Capitulo #6

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 (Sydney)

Todos sabemos que dormir en una camioneta no es la cosa más cómoda del mundo. Y bueno, jamás lo será. Mucho menos con todo el cuero de los asientos pegándose a tu piel. Ahora imaginen eso, combinado con un calor del demonio.
Esta sería una noche muy larga...  
Pero bueno, mi suerte era un asco. Es decir, si la comparáramos con algo, sería como una diminuta pasa. Una pasa muy fea, arrugada y DIMINUTA. ¿Tengo que repetir que es pequeñísima, casi inexistente?

-¿Sydney? ¿Estas dormida?

-No realmente.

-¿Quieres hablar de algo? Estoy sufriendo de insomnio, joder.

Me quede sería un momento. ¿De qué cosas podría hablar con él, a estas horas de la noche? Tal vez de lo "interesante" que era compartir la camioneta con él.

-Podemos retomar la conversación de la celda- dije, teniendo un plan en mente.

Rubén no dijo nada. Podía escuchar su lenta respiración. Ambos estábamos tan cerca el uno del otro, que podía oler su colonia. El fascinante y seductor olor a Rubén Doblas.

No puedo creer lo que estoy haciendo con mi vida. Dios, me prometí no sufrir por nadie, pero no, aquí estoy, dejando que este chico rompa mi corazón, porque, vamos joder, todos sabemos que eso pasara.  

-¿Quieres saber que explicación presiento que me dará mi ex–novia?- su tono era de seriedad- La razón por la que siento que me dejo.

En ese momento, puede haber gritado: "¡¡SI, CLARO!! ¡Por favor! ¡Te lo ruego!"
Pero trate de controlar mis instintos. O bueno, también mi curiosidad. Mi curiosidad era lo que más me lastimaba muchas de las veces.
También tenía que controlar a mis impulsos. Gracias a ellos me había sumado a esta locura.

-Si quieres- trate de no mostrar interés.

-Bueno, creo que... está embarazada- soltó- Bueno, joder... claro que ya no, un embarazo no dura tanto, pero... creo que tengo un hijo.

Rubén, el experto en biología...
Abrí los ojos como platos y solté una maldición por lo bajo. No me importo si el me escucho o no. Lo que me estaba diciendo era algo extremadamente serio.
¿Un hijo? Dios, eso es una de las responsabilidades más grandes del mundo. Tal vez es la más grande.

-¿Estás seguro?

Dios, ¡no! ¡Rubén Doblas no puede tener un hijo! Si él tiene un hijo... todo cambia, ¡TODO! En especial para mí y mis sentimientos.

-Lo confirmare cuando la encuentre.

No dije nada más. Y él tampoco dijo nada más. Todo era cuestión de tiempo, todo.
Rubén encontraría a la chica, conocería a su hijo y vivirían felices.
Luego, Mangel, Alex, Willy y Vegetta... Ellos... bueno, no estoy segura que harían después, pero seguro algo interesante, no lo sé, seguro tienen unas grandes vidas fuera de toda esta búsqueda.
¿Y yo? Aun no estoy segura.

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Esta mañana, mi cabeza volaba. No literalmente, si no que mi mente estaba en un lugar muy diferente a la realidad. Si Rubén tenía un hijo, el niño seguro estaba por cumplir los dos años. O tal vez era niña... Dios, esto es un desastre.
Todo este rollo de la pelirroja y el hijo me hacía preocuparme y me daba mala espina.

Los chicos estaban empacando todo y guardando en la camioneta. Ya no podíamos pagar el hotel. Ya no podíamos pedir dinero en la playa. Nos quedaba muy poco "presupuesto". No nos quedaba ni un plan.

Camine a la oficina principal del hotel para dejar la llave de nuestra habitación y avisar al encargado de que ya nos marchábamos.
Entre a la oficina y choque por accidente con una chica. Dios, estaba tan distraída esta mañana.

•La Búsqueda• {Rubén Doblas}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora