Capitulo #20

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(Sydney)

Mire nuestras manos entrelazadas. ¡Maldita sea! ¿Qué estoy haciendo? Obviamente, esta no es la manera correcta de olvidar a Rubén, pero... por otra parte, estar con Ryan me hacía sentir menos patética y más amada por alguien. De igual manera, me hacía sentir menos sola. Mierda, mis pensamientos son todo un lio. ¿Qué voy a hacer? Ojala existiera un botón que te dejara volver a vivir escenas de tu vida, para poder arreglar los errores.

Se comenzó a armar un gran alboroto. Mayor del que ya había. A lo lejos, note que unos bomberos empujaban una camilla con mucha rapidez y urgencia.

-¡Baje de la ambulancia, señorita!- me grito la paramédica que me atendió- La necesitamos para llevar a alguien de urgencia al hospital.

Ryan nos bajamos de la ambulancia de un salto sin titubear, para que los paramédicos hicieran su trabajo. Mientras subían la camilla a la ambulancia, observe al herido. Mi rostro se puso pálido, sentir un ardor en los ojos y un extraño sentimientos apoderarse de mí. ¡Era Rubén!

Subieron a Rubén a la ambulancia. Estaba inconsciente y su pecho subía y bajaba con lentitud.  Luego, Mangel subió, sin mirarme.

-¡Joder, yo lo conozco!- grite y me acerque a la paramédico, evitando que cerrara las puertas de la ambulancia- ¡Tengo que ir con el!

-Lo siento señorita, solo familiares.

-Pero, pero... Yo soy su... su...- mi mente estaba en blanco, necesitaba algo rápido- ¡Su esposa! ¡Soy su esposa!

La paramédica me vio con sospecha, alzando una ceja. Luego, volteo hacia el interior de la ambulancia, seguro para ver a Rubén. La dedique una mirada de súplica.

-Te ves demasiado joven, pero...- suspiro y se hizo a un lado, dejándome pasar- Listo, rápido.

Me senté junto a Mangel. El me sonrió de manera amistosa, como si se alegrara de que hubiera mentido por Rubén. Después, me dio un apretón en el hombro.

Observe a Rubén. En la cara tenia pequeños rasguños, como en los brazos. Su cabeza estaba rodeada por una venda improvisada. Quería llorar. No soportaba verlo así. No soportaba la idea de que estuviera herido, de que sufriera. Hubiera preferido mil veces de que esto me hubiera pasado a mí y no a él. No entiendo cómo, ni porque, pero quiero a Rubén. Lo quiero de una manera que nadie jamás podría entender. Lo quiero como jamás había querido a alguien en mi vida. Tanto como quería a mi madre. Y si lo pierdo a él también, no podre con el dolor. No soportaría la idea de jamás volver a ver su sonrisa, escuchar su voz, perderme en sus ojos...

Me recargue en el hombro de Mangel y comencé a soltar pequeñas lágrimas. Su camiseta estaba un poco empapada, pero no protestaba en lo más mínimo. Lo único que el mejor amigo de Mangel hacia, era darme pequeñas palmaditas en la espalda. Seguro él no tenía palabras. Yo tampoco, solo dolor.

-¡Joder, acelera!- grito la paramédica que venía en la parte trasera con nosotros.

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Y ahí estábamos los 5: esperando noticias de Rubén. Sentía los ojos rojos y un gran vacío. Sentía que mi mundo estaba a punto de derrumbarse. Que estaba a punto de perder algo crucial, algo que le daba sentido a todo lo que estaba viviendo en este momento. Iba a perder la razón de mis decisiones, la razón de varias de mis sonrisas, la razón de porque había decidido abrirle de nuevo mi corazón a las personas.

-¡Sydney!

Me puse de pie de la nada y corrí hacia mis amigas. Las 5 nos fundimos en un gran abrazo. Ellas lloraban, pero no más que yo. Al parecer, adentro de mi cuerpo aún existía líquido que derramar.

•La Búsqueda• {Rubén Doblas}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora