•°Sweet Love°• Chaesoo

29 penúltimo

-Rosé-

Se escucha el cantar de las aves, el aleteo de sus alas y el sonido de las hojas alborotándose mientras desprenden el vuelo de árbol en árbol, las ráfagas de viento que acarician nuestro rostro gracias a la velocidad moderada de nuestro pedaleo viene como una bendición refrescante y deliciosa mientras recorremos los caminos por bicicleta.

Mi cabello está sujetado, mientras que el de Jisoo permanece suelto, alborotándose por el viento, y brillante ante los rayos del sol que entran por los espacios que los árboles le permiten, pienso de forma conciente por unos segundos, llegando a la conclusión de que todos necesitamos una escapada así, la suavidad de la brisa, un clima tan normal, calido y refrescante, un paisaje suave y hermoso ante la vista, el sol destellando desde los montes.

Antes de dar este paseo nos habíamos detenido en una tienda ambientada en naturaleza y muy artesanal, tiene una selección de deliciosas hamburguesas y papas fritas cortadas a mano que están simplemente deliciosas. La decoración es simple, pero agradable, casi hogareña, una colección curada de antigüedades que van desde los cuernos de terciopelo de un ciervo joven, hasta una sorprendente escultura tallada en madera de un jefe de las Primeras Naciones.

—Cómo es que nunca habia escuchado hablar de este lugar?—preguntó Jisoo después de unos minutos de haber llegado al parque estatal. Me detuve, bajando y quitándome los guantes, y las gafas deportivas.

—Bueno, no me habías conocido—bromeé y reviró los ojos.

Jamas me cansaría de esa acción y la sonrisa juguetona que aparece en sus labios cada que digo algo "engreido".

—Deja de ser presumida. Hay que ir en canoa, no mejor hay que dar otro paseo por los senderos pero caminando, y tener un picnic, un picnic cerca del muelle—dijo con emoción— Quiero un picnic en el muelle al atardecer—ordenó rodeando mi cuello con sus brazos—Y besarnos justo cuando el sol se esta ocultando.

—Cursi—molesté, aunque en realidad me encantaba esa idea.

—Es romántico—protestó.

—Y también cursi.

—Pero te encanta—golpeó suavemente mi hombro y reí.

—Me encanta—susurré atrayéndola a mi para besarla—Es una idea maravillosa, tu, yo, la comida y el atardecer.

—¡Rosé, así no suena romántico!

—Claro que si...

Más tarde, ambas nos encontrábamos en el muelle después de una larga mañana disfrutando de todo lo que podíamos, ambas nos encontrábamos cerca del final, sobre las tablas calidas y descoloridas por el sol, solo separadas por el mantel que estaba bajo nuestros alimentos, el movimiento del agua estaba apaciguado y rozaba tranquilamente los postes de madera que sostenían al muelle. La suave brisa movia algunos mechones de cabello sobre nuestro rostro, pero el calor lograba que en lugar de molesta la brisa fuera fresca y agradable.

—Esto es realmente hermoso—declaró con ojos brillantes, con su mirada fija en los colores del atardecer que se reflejaban en sus ojos_Creo que me gustaría vivir aquí, o en un lugar como este.

Se inclinó hacia atrás sosteniéndose sobre sus codos y antebrazos, con ese movimiento su cabello cayó sobre su espalda aun agitándose por la brisa.

—De verdad?—pregunté.

—Si, solo imaginatelo, una cabaña similar a la que tenemos ahora, paseos en bici, senderos, muelle, puesta de sol, aire fresco. La cabaña obviamente tendría una chimenea y junto a ella un sofá de cuero, para sentarme a leer comoda y tranquilamente en meses de invierno— Si, podia imaginámelo.