Capitulo #5

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(Sydney)

No teníamos ni idea si los demás se habían percatado de nuestro arresto. O si al menos habían notado nuestra ausencia. También nos preguntábamos si Mangel y los demás vendrían a salvarnos. O si la policía nos dejaría hacer una llamada. Nos habían quitado las pertenencias personales que cargábamos antes de meternos en la celda, lo que significaba que nuestros celulares estaban en su poder. Joder...

-Esto es un desastre- dije, sentándome junto a él.

-Debemos ser optimistas.

-Es imposible.

-Pero, Sydney...

-Renuncio- lo mire a los ojos- Esta no es mi búsqueda, Rubén, y no debí entrometerme desde un principio.

Rubius me miro detenidamente un momento, en completo silencio. Sus ojos me hipnotizaban y al mismo tiempo me ponían nerviosa.  Había algo en su mirada...
¿Qué hay de su voz? Era como una dulce melodía para mis oídos, como si fuera de las únicas cosas que me ayudarían a sanar las heridas.
Pero.... Yo no podía sentir nada por él, Rubén ya tenía a alguien... su corazón ya le pertenecía a alguien, además de que, Rubén estaba enamorado de ese alguien (de alguna manera). Y mi destino era la soledad.  

-¿Eso significa que no volveremos a vernos?

-Tenemos caminos diferentes, Doblas. Destinos diferentes...

Siguió observándome, sin decir nada. Albergaba una esperanza. La esperanza de que el me convenciera, de que me hiciera quedarme, con el... Pero aunque Rubén lo hiciera, desde el fondo de mi corazón yo sabía que no valía la pena.

Me levante y camine hacia las rejas. Necesitaba estar lejos de él, necesitaba un espacio muy personal para pensar. Pero siendo realista, no lograría alejarme mucho, porque ambos estábamos encerrados en un diminuto cuarto. Ambos estábamos atrapados.

-Sydney... si te quedas, yo... prometo enseñarte a jugar Minecraft- dijo a mis espaldas- Aunque Vegetta es más experto en eso, pero...  

Me quede en silencio y seguí con mi mirada en las rejas. Tenía tantas ganas de echarme a llorar, pero... ¿porque? ¿Por qué Rubén tenia este efecto en mí?

-Bueno, prometo enseñarte a jugar lo que quieras, pero solo quédate... No será lo mismo sin ti, enserio- soltó un suspiro- Aunque nos conozcamos desde hace poco, me caes muy bien Sydney.

Voltee a verlo, a los ojos. Se veía tan tierno, pero atractivo al mismo tiempo. ¿Cómo Rubén podía ser tan perfecto? ¡Demonios! Tenía tantos celos de esa pelirroja... Y mis tontos celos me cegaban y simplemente la odiaba. ¡Ya! Tenía que aceptarlo; esa chica tenía tanta suerte.
Suspire. ¿Qué más daba? Rubius poseía algo especial; algo que me hacía sentir viva, feliz, protegida... en casa.
Eran el tipo de cosas que había estado buscando por años y él las tenía todas. ¿Qué más daba si terminaba con el corazón roto? Necesitaba más de Rubén Doblas en mi vida y lo aprovecharía, todo el tiempo que estuviera destinado a durar. Algo que dice que no será mucho...  

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No sé exactamente cuánto tiempo llevamos aquí. Me estoy muriendo de hambre y puedo apostar que Rubius también. Mi estómago ruge. Creo que hasta los policías pueden escucharlo.
Siguen sin dejarnos hacer una llamada y mucho menos otórganos nuestra libertad.

-No me has contado mucho de ti, Sydney.

Mire a Rubén. ¿De mí? No hay mucho sobre mí, o al menos, no son muchas las cosas buenas que podría decir.  

-¿Cómo que quieres saber?- pregunte.

Me arrepentí al instante. No... no podía dejarlo escoger que cosa preguntar. ¿Y si se metía en un tema oscuro, algo que quiero ocultar? Sería terrible que me preguntara sobre mi familia... o amigos. O lo que fuera. Me daba cuenta: no había nada bueno sobre mí, yo no era una buena persona.

