•°Sweet Love°• Chaesoo

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-Rosé-2

Noviembre 22

Mi mirada estaba fija en el cielo, eran aproximadamente las ocho de la noche y la luna ofrecía una vista gloriosa al estar a todo su esplendor, luna llena, pero lamentablemente hoy no la acompañaban las miles de estrellas, suspire y frote mis brazos para entrar en calor, a pesar de estar vestida con unos pantalones de lana color gris y una playera de manga larga color blanco, senti la brisa fria pasar y recorrer mi cuerpo, haciéndome estremecer.

Sentí unos labios en mi mejilla y cerré los ojos girando un poco la cara para que, en lugar de mi mejilla, fueran mis labios los que recibieran ese beso, beso que comenzó un vaivén lento permitiéndome saborear su sabor.

—No quieres un suéter Rosie?—preguntó con ternura.

Ella si llevaba un suéter de algodón rojo de cuello largo y unos pantalones de yoga del mismo color, mordi mi labio mientras recorria su cuerpo, me encantaba como le quedaba ese color, y ella lo sabia.

—No, quiero seguir teniendo el pretexto perfecto para que me sigas abrazando—contesté escuchando su risa.

Me tomó de la mano llevándome al sofá que ahora estaba junto a la ventana.

—No necesitas un pretexto para que te abrace cariño, puedo hacerlo por horas sin que me lo pidas. Aquí tienes—susurró entregándome una de las copas de vino que tenia en la mano y se colocó detrás mio abriendo las piernas para que yo me colocara entre ellas. Y así lo hice, sintiendo como sus brazos envolvían mi cintura con sus manos descansando en mi abdomen.

—Qué te parece la vista?—pregunté.

—Fenomenal, ves? tenia razón, desde esta posición se puede ver directamente la vista que ofrece la ventana— contestó y sonrei.

—Y al mismo tiempo el viento que se cuela lo podemos sentir de una manera más moderada—contesté.

Alcé mi vista para confirmar que le parecía mi idea y la encontré sonriendo. Como la pequeña base que tiene la ventana no alcanzaba para estar las dos a gusto, me hizo la sugerencia de arrimar el sillón y la mesita cerca de la ventana para que estuviéramos más cómodas, a mí no me parecía muy buena idea al principio, pero con forme comenzamos a mover las cosas y cambiarlas de lugar, la idea ya no me pareció tan mala. Ahora estábamos las dos abrazadas y disfrutando de la calidez de la otra en su departamento.

—Estas preparada para pasar todo un fin de semana conmigo?—pregunté cerca de su oreja y sonreí con satisfacción al sentirla estremecerse.

—Completamente. Tú? Sabes que voy a invadir tu espacio por dos días y que posiblemente termines hartándote de mi cuando llegue domingo, verdad?— preguntó.

—No creo que exista la posibilidad de que me aburra de ti. Mirame ahora, no te he soltado desde que llegaste.

Me da un beso en los labios y toma un sorbo de vino.

Escuchamos el sonido del timbre llamando a la puerta y pegue mi frente a la de ella.

—Es la pizza verdad?—pregunte y ella asiente—Que bien, muero de hambre.

—Yo también, aunque aun sigo pensando que comer pizza de noche es mala idea—responde y yo reviro los ojos.

—Nada es malo cuando se trata de comida, mejor ve por la botella de vino y yo voy a abrir, de acuerdo?

—De acuerdo—contesto y sonrió volviéndola a besar.

Me dirijo hacia la puerta y a los pocos minutos  ya volvía con las cajas de pizza entra las manos, peperoni y queso, el olor característico comenzó a inundar mi nariz en cada paso que daba, mire a Jisoo sosteniendo una copa de vino en cada mano y mirándome risueña desde el sofá.