se fue volando, se divirtieron bastante, sobre todo Quinn, quien sonreía completamente feliz. Alrededor de las ocho, se despidieron, mientras Sam tomaba de la mano a su novia, y en la otra sostenía una bolsa con algunos regalos de sus nuevos amigos.
-¿La pasaste bien? –preguntó Sam
-Sí amor, fue genial –dijo ella con una enorme sonrisa
-Que bien, me gusta verte feliz –dijo Sam mientras la detenía en medio del lugar para darle un beso. Siguieron caminando. Ambos sonreían, y el silencio no se hacía incómodo. Hasta ese momento, todo era perfecto.-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Perdon por haberme tardado demasiado en actualizar pero enseguida subire otros 2 capitulos