-No lo sé- dijo el- Lo que tú quieras contarme.

Solté un suspiro de alivio. Al menos podría elegir qué cosas revelar sobre mí, que cosas sacar a la luz...

-Em... me llamo Sydney Valley, tengo 20 años, me gusta mucho el color azul, también me gusta la comida, y... creo que es todo.

-¿Todo? ¿Eso no me dice nada?

-Espera un segundo, ¿Qué hay sobre ti?- fruncí el ceño- Debe haber más sobre tu historia con esa pelirroja, hay cosas que no entiendo.  No puedes solamente estarla buscando por ahí...

Al instante, Rubius se puso pálido. Bien, justo en el clavo. Había algo en esa historia que yo no sabía de la ex-novia. Algo que Rubius quiso esconder.
Rubius estaba bastante nervioso, lo que significaba que era algo extremandante malo, o grande, por decirlo de esa manera.

-Me has pillado- asintió- No he sido completamente honesto.

Lo mire con detenimiento. Necesitaba saber a qué se refería, mi curiosidad estaba despierta.
Además, quería saber la verdadera razón por la cual Rubius la buscaba. No solamente era por amor, allí había algo más escondido, algo que me olía bastante mal. Podía notarlo, por la expresión de él.

-¿Puedes explicarte? ¿Qué cosa has escondido?

-Bueno, es algo largo... mi ex-novia me dijo algo antes de irse para siempre.

Asentí, dándole a entender que podría proseguir con su historia.

-Me dijo que ese era el fin, que no volviera a hablarle, que con la buscara, que la olvidara y siguiera con mi vida.

-Y estas haciendo completamente lo opuesto- dije- Estamos haciendo completamente lo opuesto...

-Es que, necesito una razón... una explicación- dijo, parecía cansado- Debe de existir una explicación.

-¿Explicación?

Asintió, pareciendo un niño pequeño.

-Una explicación, saber porque termino conmigo y porque huyo- dijo el, con una mirada triste- No me creí la excusa de la universidad, estoy seguro que fue otra cosa.

-Entonces... ¿estás buscando a tu ex–novia, o solo quieres la explicación?

-Ambas.

-¿Y? ¿Qué harás cuando la encuentres?- le pregunte, sabiendo que no había esperanza para mí y mi patético corazón.

-Quiero arreglar las cosas con ella, volver a ser una pareja.

 Asentí con lentitud y mire al piso.  Vamos Sydney, no lloriquees, desde un principio sabía que Rubius... joder, ¿por qué duele tanto? ¿Y por qué estas cosas son impredecibles?
Me sentía horrible por ser una ilusa. No debo olvidar que vivo en la realidad, que los cuentos de hadas y finales felices no existen. Menos para mí.

-¿Y no has pensado en que cosas va a decirte? ¿En cuál sea la verdadera explicación?- le pregunte.

Su semblante se volvió más pálido, sus dedos comenzaron a temblar y su frente se llenó de sudor. Oh, Dios, eso significa que la razón por la cual la pelirroja lo dejo, no es algo bueno... Lo único que se necesitaba para saber eso, era las muecas de horror en el rostro de Rubius.
¿Pero... porque coños la pelirroja lo había dejado? Si no era la universidad... ¿Qué era? ¿Qué cosa paso, que ella tuvo que huir a la capital y cortar todo contacto con Rubius?
Me dio miedo. ¿Él no la habrá lastimado... o sí? Me negaba en pensar que Rubén había hecho algo... terrible.

-¡Rubius! ¡Sydney!

Ambos volteamos a la izquierda, y ahí estaba Willy y Mangel, del otro lado de las rejas, para rescatarnos.

-Mira, justo a tiempo- Rubén sonrió, parecía más calmado.

Él se acercó a las rejas corriendo, como si tuviera un gran apuro de alejarse de mí.
Fruncí el ceño y puse los ojos en blanco. Le sacaría toda la verdad a Rubén. Averiguaría todos los misterios que esta búsqueda albergaba, sin importar que. 

•La Búsqueda• {Rubén Doblas}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora