Capítulo #38

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Capítulo Final

*Canción para el capítulo:  A Great Big World, Christina Aguilera - Say Something

 (Sydney)

Rubén y yo caminábamos por el parque. Agarrados de la mano. La boda de London me estaba agobiando. Y la de Arianna.
Era la dama de honor en ambas bodas y les tenía que ayudar a ambas decidir todo. Literalmente todo. London descartaba todas las ideas de papá porque decía que tenía muy mal gusto.

Aun no podía creérmelo. Hace una semana todo era diferente. Ahora tenía a mi familia y un novio perfecto.

-Todo es perfecto, ¿no?- lo miré.

-Claro- él me sonrió- En especial porque estamos juntos.

Nos sentamos en una banca, frente a frente. Él me miró a los ojos y acomodó mi cabello tras mi oreja.

-No sabes que tan feliz me siento- susurró cerca de mí.

-Debe ser similar a lo que yo siento.

Él sonrió de oreja a oreja y luego besó mi frente con ternura.

-Sydney, yo te am... ¿Amara?

Fruncí el ceño y seguí la mirada de Rubén. Una chica pelirroja estaba frente a nosotros, de la mano de un niñito rubio.
Sentí la garganta seca y la respiración pesada. Rubén se levantó de golpe de la banca y corrió hacia la chica. Cuando Rubén estuvo frente a la pelirroja, la abrazo de golpe.

Aparté la mirada, destrozada. Me levanté de ahí antes de presenciar otra cosa que rompiera mi corazón.

~~~~~~~~~~~~

Tomé todas mis cosas. O al menos, lo que ya estaba empacado. Los únicos que todavía no nos mudábamos del lugar de Ryan éramos Mangel, Alex, Rubén y yo.

Mangel era el único que estaba en la casa. Incluso me preguntó a donde iba cuando notó todo mi equipaje. No le contesté y salí corriendo de ese lugar.

Tuve suerte de encontrar un taxi de manera rápida.

Ya había compadro mi boleto por internet, así que solo hice fila en la taquilla para que hicieran valida la compra.

Me quedé esperando en una pequeña sala. Al parecer, mi tren estaba retrasado, así que todavía no podíamos abordar.

Maldita sea, cuando más rápido quiero desaparecer, más lento es esto.

Sentí una mano en mi hombro y un escalofrió recorrió mi cuerpo.

Me levanté de golpe y me encontré con la mirada dolida de Rubén. Sus ojos estaban rojos y sus puños cerrados. Me sentí de lo peor.

-¿Por qué huyes?- susurró.

-Porque la encontraste.

-¿A quién?

-A la pelirroja, Rubén- susurré- ¡Enhorabuena, Rubén! Ya has encontrado a la pelirroja. La búsqueda ha terminado.

-No... Sydney, tú no entiendes.

-Déjame ir.

-No, no sin antes decirte algo- susurró- Si mis palabras no son suficientes, te dejaré ir.

Simplemente asentí. No se cuanto más sobreviviría e esto. No sé cuánto podría estar frente a él sin tirarme a sus brazos.

-Su nombre es Amara... por cierto- dijo, despacito- Y estos días me he dado cuenta de algo.

Asentí y miré al piso.

-Pensé que la estaba buscando a ella, pero no era verdad. Estaba engañado. Tú me hiciste ver eso

Él tomó mi mano con ternura, lo que causó que lo mirara a los ojos.

-Sydney, terminé en ese bar por alguna razón. Ambos estábamos destinados. Mi destino era buscarte a ti, y te he encontrado.

Miles de lágrimas comenzaron a salir de mis ojos y no pude detenerlas. El corazón me dolía y no podía detener mis sentimientos.

-Tenías razón, la búsqueda ha terminado- se acercó un poco más a mí- Porque aquí estás. Porque es a ti a quien amo. Porque solo tú logras que diga este tipo de cosas.

Sorbí por la nariz y solté una risa tonta.

-No quiero que me dejes- susurró con dolor- No podría soportar eso.

-Pero... ¿y la pelirroja? ¿Y tu hijo?

-No es mío- contestó.

Lo miré sin decir nada. No podía ni siquiera reprimir mis sollozos.

-He tratado de reprimir todo esto, pero no puedo. No me importa nada... ¿Recuerdas qué te pedí que formarás una vida nueva conmigo? Hablaba enserio, Sydney. No quiero mirar atrás, quiero mirar hacia delante, contigo.

Mi cuerpo entero estaba temblando.

-¿Recuerdas que prometí cuidarte? Eso es lo que quiero hacer el resto de mi vida- se arrodilló frente a mí, sacó una caja pequeña y la abrió- Sydney Valley, ¿me harías el honor de pasar el resto de tu vida conmigo?

Comencé a temblar con más fuerza.

-Te prometo más aventuras, más risas, más viajes y una vida eterna de felicidad. Te prometo hijos preciosos. Te prometo gatos por motón. Te prometo lo que quieras, solo no me dejes. Te necesito más que a nadie, porque tú eres el amor de mi vida.

Sonreí a más no poder.

-¡¿ESCUCHARON, GENTE?!- gritó Rubén- ¡ÉSTA CHICA DE AQUÍ ES EL AMOR DE MI VIDA! Me alegro tanto de haberte encontrado, Sydney Valley.

Todas las personas centraron su atención en nosotros. Sentí una fuerte electricidad recorrer mi cuerpo.

-¿Sydney? Di algo, por favor...- rogó.

Tragué saliva y miré a mí alrededor. Luego centré mi mirada en sus hermosos ojos verdes.

-Si... Si, ¡Sí! ¡Si, si, si!

Rubén me sonrió con emoción, se puso de pie rápidamente y me envolvió en sus brazos, para besarme.

¿Quién iba pensar que en una locura como esa encontraría lo que más buscaba?

•La Búsqueda• {Rubén Doblas}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora